
Luego de recuperar su ascendiente entre los colonos, Lewis Jones realizó arduas gestiones como agente de la Colonia ante las autoridades en Buenos Aires, tratando de dinamizar los trámites oficiales con permanentes solicitudes y reclamos, para procurar el envío de suministros para sus compatriotas. También se ocupó en conseguir la renovación para el próximo año de la mensualidad que recibían del Gobierno, ya que de otro modo no podrían mantenerse hasta la cosecha que se esperaba recién para principios de 1868.
Por otro lado, como resultado de las tratativas efectuadas en Buenos Aires por el cacique Francisco y su comitiva, en enero de 1868 arribaría al Chubut la nave Ocean con las raciones para “los indios amigos de la Colonia del Chupat”, compuestas por: “100 camisas, 100 bombachas, 100 ponchos, 100 chiripás de lana, 100 pares de botas, 50 recados completos incluyendo lomillos, caronas, cabezadas, cinchones, estriberas, riendas, frenos, estribos, espolines con correa, cinchas, jergas, cojinillos; 4 rollos de tabaco, 4 resmas de papel de fumar, 2 barriles de vino y de aguardiente, 5 tercios de yerba, 3 barriles de azúcar, 7 bolsas de fariña, 50 bolsas de galleta”.
Al notificar al Gobierno la recepción de los suministros, Rhydderch Huws y Richard Jones Berwyn (presidente y secretario del Consejo), hicieron notar que:
“Las valiosas donaciones enviadas para los indios están bajo nuestra custodia hasta que venga el cacique Chiquichan y su tribu a buscarlas, pero que los tres nativos que regresaron de Buenos Aires se cansaron de tanto esperar por sus compañeros y, para ir en su busca, escaparon con nueve de nuestros caballos”.
En el mismo barco también habían llegado las provisiones para los colonos: 30 caballos, raciones de alimentos del Gobierno para seis meses y 50 bolsas de semillas de trigo. Poco tiempo después se remitieron a la Colonia a bordo del lautje Berg unos doscientos vacunos. Ínterin, la pequeña goleta Denby había transportado para ser comercializadas en Patagones las plumas y los quillangos provenientes de los intercambios efectuados, zarpando de regreso con parte de las raciones enviadas por el Gobierno, pero la frágil nave nunca llegaría a la Colonia.
Tradicionalmente se ha sostenido que luego de retornar al valle en agosto de 1867 los colonos habían sembrado sin demasiada convicción ni expectativas de alcanzar el éxito, sólo un último intento como para cumplir con el compromiso asumido ante Rawson, ya que la idea era quedarse allí sólo nueve meses para luego abandonar la Patagonia e irse a Santa Fe. En dichas circunstancias se habría producido el casual descubrimiento de los colonos Rachel y Aaron Jenkins de que, al haber sembrado en tierras más bajas y haber crecido el río suficientemente, podrían abrir una pequeña zanja y por declive regar el sembradío. Esta recreación de los hechos en realidad recoge la posición de los partidarios de abandonar el valle en 1867 por su mala calidad, entre los que se contaba el cronista Abraham Matthews. Sin embargo -como ya vimos varias fuentes daban cuenta de que las primeras prácticas del riego mediante canales ya habían tenido lugar en la temporada anterior, por lo que como sostiene Fabio González esas positivas experiencias deben haber sido tenidas en cuenta por los colonos cuando en julio de 1867 tomaron la decisión de regresar al valle para realizar un nuevo intento. Por lo que cabe pensar que varios de ellos tendrían cierta confianza de poder obtener una buena cosecha. Entre estos últimos estaba Richard Jones Berwyn, uno de los principales partidarios de permanecer en la Patagonia, él nos pinta un panorama diferente al ofrecido por Matthews:
“Después de celebrar la Elección y la Fiesta del Desembarco de 1867 en Puerto Madryn, todos se mudaron de vuelta al valle con prisa para empezar a trabajar con vistas a la temporada que teníamos por delante. (…) Casi la única cosa que habíamos obtenido en los dos años que habíamos pasado en la región era: la convicción de que por medio del riego podíamos levantar cosechas. El riego de unos dos acres hecho por Aaron Jenkins el año anterior había abierto los ojos de todos para ver que muchas partes del valle eran más bajas que las orillas del río”.
Gracias a dicho aprendizaje los colonos pudieron obtener -¡al fin!- una óptima cosecha: “Acabamos de cosechar gran cantidad de muy buen trigo”, escribía alborozado John Jones padre a Gales. El 20 de enero de 1868 Rhydderch Huws, presidente del Consejo, le avisaba a Lewis Jones que varios colonos habían cosechado “… parcelas de buen trigo, mejor y más parejo que nada producido anteriormente, y nos han enseñado cuál es la tierra que conviene trabajar y la forma de regarla a fin de asegurar la producción. Lo malo es que este año se sembró poco”. (L. Jones 1993:75)
Con los resultados a la mano, el representante en Buenos Aires transmitió la novedad al Gobierno nacional, ante lo cual Rawson decidió extender la ayuda oficial por otro año más.
Fragmento del libro “Chupat-Camwy, Patagonia”, de Marcelo Gavirati