La convivencia entre la ganadería ovina y la fauna silvestre suma un nuevo capítulo de tensión en la costa sur de Chubut. Carlos Sáenz, productor de la zona rural de Camarones, denunció que en plena temporada de esquila perdió varias ovejas -incluidas hembras a punto de parir- a causa de ataques de pumas, y apuntó contra la Fundación Rewilding Argentina, propietaria de miles de hectáreas linderas.
“En uno de los cuadros encontramos tres ovejas comidas por el puma, todas preñadas. Los corderos murieron dentro de la madre. Además, me faltan 20 animales más que no sé si están vivos o muertos”, relató Sáenz.
El productor aseguró que la situación no es aislada y que “desde Bariloche hacia el sur el puma está haciendo estragos”, afectando sobre todo a pequeños establecimientos con menos de 5.000 ovejas. “En cualquier momento podemos quebrar si esto sigue así”, advirtió.
Críticas a la fundación
Sáenz cuestionó el rol de la Fundación Rewilding Argentina, creada por el fallecido ambientalista estadounidense Douglas Tompkins, que en la zona adquirió más de 40.000 hectáreas, retiró alambrados y modificó la vegetación para restaurar ecosistemas. “No estamos en contra del ecologismo, pero si tienen tanto dinero, podrían colocar un alambrado especial en los límites con campos productivos para evitar que los pumas crucen”, reclamó.
El productor también puso en duda el verdadero compromiso ambiental de la organización, señalando antecedentes polémicos en el manejo de fauna y pidiendo conocer los términos de los convenios firmados con el Estado provincial. “Ellos tienen mucho poder, contactos en todos los niveles y presencia en los medios nacionales. Nosotros, en comparación, no somos nada”, lamentó.
Un problema que se expande
La proliferación del puma en la Patagonia se asocia a la facilidad con la que depreda sobre ovinos en lugar de guanacos, su presa natural. En la meseta, la situación preocupa hace años y ha sido señalada como uno de los factores que aceleraron la despoblación rural.
Para Sáenz, la solución pasa por una acción coordinada entre productores, Estado y las organizaciones conservacionistas. “Se puede convivir, pero hay que poner el cascabel al gato pronto”, concluyó.
Nota elaborada en base a declaraciones al programa Redacción 20 de LU20