
No podía pasar inadvertido a los directivos de Parques Nacionales las inmejorables condiciones que la zona ofrecía para los deportes de montaña, especialmente el esquí, y la importancia que podía tener como medio para la atracción turística. Por otra parte, los deportes, como decía el Dr. Bustillo, “no sólo contribuyen a la economía nacional sino que son también verdaderas escuelas de carácter formativas de una moral sana que tanto necesita la juventud, cada día más perjudicada por el enrarecido y vicioso ambiente de las ciudades”. Consecuentes con estos principios fomentaron su organización.
En 1931 un pequeño grupo de aficionados a ese tipo de deportes había fundado el Club Andino Bariloche. Comenzaron con ascensiones a cumbres cercanas en los meses de verano; durante el invierno se dedicaban a aprender a esquiar en el cerro Otto y a realizar modestas competencias de esquí. Parques Nacionales realizó grandes inversiones en la organización de los deportes invernales. En 1937 fue contratado Hans Nöbel, prestigioso profesional suizo, para que organizara una escuela de esquí del más alto nivel y estudiara el lugar más conveniente donde establecer el centro de los deportes invernales. Designó para ello el cerro Catedral. Y al año siguiente, mientras Parques Nacionales construía el camino de acceso, los deportistas comenzaron a realizar sus prácticas en ese lugar. Después vendría el cable carril, señalización de las pistas, refugios…, o sea, toda la estructura básica tanto en la cumbre como en la base.
Durante los agitados años de la década del ’40 se iniciaron tímidamente las competencias internacionales y en 1958 un esquiador barilochense logró el récord absoluto en velocidad en un descenso desde Punta Princesa a la base del cerro en menos de tres minutos, marca aún no superada En 1973 la Federación Internacional de Esquí (FIS) reconoció las pistas del Catedral para la realización de competencias del más alto nivel mundial. En ningún momento se descuidó el mantenimiento y mejoramiento de los medios de elevación, que llegaron a ser de primer nivel técnico, con capacidad de acceso para 22.000 personas por hora; sumando a ello la cantidad y capacidad de las pistas y la más completa gama de servicios, convirtió al cerro Catedral en el mayor centro de esquí de Latinoamérica.
Fragmento del libro “La cruz en el lago”, de Clemente Dumrauf
