Ubicada al sudoeste de la península Valdés, en el departamento Biedma, a 42° 34′ de latitud Sur y a 64° 18′ de longitud Oeste, su nombre fue tomado de las notas de Robert Fitz Roy, que indicaba al lugar como fondeadero entre los cerros Pirámide y Olazábal.
La referencia apuntada habría dado origen al nombre en plural -Pirámides-, pero una investigación del historiador Clemente Dumrauf lo descarta, aduciendo que “la correcta denominación, fundada en la documentación auténtica y original, es Puerto Pirámide, porque así lo llamó quien le impuso el nombre, el comodoro Martín Rivadavia en el viaje de instrucción efectuado con la Escuela Naval Militar en la corbeta La Argentina, en agosto de 1890. He aquí sus palabras asentadas en el diario de navegación: ‘El nombre del puerto lo tomo de un cerro muy original que afecta la forma de una pirámide y se encuentra al terminar la pequeña península que lo limita por el NW’ [Noroeste]”.
A fines del siglo XIX, se instalan Alejandro Ferro, Ernesto Piaggio, Miguel Iriarte, Antonio Muano, los hermanos Peirano, Fracaso, Emilio Aldar, y otros.
Así fue surgiendo este pequeño caserío asentado en un reparado vallecito que había sido ocupado por aborígenes. Mientras los pioneros se dedicaban a la tradicional crianza de lanares, y agregaban la comercialización de la sal de las grandes salinas centrales, surge la sociedad de Ferro y Piaggio en 1898 y la construcción un año después del ferrocarril de trocha angosta, entre las salinas y puerto Pirámide hasta 1916. Ver Ferrocarril.
El primitivo asentamiento estuvo sobre el lado sur del valle, y la firma ferro-salinera se instaló del lado norte, y ambos poblados quedaron divididos por medio kilómetro.
La explotación de las salinas y la construcción del ferro-carril con punto terminal en puerto Pirámide, trajeron aparejado el asentamiento de pobladores que dieron ori-gen a talleres, proveeduría, casas de la administración, comisaría, juzgado de paz, correo, etc, conformando el comienzo de la actual localidad, a la cual se la considera fundada el mismo día en que se aprobaron los planos del trazado del ferrocarril.
De acuerdo con el Censo Nacional de 1933, había 140 argentinos y 60 extranjeros.
Actualmente, se encuentra administrada por una Comisión de Fomento, y el mayor ingreso de sus pobladores es la importante llegada de turistas para presenciar los avistajes de ballenas francas, actividad encarada por diversas empresas que disponen tanto de pequeñas lanchas con fondos transparentes como catamaranes.