El Concejo Deliberante de Rawson, conformado por diez ediles —de los cuales el oficialismo cuenta con seis, más el apoyo incondicional de Germán Gusella y Laura Tonso de “Despertar Rawsense”, y la tímida oposición del camporista Federico González—, ha avalado cualquier tipo de ordenanza, incluso algunas manifiestamente ilegales. Entre ellas, la aprobación de aumentos desproporcionados de impuestos y el incremento de tarifas en los servicios públicos, mientras guardan silencio en temas muy delicados, como los fondos del Programa Lotear.
La complacencia de los ediles —ya sea por lealtad, en el caso de los oficialistas, o tal vez por conveniencia o incapacidad, en los opositores— ha llegado a su máxima expresión al mantener un llamativo silencio frente a un caso tan sensible como el de los más de cien cuerpos exhumados de manera poco clara en el cementerio municipal.

Los señores concejales, con un simple pedido de informes de acuerdo con el artículo 72, inciso F, de la Carta Orgánica Municipal, podrían disipar todas las dudas y aportar certezas oficiales sobre tan desagradable asunto.
Bastaría con que el cuerpo legislativo solicitara al Ejecutivo municipal un informe detallado sobre la cantidad de exhumaciones realizadas en los últimos cinco años (o el período que consideren pertinente), con nombres, copias de las notificaciones fehacientes —que son obligatorias—, y el listado de las personas inhumadas en reemplazo de los nichos o tumbas vaciadas.
De esa manera se terminaría la discusión y se esclarecería un episodio que preocupa profundamente a los deudos y a toda la comunidad de Rawson.
Los concejales son los representantes genuinos del pueblo de Rawson. Se deben a su comunidad y es su obligación defenderla, más allá de los intereses partidarios y de la rosca política.


