Las dos provincias patagónicas cuentan con modelos diferenciados. Mientras que en tierras santacruceñas se explota oro y plata para exportación, en el distrito cabecera de Vaca Muerta se buscan insumos para abastecer a la industria hidrocarburífera.

Una de las regiones con mayor diversidad y riqueza minera del país ha sido históricamente la Patagonia. Sin embargo, enfrenta una paradoja: mientras las provincias del sur concentran proyectos clave de oro, plata, uranio, vanadio y cobre, las inversiones están condicionadas por la conflictividad social, la falta de infraestructura y marcos regulatorios restrictivos.
Es que la minería en la Patagonia no puede entenderse sin considerar la resistencia social. Desde la consulta popular de Esquel en 2003 hasta la derogación de la zonificación minera en Chubut en 2021, los movimientos ambientalistas condicionan el desarrollo de nuevos emprendimientos.
Pese a este contexto, Santa Cruz es la locomotora de la minería argentina, con el Macizo del Deseado como epicentro. En 2024, Santa Cruz aportó casi el 50% de las exportaciones mineras del país, con oro y plata como principales commodities. Sin embargo, los yacimientos muestran signos de maduración.
En el Macizo del Deseado operan las minas más importantes de oro y plata del país: Cerro Vanguardia (AngloGold Ashanti-Fomicruz), con más de 20 años en producción, mantiene un rol central en el aporte de divisas; Cerro Negro (Newmont): uno de los proyectos subterráneos más grandes de América Latina; San José (Hochschild–McEwen), Cerro Moro (Pan American Silver) y Don Nicolás (Cerrado Gold).
El complejo Manantial Espejo, de Pan American Silver, cerró definitivamente en 2024 tras pasar a cuidado y mantenimiento en 2023, marcando el fin de un productor emblemático y evidenciando la necesidad de reposición de reservas en la provincia.

Hoy, empresarios y sindicatos advierten que, sin nuevas inversiones, la producción de oro podría caer en los próximos 10 años. Por ese motivo, con 25 proyectos en diversas etapas de desarrollo, Santa Cruz busca no solo incrementar la producción, sino también industrializarla para agregar valor en origen.
Don Nicolás, por caso, prevé producir entre 55.000 y 60.000 onzas de oro equivalente este año, mientras que el proyecto de plata Virginia, de la australiana. Ampere Metals tiene derechos mineros sobre 68.000 hectáreas, con recursos indicados de 11,7 millones de onzas de plata y 7,9 millones de onzas inferidos.
Santa Cruz se ubica como destino estratégico para la minería, combinando un robusto plan de industrialización con la atracción de capital extranjero para consolidar su crecimiento económico.
Minería para el petróleo. Esa es la clave para Neuquén, provincia que se caracteriza por un perfil minero subordinado a los hidrocarburos. La cantera de áridos y calizas abastece a Vaca Muerta y las plantas cementeras, mientras que el yeso y la piedra laja completan el panorama.
En cuanto a metales, existen áreas de exploración en cobre y oro en la Cordillera del Viento, aunque sin grandes avances. El gobierno neuquino busca diversificar su matriz para no depender exclusivamente del shale, pero la minería aún no despega.
Como dato adicional puede sumarse que en Río Negro, a pesar de que la minería metalífera está paralizada, resurgió el debates por Calcatreu de Patagonia Gold, un yacimiento aurífero en la Meseta de Somuncurá (con reservas estimadas en 2,1 millones de onzas de oro y 12,6 millones de onzas de plata). Tras la Audiencia Pública, que contó con 269 oradores, ahora se perfila para conseguir el permiso final para iniciar la construcción de la mina, que ya comenzó por la instalación de lixiviación en pilas.
Chubut posee uno de los yacimientos de plata más grandes del mundo: el Proyecto Navidad (Pan American Silver), con reservas superiores a 600 millones de onzas. No obstante, la Ley 5001, que prohíbe la minería metalífera a cielo abierto y el uso de cianuro, bloquea cualquier intento de avance.
Mientras que en Chile o Perú la inversión en exploración supera el 10% del gasto total en minería, en Argentina apenas ronda el 2%. La consecuencia es visible: las minas actuales muestran señales de declino y no hay nuevos proyectos listos para reemplazarlas en el corto plazo.
A pesar de ello, la Patagonia reúne condiciones geológicas excepcionales: oro, plata, cobre, uranio y vanadio pero el futuro del sector dependerá de tres factores centrales: seguridad jurídica y marcos regulatorios estables; diálogo social que genere legitimidad en los territorios y nuevas inversiones en exploración y tecnología para reposicionar la región en la agenda global de minerales críticos.