martes, 29 de julio de 2025
Campamento de Astra. Desfile de simpatizantes del nazismo, con su bandera como estandarte.

 

La contienda mundial tiene consecuencias directas para los habitantes y empresas comodorenses.

Entre diciembre de 1939 y mediados de 1941, la Compañía Ferrocarrilera de Petróleo despide a 35 obreros y técnicos calificados de origen alemán. El argumento oficial fue “reducción de personal”, pero los jefes locales informan verbalmente a los afectados que las órdenes de despido se deben a la guerra en Europa, por órdenes de la Embajada de Inglaterra en Buenos Aires.

Los alemanes son vistos con desconfianza en el campamento petrolero y en el pueblo, hay rumores de que se organizan militarmente en Bahía Solano y llama la atención su permanente apego a la preparación física y las caminatas en formación, siempre en perfecto orden.

También es recordada la versión del escondite, en Rocas Coloradas, para ocultar un faro y un aparato de radio clandestino, supuestamente para comunicarse con buques o submarinos.

En el pueblo, los alemanes se reúnen en el bar Zeppelin, en calle 9 de Julio, entre San Martín Rivadavia. Allí, todos hablan alemán y se invita a personas de confianza, para comentar la marcha de la guerra y brindar por el éxito de la causa.

Por otra parte, en el campamento de la compañía petrolera Astra, fundada en 1915, a partir de capitales argentinos a los que luego se suman alemanes, también hay reducción de personal. En el campamento hay un campo destinado al volovelismo, mientras que el primer planeador “fue un obsequio especial llegado de Alemania, de parte del mismo Hitler, en un contenedor portátil”.

Durante varias décadas, en la administración de Astra ha habido una fotografía que no deja dudas sobre el modo de pensar durante los años de la guerra: “Era una fotografía sobre un festejo patrio argentino, en la que era posible observar a los chicos de una escuela en formación, con dos abanderados: uno, con la bandera argentina. El otro, con la bandera nazi. Cuando pregunté qué significaba esto, me dijeron: ‘sin comentarios’. A la foto la vi con total claridad, no me lo contó nadie”.

 

Fragmento del libro “Crónicas de centenario”

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