En el entorno del exmandatario aseguran que la movida de LLA en un distrito que consideraba blindado por su vínculo personal con el Presidente libertario los tomó por sorpresa pese a las señales y advertencias previas. El cálculo político de Bullrich tras el estupor inicial.
Mauricio Macri no asumió formalmente su cargo en el PRO y ya tiene severos problemas que asoman en el corto plazo, pero podrían constituirse en el fin de la hegemonía de su partido en la Ciudad de Buenos Aires. Karina Milei asumió el liderazgo en el distrito para constituir La Libertad Avanza y amenaza con disputar el gobierno porteño en 2027, cuando el actual Presidente vaya por la reelección.
Macri no imaginó jamás un escenario de estas características. Hubo quien lo alertó cuando la hermanísima secretaria general del Gobierno desplazó a Ramiro Marra de la presidencia del bloque en la Legislatura porteña. Fue una estocada para el propio Marra, quien aceptó mansamente quedarse afuera de la gestión nacional, a cambio de manejar la política porteña para el oficialismo. Pero tampoco lo sorprendió. Siempre supo que la palabra de Javier Milei no siempre era la última y que ‘El Jefe’ era Karina.
Esa interna dentro de LLA sorprendió al expresidente, que siempre creyó que su buen vínculo con Milei blindaba a la Ciudad de Buenos Aires para el PRO. Hasta que vio a la hermana del Presidente con ilustres desconocidos (salvo el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, que es de La Rioja) en un acto de afiliación, en el que nadie habló ni cantó consigna alguna, solo se sacaron fotos y selfies, como si no tuvieran nada para decir pero sí para mostrar.
Cuando vio esa escena, entonces, supo que estaba en problemas.
El futuro del PRO y su convivencia con LLA en CABA
¿Qué pasará ahora? Nadie lo tiene demasiado claro en el macrismo. Ni Mauricio ni Jorge Macri, el jefe de Gobierno, que tiene la responsabilidad de llevar la gestión a buen puerto y reelegir, como fue la tradición del PRO en la Ciudad. Fue el candidato del expresidente y contó con poco o nulo respaldo de las huestes de Horacio Rodríguez Larreta.
Hoy mira este conflicto desde lejos, de viaje por la India, pero es probable que lo disfrute porque la apuesta de su viejo socio en la fundación del PRO fue ganadora, pero fallida.
Distinta es la situación de Patricia Bullrich, que pensaba irse del PRO hasta que alguien la convenció de que era imprescindible dar la pelea desde adentro y poner al partido y a sus decenas de cuadros profesionales a disposición del Gobierno.
Sobreviviente de incontables mutaciones, Bullrich no tardó en entender que esa jugada era la correcta y con poco esfuerzo logró imponer al diputado Damián Arabia como vicepresidente 1º del PRO, inmediatamente por debajo de Macri, que no tenía originariamente ninguna intención de compartir cartel con el bullrichismo.
La prioridad de Macri era hacerse cargo del partido, y quienes negociaron en su nombre, Humberto Schiavoni y Fernando De Andreis, supeditaron la mayoría de los reclamos a ese objetivo. “Nos quedamos con el manejo de la Asamblea (partidaria), que es la que tiene que aprobar las alianzas”, se tranquilizan. Aunque nadie puede anticipar hasta dónde puede llegar la capacidad de daño de la ministra de Seguridad cuando hace política.
De todos modos, confían en que la distancia entre el PRO -que gobierna el distrito desde 2007- y el partido que está intentando fundar Karina Milei es sideral. No solo en cantidad de afiliados, que el PRO restringió para poder controlarlo, sino en capacidad de manejar un territorio complejo.
Apuntaron que en CABA siempre se votó contra los oficialismos nacionales, salvo cuando gobernaba Macri. Y que el mileísmo no puede ser más que una minoría intensa en la Ciudad, imposible de alcanzar un estatus de fuerza mayoritaria a partir de la representatividad del espectro porteño. “Es más fácil que crezca la Coalición Cívica a llevar al electorado porteño a darle la mayoría a Karina”, se confían
En el bullrichismo se posicionan en las antípodas de esta línea de pensamiento. Para ellos, el mileísmo ya tiene rasgos de movimiento de características aluvionales (como fue el peronismo), y “el PRO tiene que aprovechar esa potencia” para mantenerse vivo y representar a sus electores.
Macri, mientras tanto, tiene previsto mantenerse callado. Quizás hasta principios de mayo cuando, si todo lo administrativo avanza bien, ya estaría en condiciones de reposicionar al partido desde su liderazgo. Pero tampoco es seguro que lo haga por una simple razón, comentan en el macrismo: “Cuando uno habla, tiene que saber qué decir, y hoy nadie lo tiene demasiado claro”.
Fuente: El Cronista