jueves, 19 de junio de 2025

En la provincia del Chubut, las obras de irrigación se llevaron a cabo únicamente en el valle inferior del rio homónimo unos años después que los inmigrantes galeses arribaran a la zona (1865). Ha quedado en la memoria de los valletanos la anécdota del matrimonio Roberts, que un domingo, en vista de que el río no subía lo suficiente como para desbordar y regar naturalmente sus tierras, abrieron un simple surco, habilitando el ingreso de las aguas. A partir de entonces se encaró la construcción de canales particulares con mucha necesidad pero poco conocimiento de diseño y previsión. Por ello, cuando el río creció, en 1868/9, desbordó sobre el valle, y al año siguiente, el nivel del río fue tan bajo que no alcanzó la altura de los canales y nuevamente se perdieron las cosechas.

Estas decepciones y el evidente arraigo hicieron que se contratara al ingeniero Eduardo J. Williams. En 1871 se organizó la construcción de canales de envergadura, empezando con el Canal del Valle Superior Margen Norte. Así surgió el canal No 1 en la margen Norte, con 3,5 m de profundidad, 3 m de ancho en su lecho, y entre 1 y 1,5 m de inclinación en sus costados, mientras que la pendiente de 30 cm por km lineal posibilitaba una descarga media de 3,5 m³/seg. La obra en total se extendió por 45 km.

El tercer canal se construyó en el borde norte, por ser el menos productivo.

En 1886, se agregó a las tareas técnicas el ingeniero Llwyd Ap Iwan.

Para esos años, existían dos canales principales: uno paralelo a la margen sur y otro en el lado norte, que se bifurcaba cerca de Gaiman, donde partía un nuevo canal hacía Rawson, mientras que el canal principal cruzaba Gaiman desembocando en el río.

Hay comentarios épicos de estos tiempos. Según William Hughes “(…) No se trabajaba solamente de día, sino muy a menudo de noche también. Se juntaban las matas sacadas durante el día para quemarlas de noche y se veía el resplandor de las fogatas en todas direcciones durante toda la noche”.

Mucho debieron agacharse para hacer zanjas, desmalezar, sembrar, cosechar… para llorar en la adversidad. Pero luego les llegó el salto económico y cultural. Y sobreponiéndose al apelativo de galenso pan y manteca, definición de austeridad, la actual riqueza del valle inferior del río Chubut es producto de sus obras; y la actual riqueza cultural, concentrada en Gaiman, es el orgullo de los chubutenses. Según el gobernador Tello, hasta 1893 habían construido tres grandes canales “(…) uno a la margen derecha del río y dos a la izquierda, midiendo el primero 80 km de largo, y los dos restantes de 35 a 40 km cada uno, con la hondura media de 1 m x 5 m de ancho (…) Como es natural, son muchas las derivaciones y los puentes pasan de 200”.

La Revista Argentina Austral, de julio de 1933 complementa: “La zona de producción agrícola se extiende de Rawson a Cañadón Salado, de donde arranca el canal de riego, cuyas aguas benefician unas 45.000 hectáreas de tierra apta para todo cultivo, pero de las cuales tan sólo se hallan cultivadas más o menos la mitad”.

El cooperativismo galés administró estos canales por espacio de casi medio siglo. En 1945, el gobierno decide nacionalizarlos, provocando una conmoción en el valle, hasta que la Suprema Corte de Justicia indemnizó a todos sus propietarios, pasando las obras a propiedad de Agua y Energía.

En 1949, se inician las obras del dique Florentino Ameghino, obra inaugurada en 1963, cerrando definitivamente el capítulo de las inundaciones y sequías.

 

Fragmento del libro “Consultor Patagónico”, de Luis Colombatto

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