La médica pediatra Sofía Testino confirmó la detección de circulación de la bacteria Escherichia coli en la ciudad de Trelew, tras haberse registrado un caso de síndrome urémico hemolítico (SUH) en un niño de tres años que debió ser derivado a Comodoro Rivadavia por la falta temporal de una especialista nefróloga en la zona.
“Encontramos la bacteria a través de un coprocultivo, que es un estudio muy simple que se realiza ante cuadros de diarrea con sangre. Lo importante es identificar la cepa O157, que es la productora de la toxina que genera el síndrome urémico hemolítico”, explicó la doctora.
El caso encendió las alarmas sanitarias locales ante la proximidad del verano, ya que el SUH es una enfermedad estacional, con mayor incidencia entre octubre y marzo. “Es una enfermedad típicamente estival, porque la toxina se produce con mayor facilidad en esta época del año”, indicó Testino.
ARGENTINA, ENTRE LOS PAÍSES CON MAYOR INCIDENCIA
La profesional recordó que Argentina encabeza a nivel mundial los casos de síndrome urémico hemolítico. “El año pasado Chubut estuvo entre las provincias con mayor cantidad de diagnósticos, algo que no había ocurrido antes. Esperamos que este año no se repita”, advirtió.
Desde el sistema de salud provincial, los centros públicos y privados permanecen en alerta permanente: “Apenas aparece un caso, se notifica de inmediato a las autoridades sanitarias. Pero siempre decimos lo mismo: nosotros vemos la cola del problema. Para que un niño se enferme, tuvo que consumir la bacteria, y eso nos lleva a mirar más arriba en la cadena: los alimentos, el agua, los controles, los puntos de venta”.
Testino insistió en que la prevención no puede recaer solo en las familias: “No es justo culpar a los padres. Muchos son sumamente cuidadosos, pero si compran carne o verduras en lugares no habilitados o sin control sanitario, el riesgo sigue siendo altísimo”.
La médica señaló que en Trelew y alrededores existen puntos de venta no habilitados de alimentos, y que no se realizan de forma permanente los análisis del agua de riego con la que se cultivan frutas y verduras.
“El año pasado comprobé que no se hacían los controles de manera constante. Espero que después de lo que pasó se haya presupuestado para que este año se hagan los análisis como corresponde”, dijo.
Además, Testino apuntó a la necesidad de un trabajo intersectorial que involucre al Estado, los municipios, las áreas de bromatología y los productores. “Esto no es solo un problema del Ministerio de Salud. Hay que controlar el agua de los canales, los puntos de venta, los frigoríficos habilitados y las piletas públicas y domiciliarias”, afirmó.
PILETAS, CANALES Y RIESGOS ESTIVALES
La médica advirtió que muchos niños se bañan en canales de riego, lo que representa un riesgo si el agua está contaminada. “El problema no es meterse al canal, sino no saber si el agua es apta. Salud Pública tiene que informar sobre la calidad del agua, porque también se utiliza para regar los alimentos que consumimos”, subrayó.
Asimismo, recomendó mantener el clorado de las piletas familiares y limpiar periódicamente las pelopinchos con lavandina.
CUIDADOS Y CONSECUENCIAS
El contagio puede prevenirse lavando bien las frutas y verduras, cocinando completamente las carnes, separando los utensilios para alimentos crudos y cocidos, y evitando la carne picada en menores de edad.
Las consecuencias, sin embargo, pueden ser graves. “En algunos casos se presenta solo una diarrea con sangre y el niño se recupera completamente. Pero en otros puede causar convulsiones, compromiso neurológico, insuficiencia renal o incluso la muerte”, alertó la pediatra.
“Los chicos que atraviesan un síndrome urémico hemolítico severo pueden necesitar diálisis y quedar con secuelas renales de por vida. Por eso insistimos tanto en la prevención”, concluyó.

