martes, 9 de septiembre de 2025
Justiniano Allende Posse, primer presidente de Vialidad Nacional. Trazó un plan de 42.000 kilómetros de carretera.

El primer presidente de Vialidad fue el ingeniero Justiniano Allende Posse. Para financiar la construcción de la red caminera se aplicaba un sobreprecio de 5 centavos por cada litro de nafta. En 1933 los estudios de la red troncal confiados a la Dirección Nacional estaban terminados, trazándose un plan de 42.000 kilómetros de carreteras. En un artículo ágil y documentado, señala un autor que los ingresos fueron mayores que los previstos, alcanzando los totales, hasta 1943, a 777 millones de pesos. “La primera de las obras inauguradas por Vialidad Nacional fue el puente sobre el río Quinto, frente a Villa Mercedes, en San Luis, que había sido licitada y adjudicada a la empresa Dickman, Marsili y Tümmer y fue entregada al servicio a los seis meses de iniciados los trabajos respectivos, cuatro meses menos de los fijados en el respectivo contrato. En poco tiempo más comenzaron las realizaciones de mayor aliento y en 1936, a los cuatro años de sancionada la ley, se inauguraba el camino a Rosario; en 1937 el camino a Córdoba quedaba librado al tránsito. Los caminos pavimentados entre Buenos Aires, Rosario y Córdoba pertenecían a un tipo de cosas que hasta ese momento de verse terminadas parecían inalcanzables. Y lo mismo era aplicable al camino a Mendoza y a Mar del Plata, el puente carretero sobre el Riachuelo que reemplazó al viejo puente transbordador Presidente Avellaneda o al puente internacional sobre el río Uruguay. Al renovarse, en 1938, el directorio de Vialidad Nacional, con Salvador Oría como presidente, la extensión de la red nacional alcanzaba a 47.151 kilómetros; en 1943 había crecido a 65.194”. Diez años después, mientras la propaganda oficial aturdía al pueblo afirmando en todos los tonos que el presidente de la República cumplía con el país, la red vial se redujo en 2.738 kilómetros, con el agravante, agrega el autor aludido, que el precio de la nafta que en 1932 era de veinticinco centavos el litro, subió a $ 1.40 y el sobreprecio, que antes era de cinco centavos, subió hasta 63 o 55 centavos, según fuera el producto nacional o extranjero.

 

Fragmento del libro “Rastrilladas, huellas y caminos”, de Enrique M. Barba

Compartir.

Dejar un comentario