viernes, 26 de diciembre de 2025

Los Aonikenk/tehuelches, o “patagones” propiamente dicho, ocupaban a mediados del siglo XIX el espacio comprendido entre el río Chubut y el Estrecho de Magallanes. Si bien éste era el ámbito propio de su territorialidad, solían trasladarse hasta el río Negro, para frecuentar el Fuerte de El Carmen de Patagones, con el que mantuvieron contacto desde el momento mismo de su fundación hacia fines del siglo XVIII. De acuerdo con Casamiquela este grupo étnico, al que denomina tehuelches meridionales (TM), reconocía a su vez dos subgrupos: los boreales (TMB) y los australes (TMA), según tuviesen su hábitat principal al norte o al sur del río Santa Cruz.

Teófilo Schmid, el primero de los misioneros anglicanos que se establecieron en 1858 en la margen sur de dicho río, menciona entre los principales caciques a Cailé, Watchy, As-caik y su hijo Gemóki. Para 1863 este último aparece mencionado como jefe de los tehuelches del sur del río Santa Cruz, mientras que Wa-il, cuñado del cacique Wissale, era el jefe para las cacerías. Hacia la década de 1860 emergió nítidamente la figura de Casimiro, aunque un tanto controvertida. Mientras que para el historiador Raúl Entraigas, su tribu era la más numerosa, ya que contaba entre cuatrocientos y seiscientos individuos y arreaba un millar de caballos, para el misionero Schmid, Casimiro sólo poseía cierto ascendiente sobre los patagones, pero no era reconocido como cacique, aunque le gustaba pasar por tal. En lo que todos parecen coincidir es en su inteligencia y su astucia política, que lo habían elevado desde su condición de esclavo durante su niñez hasta ocupar una posición expectante entre su gente, o Casimiro manejaba el arte de la diplomacia, para lo cual poseía algunas cualidades coadyuvantes, como su manejo fluido del español y modales que denotaban su roce con los europeos. Su misión, según le explicara con meridiana claridad al misionero Barnard, era la de oficiar como “mediador entre los nativos y los cristianos”. En 1846 o 1847, acompañó como lenguaraz a Santos Centurión, al que los tehuelches habían ungido como jefe, en su viaje a Santiago de Chile. Centurión murió durante el viaje, pero Casimiro fue bien recibido por el presidente Bulnes, obteniendo las raciones, la paga y el cargo de capitán del Ejército chileno, beneficios que como veremos después cambiaría por otras designaciones y asignaciones de la misma índole, pero de mayor relevancia, otorgadas por el Gobierno argentino. Los beneficios obtenidos le dieron cierta prosperidad y contribuyeron a acrecentar su prestigio y ascendiente, pero más tarde, al sumirse en el vicio alcohólico, estos comenzarían a declinar. En 1869 Musters lo encontraría con escasa o ninguna autoridad e inmerso en la pobreza, aunque disfrutando todavía de cierta fama ultraterritorial.

Durante su viaje entre la Isla Pavón (río Santa Cruz) y Carmen de Patagones, Musters tuvo la oportunidad de tratar con varios jefes tehuelches. Según el marino inglés, los más importantes de la partida a la que se sumó eran el cacique Orkeke y su hermano Tankelow, que poseía el número de caballos más considerable; ambos eran tehuelches meridionales, del norte del Santa Cruz (TMB, en la nomenclatura de Casamiquela). Además menciona a los australes (TMA) Crime, Cuastro, Cayuque y Waki, y entre estos al empobrecido Casimiro, “cuyo gobierno -no obstante era todavía una posibilidad”. Posibilidad que se materializaría poco tiempo después, durante el trascurso de ese mismo viaje, merced a las numerosas vinculaciones familiares que este cacique poseía tanto con jefes tehuelches como pampas. Al parecer, sus extendidas vinculaciones matrimoniales, ya que se había casado seis veces, lo relacionaban -incluso con los poderosos caciques pehuenches Reuquecurá y Calfulcurá. La existencia de lazos entre caciques de distintos grupos étnicos da cuenta de la extensión de las relaciones de parentesco entre los principales jefes del ámbito pampeano-patagónico.

Seguramente por una cuestión geográfica los tehuelches del sur del río Santa Cruz, como los mencionados, prácticamente no aparecen entre los visitantes de la Colonia, excepto por Casimiro y su hijo Sam Slick. En cambio, los boreales ubicados al norte de dicho río, sí se cuentan entre los que primero y más asiduo contacto con la Colonia tuvieron, como el ya mencionado Orkeke, cuyo centro gravitacional pareció girar en torno a Puerto Deseado; Gálatch, cuyo principal campamento se encontraba en los alrededores de los lagos Fontana y Buenos Aires; y el misterioso cacique “Francisco”, protagonista del primer encuentro con los galeses.

Fragmento de libro “Chupat-Camwy Patagonia”, de Marcelo Gavirati.

 

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