miércoles, 10 de diciembre de 2025

Chubut atraviesa un momento decisivo en su economía petrolera. La caída de las exportaciones, la desinversión creciente en la Cuenca del Golfo San Jorge y la convocatoria a una marcha para el próximo lunes en Comodoro Rivadavia conforman un cuadro que expone las tensiones de una actividad que empieza a mostrar señales claras de agotamiento. La provincia, históricamente dependiente del petróleo, observa cómo varios indicadores se deterioran simultáneamente, y el clima social comienza a reflejar esa preocupación.

En los primeros diez meses del año, las exportaciones de crudo Escalante desde Chubut sumaron 601,8 millones de dólares, un 11,4% menos que en igual período del año pasado. El desplome de octubre fue particularmente significativo: se exportaron apenas 85,1 millones, una caída del 19,9% respecto de los 106,3 millones registrados un año antes. Es un retroceso que contrasta con el comportamiento de otras cuencas, donde el panorama no es brillante pero sí más estable, y con Vaca Muerta, que aun desacelerándose logró cerrar un leve crecimiento anual. Para Chubut, en cambio, el mercado externo se achica y la provincia pierde dinamismo en un contexto donde cada dólar de exportación cuenta.

A esta caída se le suma un proceso de desinversión que se siente con fuerza en Comodoro Rivadavia, el corazón operativo de la cuenca madura más importante del país. Las operadoras redujeron actividad, bajaron equipos y recortaron servicios, y la retracción ya se traduce en menos empleo, empresas de servicios paralizadas y un clima de incertidumbre generalizado. Dirigentes gremiales y autoridades locales estiman que la actividad está entre un 15% y un 20% por debajo de la del año pasado, un nivel que golpea no solo a los trabajadores petroleros sino a toda la economía de la ciudad: comercios, transportistas, proveedores y pymes sienten la caída del movimiento diario que genera el petróleo. La salida progresiva de YPF de áreas maduras agravó la situación, porque esos campos sostenían miles de puestos de trabajo y daban estabilidad a una industria que hoy aparece fragmentada y sin un plan claro de recuperación.

En este contexto, el malestar social empezó a crecer. Gremios petroleros, camioneros y organizaciones vinculadas a la cadena de servicios convocaron a una marcha para el próximo lunes en Comodoro Rivadavia. La movilización apunta directamente a las operadoras, a las que acusan de incumplir compromisos de inversión y de dejar a la cuenca en un proceso de vaciamiento silencioso. La preocupación es concreta: hay temor de nuevos despidos, empresas que no saben si podrán sostener plantilla, y familias que dependen exclusivamente del petróleo para subsistir. La consigna que circula entre los trabajadores resume el clima del sector: “Sin inversión no hay empleo, y sin empleo no hay paz social”.

El escenario que enfrenta Chubut combina indicadores económicos que retroceden, inversiones que no llegan y un humor social cada vez más cargado. La provincia observa cómo Vaca Muerta sigue captando atención y recursos mientras la Cuenca del Golfo San Jorge pierde terreno, pese a haber sido durante décadas la columna vertebral energética del país. La marcha del lunes será una expresión visible de esa tensión: un reclamo colectivo para que no se abandone a una región que todavía sostiene miles de puestos de trabajo y gran parte de la economía provincial.

Chubut no atraviesa un problema coyuntural. Lo que se observa es el impacto acumulado de decisiones empresariales, reconfiguraciones de mercado y un modelo petrolero que necesita inversiones urgentes para no profundizar su deterioro. La movilización en Comodoro será, en ese sentido, un mensaje hacia las operadoras y hacia el país: la cuenca que durante más de un siglo sostuvo la producción nacional hoy exige respuestas antes de que la crisis se vuelva irreversible.

 

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