domingo, 15 de junio de 2025
23 de diciembre de 1882. El comisario Finoquetto se dirige al prefecto de Rawson solicitando suspendan el envío de fusileros.

El conflicto no podía durar. La cuerda se rompe por el lado más débil y en este caso, la Colonia se encontraba en inferioridad de condiciones. Nada podía hacer este pequeño grupo ante un gobierno constituido. Si sus ansias de libertad hubieran solicitado protección a otra potencia, en este caso Inglaterra, su destino hubiera sido el mismo: la dependencia.

La decisión final fue la de solicitar al gobierno les diera una administración nacional y los medios adecuados para hacerla cumplir. Creían que, con ese paso dado hacia adelante, ganarían protección y aprecio gubernamental.

Ahora, los fundadores de la Colonia, dicen no haber pensado en una independencia política sino en una provincia galesa dentro de la Argentina con un senado galés. Y como la Constitución da el derecho de peticionar, agregaba D. J. Jones, que había que solicitar para los galeses la dirección de los caminos, educación, comercio, orden público y el derecho de expulsar a los extraños díscolos. En estas ideas de lograr el poder comunal, iba la de obtener un puerto libre a fin de poder introducir maquinaria sin gravámenes.

La situación tal como se venía presentando en el orden administrativo, no ofrecía a los hombres de la Colonia ningún panorama alentador. Lewis Jones, siempre inquieto por asegurar la independencia local, buscó la forma de hallar una salida donde tuvieran cabida las libertades galesas dentro de la Constitución. Conocía el sentido y alcances de la municipalidad argentina. Sabía que era un derecho provincial, donde el gobierno nacional no tenía ninguna autoridad. Pero como el territorio por ellos ocupado no constituía provincia, correspondía por lo tanto al gobierno federal encargarse de su atención y administración.

Lewis Jones buscó la forma de encuadrar la situación galesa dentro de los dictados de la Constitución en lo referente a la ley de Provincias. Se solicitó al gobierno en repetidas ocasiones para que el Congreso diera una ley especial en la que considerara al Chubut como una provincia en formación. Si se hubiera llegado a ello, Rawson, Gaiman y los demás centros urbanos a constituirse, se hubieran administrado según sus propios estatutos y el gobernador hubiera recaído en uno de ellos. Pero esa ley especial no se dio, ni se iba a dar por múltiples razones. Estas aspiraciones terminarían con la ley que reglamentaba los territorios.

Con la llegada del comisario Juan Finoquetto, la Colonia sintió desde el primer momento las libertades comunales cercenadas. El encarcelamiento de uno de los vecinos fue la causa que dio lugar al intercambio de notas en las cuales se exponían las razones y derechos que asistían a ambas partes.

Ante la carta de protesta dirigida al comisario Finoquetto por el presidente del Consejo, Lewis Jones, con fecha 3 de noviembre de 1881, donde defiende los derechos comunales, le responde aquél el 12 del mismo mes, devolviéndole la nota para que nuevamente fuera redactada en forma correcta. Le aclara al mismo tiempo que el gobierno todavía no ha considerado ni reconocido la formación de ninguna autoridad en la Colonia, por lo tanto, todo el poder comunal recaía en él, su máximo representante en el Chubut.

Ante esta nota, Lewis Jones le recordó en otra con fecha 18 de ese mes, que lo expuesto por él donde dice que “en esta colonia no hay autoridades locales”, contradecía la existencia de la Colonia. Desde su fundación ésta había intercambiado notas con las autoridades nacionales. Le recordó, asimismo, las instrucciones recibidas por el comisario Oneto al hacerse cargo de que debía respetar y mantener las autoridades existentes. Le recordó igualmente la Ley de Inmigración y Colonia del 6 de octubre de 1876, la cual reconocía plenamente la categoría municipal a las cincuenta primeras familias llegadas al valle y la ley del territorio del Chaco de 1872, que se aplicó en Patagones el 11 de octubre de 1878, en ella se fijaban los poderes y alcances de los Consejo Municipales y Jueces de Paz. Tras otras consideraciones, terminaba Lewis Jones diciendo que esperaba se res-petara el gobierno municipal.

Este enfrentamiento llegó a conocimiento del gobierno y el ministro del Interior, B. de Irigoyen, se propuso aplicar la Ley del Chaco en todas aquellas agrupaciones de cincuenta familias para que pudieran elegir juez de paz y concejo municipal con cinco miembros, pero previamente se debían abolir las comisarías de colonias. Se debía, asimismo, hacer un empadronamiento general para conocer quiénes tenían derecho al voto.

El comisario Finoquetto intentó por medio de sus ayudantes llevar a cabo este empadronamiento pero como fueron resistidos, o los datos obtenidos no respondían a la realidad, el comisario citó a Lewis Jones para que explicara este proceder. Se le consideraba como principal opositor a esta medida. A las preguntas dirigidas por Finoquetto sobre la omisión de datos estadísticos, contestóle con la habilidad política de hombre acostumbrado a estas lides. Según él, para la reunión de datos estadísticos en una población dispersa y de diverso idioma, se necesitaba la cooperación local y consideraba que una omisión “sería la protesta más efectiva”.

Firmada su nota, se le comunicó que estaba detenido por uno o dos días, hasta tanto se tomara declaración a otros. Se les acusaba de “desafiar a las autoridades”.

Fragmento del libro “La colonización galesa en el valle del Chubut”, de Bernabé Martínez Ruiz

 

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