El compromiso, el amor y el trabajo silencioso del voluntariado hacen posible, a través de la solidaridad, el crecimiento de la comunidad. Cáritas incrementó un 156% lo recaudado en la última Colecta Anual y, gracias a ello, muchas familias podrán afrontar de otra manera las adversidades del día a día.
Cáritas de la Prelatura de Esquel anunció en las últimas horas que en la Colecta Anual, realizada los días 7 y 8 de junio bajo el lema “Sigamos organizando la esperanza”, se recaudó un total de $8.728.513, lo que representa un incremento del 156% respecto al año anterior, cuando se habían reunido $3.406.070.
Esta cifra refleja el profundo compromiso solidario de las comunidades de la región, que incluso en un contexto desafiante, se hacen presentes para tender la mano a quienes más lo necesitan.
Desde Cáritas agradecieron especialmente a cada persona, familia, institución y comercio que se sumó con su aporte, así como a las comunidades parroquiales que multiplicaron sus esfuerzos para llevar adelante esta misión.
Sonia Correa, es la representante de Cáritas en Esquel, junto a un equipo de personas comprometidas siempre con el prójimo. En diálogo con La Voz de Chubut, destacó que “la Colecta Anual es una herramienta fundamental, pero sobre todo es un gesto profundamente comunitario; es la gente la que pone en común, y Cáritas la que, con compromiso y responsabilidad, distribuye esos recursos hacia donde más se necesitan”.

“Valoramos y celebramos el compromiso incansable de nuestras voluntarias y voluntarios, verdaderos protagonistas de esta acción solidaria. Su presencia cotidiana en los barrios, capillas y comunidades es la expresión concreta de una esperanza que se organiza y se transforma en ayuda real”
En esta línea, agregó que “gracias a la Colecta se pueden acompañar muchas realidades concretas: asistencia con alimentos, mejora de viviendas, apoyo a espacios educativos con merienda para niños y niñas, talleres de economía social y solidaria, acompañamiento en barrios populares y presencia en situaciones de emergencia”.
“Es importante decir que, aunque no siempre es medible en dinero, el trabajo que hacemos nos permite muchas veces incidir en políticas públicas, visibilizar realidades locales, y generar vínculos con otras organizaciones para construir respuestas más integrales. Y algo que me llena de alegría es que la Colecta también visibiliza el trabajo que se hace en todo el país. Una comunidad del norte puede conocer lo que hacemos en la Patagonia y sentirse inspirada… y viceversa. Cáritas es una red, es comunidad viva”

Gracias a esta colaboración sostenida, Cáritas en la Prelatura de Esquel continúa desarrollando durante todo el año acciones vinculadas a acompañamiento educativo de niñas, niños y jóvenes, ayuda directa (Alimentos, leña, medicamentos), apoyo a emprendimientos familiares y comunitarios, promoción de la primera infancia, atención de situaciones de emergencia social o climática, proyectos de integración barrial y acceso a derechos básicos.
La Prelatura de Esquel abarca los departamentos de Futaleufú, Cushamen, Tehuelches, Languiñeo y Río Pico, en la provincia del Chubut. Es un territorio amplio, diverso y muchas veces desafiante por las distancias, que incluye ciudades, pueblos, comunidades rurales, parajes y zonas de difícil acceso.
Cáritas está presente en Esquel, Trevelin, Tecka, Gobernador Costa, José de San Martín, Río Pico, Corcovado, Paso de Indios, Cholila, El Maitén con todos sus parajes, Paso del Sapo con sus parajes, Lago Puelo, El Hoyo, Epuyén, Lago Rosario, Los Cipreses, entre otras comunidades. En cada una, hay personas voluntarias comprometidas que animan esta misión con creatividad, esfuerzo y entrega silenciosa.

“Cuando se realiza asistencia desde el equipo prelaticio —como alimentos, materiales o acompañamientos—, se organiza cuidadosamente la logística para que esa ayuda llegue verdaderamente a cada rincón. Hacemos compras centralizadas, cuidando cada centavo, con una mirada justa y fraterna, para que lo poco que tenemos rinda y se multiplique. El compromiso es estar cerca, no solo desde los templos, sino allí donde late la vida, donde aparece la necesidad… y donde también se puede sembrar vínculos, dignidad y esperanza”
El camino de Sonia Correa en Cáritas, comenzó, según relata, “por culpa” de su hijo Daniel: “Cuando iniciamos juntos la catequesis familiar, me acerqué a la Parroquia Sagrada Familia para acompañarlo… y terminé quedándome. Empecé colaborando con Catequesis, hasta que un día me invitaron a hacer pan en Cáritas para las familias de los barrios. Todavía estamos buscando a esa persona que me invitó… ¡porque desde entonces no me fui más!”, asegura entre risas.
“Recuerdo que nos reuníamos a las cuatro de la mañana, y para las siete el pan ya estaba listo para entregar. En ese gesto simple, tan cargado de amor y comunidad, empecé a enamorarme de esta misión: ayudar a quien lo necesita, estar cerca de quienes no la están pasando bien. En aquel tiempo, aún pertenecíamos a la diócesis de Comodoro Rivadavia. Con la creación de la Prelatura de Esquel, nos fuimos organizando como nuevo territorio, y junto a la querida hermana Dolores Maya dimos los primeros pasos del equipo prelaticio. Ahí comenzó una etapa distinta: la de coordinar, capacitar, gestionar… pero sin dejar nunca de estar donde la vida duele”
“El trabajo del voluntariado muchas veces es silencioso, oculto entre el dolor de las realidades que acompañamos”, subraya, agregando que “no siempre se ve, pero siempre transforma. Ser voluntario es donar lo más valioso que uno tiene; el tiempo. Y cuando ese tiempo se convierte en presencia amorosa, en compromiso con el otro, se transforma en esperanza concreta”.
En esta colecta, se recaudó un total de $8.728.513, lo que representa un incremento del 156% respecto al año anterior, cuando se habían reunido $3.406.070. Sobre esto, Sonia se mostró emocionada por el accionar de la comunidad: “En medio de tantas dificultades, la solidaridad crece. Eso habla de una comunidad que no es indiferente, que se sigue conmoviendo, que se pone en el lugar del otro. Gente que, con lo poco que tiene, elige compartir. Eso no es menor; es fe en movimiento. Creo que este aumento se debe, en parte, a la confianza; la gente sabe que lo que entrega llega. Ve el trabajo cotidiano de Cáritas, muchas veces silencioso, muchas veces invisible, pero siempre sostenido con amor y compromiso”.

“También hay algo hermoso que sucede; la solidaridad une. Nos recuerda que el otro es un hermano. Nos enseña que nadie se salva solo. Y en eso, cada colecta, cada acción es una oportunidad para mirar más allá de uno mismo y construir algo juntos”
La entrevistada aprovechó la ocasión para para dar gracias “a quienes nos precedieron, a los que nos enseñaron el camino del servicio y la entrega silenciosa. Hoy seguimos caminando gracias a esa semilla que otros sembraron con fe, ternura y coraje. Y también quiero nombrar al equipazo que hoy anima la misión desde la Prelatura: Jessica, Maru, Fernanda (x2), Exequiel, Ezequiel, Oriana, Mabel, “Pichu”, Maira, Martina, Jonatan, Karla, Facu, Mónica… y tantos otros colaboradores que desde su lugar construyen cada día”.
Por último, aseguró que llena de esperanza tener una fuerte presencia de jóvenes, que con sus dones aportan al presente y al futuro de Cáritas. “Se destaca la alegría y el compromiso de este equipo, que pone el corazón en lo que hace. Y eso… se nota. Porque cuando se sirve con alegría, la esperanza no solo se organiza; se contagia”, concluyó.