
Terminada la campaña del desierto, se presentó a fin de siglo la amenaza de una guerra con Chile, lo cual obligó a la Argentina a revisar en profundidad el problema militar. En 1897 aparece el hombre que tendría a su cargo la renovación del Ejército: el coronel Pablo Ricchieri, nombrado presidente de la comisión encargada de la compra de armamento para la institución.
Su gestión fue realmente importante, ya que la capacidad de negociación que demostró produjo enormes beneficios para el país.
En 1895 se dictó la ley 3318 de organización del Ejército de la República, antecedente casi inmediato de la ley 4301 de servicio militar obligatorio, preparada y proyectada por Ricchieri y aprobada por el Congreso Nacional en 1901.
Esta ley transformó al viejo y venerable Ejército en una fuerza moderna, eficiente, capaz de cumplir con las exigencias de la defensa nacional y dotada de un moderno armamento que la puso a la cabeza de los ejércitos de América.
Fragmento del libro “La época de Roca”, de Félix Luna
