lunes, 4 de noviembre de 2024

Como aporte al aniversario 138° de la ciudad de Trelew, La Voz de Chubut seleccionó algunas notas ya publicadas referidas a hechos de la ciudad.

 

Trelew de mis recuerdos

Por Esteban Zagrieto para Argentina Austral

Rumbo al sur

Seis meses en la boca. Tedio, al fin embarqué hacia Chubut. El 20 de abril de 1899 me despedí de aquel barrio espiritualmente genovés. Fue en el transporte “1° de Mayo”, diminuto pero valiente gaucho del mar (ahora duermes, descansas, tu vida fue larga y útil).

Al alba del 25 de abril entrábamos a Golfo Nuevo. En un extremo Punta Ninfas, en el otro Punta Delgada. Sobre cubierta, tres pasajeros, los tres italianos: dos mayores, el otro un niño. Los primeros iban a trabajar; eran Ademaro Ferrero y Vicente Massa, el último, a lo que el destino quisiera hacer con él.

Conservaba en sus pupilas la magnífica visión de las tierras francas e italianas del Mediterráneo, en que embebíase su alma. También traía para aquí su caudal emotivo. Soñaba con campos verdes, montes, arroyos, manantiales. Mucho espacio y soledad.

Primero, Madryn

Pocas casas alrededor del muelle, viejo. Así era Puerto Madryn. Las de don Juan Acosta, casas pequeñas de zinc. El negocio y el hotel, de don Pedro Derbes, de material; un poco más retiradas, la subprefectura y la casa del subprefecto, capitán Eugenio Leraux. Más allá todavía, hacia donde está la población actual, las casitas de madera del ferrocarril central del Chubut, destinadas a empleados y obreros. Todavía más lejos, sobre la vía, la pequeña estación.

Servicio ferroviario

Alrededor de las 20 -todos decíamos las 8- llegó a Madryn el tren procedente de Trelew. En su comando el siempre inquieto e inolvidable Don Juan Howell Jones. Salimos a las 21 para llegar a Trelew a las 24.

En aquel entonces, el tren solía ir a Madryn cuando se les avisaba por teléfono que estaba entrando un barco. En Trelew se preparaba el convoy y allá iba, a las pitadas. Tiempos arcádicos que no es posible borrar de la memoria.

En Trelew

Era pequeña la estación de Trelew. El andén, sin techar, las ampliaciones llegaron después. ¿Y qué era Trelew? Un puñado, un puñadito de casas que casi podían contarse con los dedos de una mano.

Sobre la avenida Fontana, pocas casas sobre la mano izquierda, viniendo de la estación. Sobre la derecha, menos aún. Pero al fondo, antes de llegar a la antigua zanja, la casa de piedra, hace poco destruida, y sobre la esquina de Fontana y San Martín, la casa de ladrillos que ocupó la Mercantil del Chubut.

Allá, en distancia, la Capilla Metodista y la casa de Mr. Berry, hoy “Aguada de don Pepe”. Por donde está ahora la casa amarilla, la herrería de don Bob Jones, cuya vivienda se levantaba al otro lado de la zanja, después del tajamar, que para cruzarlo exigía mucho equilibrio.

Cerca de la antigua zanja, la lechería de Josiah Williams, de adobes, (oh, las pacientes vacas! Todas las tardes las veían llegar, lentas, indiferentes, la mansedumbre reflejada en los ojos. Iban al corral para que las ordeñasen).

El lugar de pastoreo se hallaba ahí cerca, en las puertas mismas de Trelew.

Por otros lados, vacíos, vacíos. Pero aún así, sin luz, sin agua corriente, sin calzadas, ni aceras, ni cercos. ¡Qué lindo era Trelew! Era un lugar idílico, de paz honesta, de tranquilidad y de trabajo.

Llega el presidente

En abril de 1899 se llenó de ecos jubilosos el Valle. Es que llegaba el presidente Roca, el primer gran estadista que puso sus pies en la Patagonia. Vino a Trelew en el tren, en nuestro trencito carreta, como le decíamos. De aquí fue a Rawson, luego recorrió el Valle en un coche. Pernoctó en un humilde hotel y regresó a Madryn para seguir a Buenos Aires.

Nos prometió más transportes y pronto comenzaron a menudear sus visitas con el “1° de mayo”, el “Santa Cruz” y el “Ushuaia”. Prometió el telégrafo y al año siguiente llegó. Y siguió tirándose la línea hasta Cabo Vírgenes.

Prometió fuerzas militares, en octubre llegaron los materiales y en junio de 1900 llegó un batallón del 6 de línea, comandado por el teniente coronel Federico J. Ceballos que tenía por segundo al mayor Jaureguiberri.

Con su clara inteligencia vio que el problema en la Patagonia era la falta de población y, sin pérdida de tiempo, dispuso que el comercio fuese libre al sur del paralelo 42, llevándose a los empleados del resguardo aduanero. Y la gente comenzó a llegar y a quedarse.

¡Roca: la Patagonia no debiera cansarse en cantarle loas y en levantarte monumentos, como lo han hecho aquí¡

¡A la escuela!

A los pocos días de llegar, precisamente el primero de mayo, me mandaron -sin mayores contemplaciones- a la escuela. Era la número 5. Estaba instalada en un modesto edificio de dos piezas ubicado en 25 de mayo y Belgrano. Ahí donde está el hotel Elicegón. El aula era de 5×5. La otra pieza era secretaría y depósito.

Don Eduardo Thames Alderete era director, el maestro don Roberto O. Jones, danés del Jardín de la República, el primero, orgulloso en serlo. Quizás tuviera algún otro motivo: cierta vez, encontrándome en Tucumán, di con una calle Thames. ¿Descendería de él? Sea lo que fuere, desde aquí le rindo el tributo de mi respeto y cariño.

Otro, tanto digo en memoria de Jones. Sé que sus restos fallaron sepulcro en el valle el 16 de octubre.

Servicios públicos

Trelew lejos sin agua y sin luz…

El agua la íbamos a buscar a la zanja o la traíamos del río. (¡Muchacho!.. te conozco. ¿Cuántas veces te he visto guiando un caballito atado a dos varas que partían del eje de dos ruedas sobre las cuales colocabas el barril aguatero? Lo cargabas en el “Hendres” y regresabas alegre y contento. No te importaba el trabajo porque dentro de ti rumoreaba un sentimiento y susurraba un ideal).

La luz, lámparas a kerosene, velas o el candil criollo. Después, ¡qué gran progreso!, las lámparas Miller.

En 1907 se inició el alumbrado público. Galo Lobato fue el encargado de encender y apagar las farolas. El primer farol a carburo fue colocado en Fontana y 25 de Mayo, iniciativa del Intendente Joseph Jones. Medio pueblo asistió al acontecimiento.

El servicio de agua se estableció a iniciativa del Intendente Don Francisco Pecoraro en 1906. Se comprometió a fondo para conseguirlo. Fue un gran progreso. Una calle lleva por eso su nombre. Otro debería llevar la de Baldomero de Carrasco, también era muy progresista.

Un motivo de reunión

No era cuestión de buscar motivos de diversión refinada, pero en verdad nos divertíamos. Era a nuestra manera y a tono con el ambiente. Teníamos nuestros motivos de reunión. Uno de estos era la llegada de la correspondencia, de tarde en tarde, muy de tarde en tarde. Cuando hacía escala un barco en Madryn, nuestro estafetero, Don Williams Pugh, se ponía en movimiento. Ya en su poder las cartas, comenzaban a clasificarlas y la población se reunía ahí cerca, casi rodeándole. Era en la esquina de Fontana e Italia, donde está la casa Bianchi. El viejo Pugh, terminada su tarea, comenzaba a llamar a los interesados. Uno por uno se acercaba a retirar los suyos. ¡Qué alegría para los que recibían cartas, diarios, paquetes! Y qué mohínos quedaban los demás.

Pero aún con la más o menos velada tristeza de unos, aquellos nos reuníamos, nos reunía a todos. Aun los chicos nos tomábamos la libertad de mezclarnos con los mayores, aún de meter basa en sus conversaciones. Sobre todo aquel pequeño inmigrante que ya conocía a muchos. Tarea facilitada por el trabajo que cumplía en un hotel.

Collar de sucesos

El Banco de la Nación Argentina se instaló después de la segunda inundación. Antes se hallaba en Rawson. El primer gerente fue el señor Hawar, cuya firma la constituía una serie de patotes verticales. Contadora era el señor Ovidio Pellerano. Y tesorero un señor Meza.

¡Se salvaron de una buena! Vale la pena recordarlo, allá a principios de este siglo llegó una banda de asaltantes norteamericanos. Eran tres o cuatro hombres y una mujer. Esta era bonita y elegante. Los bandoleros se instalaron en el hotel Argentino de José Berreta. Yo les servía, en un reservado.

Trabaron relaciones con el señor Howard, descendiente de norteamericanos. Se intercambiaron visitas y obsequios. Los asaltantes preparaban el terreno. De pronto se fueron, sin dar su golpe. ¿Será por qué todo lo tenían a la mano? ¿Escrúpulos?… Vaya uno a saberlo. El atraco lo dieron en Río Gallegos. Lo repitieron en Tecka; más tarde en San Luis.

A principios de 1905, quedamos tristes. Se nos fue el médico: doctor Antonio Billinghurst. ¡Si lo recordaré! ¡Qué buen médico! Le debo la vida. Un 22 de febrero de 1903 iba a ser el último día de mi vida. El doctor Billinghurst junto al farmacéutico Méndez y al sargento ayudante Alfredo U. de Pino me salvó. Antes habíamos tenido al Dr. Canaveri, también al Dr. Abini. En Gaiman estuvo el Dr. Mussacchio, albanés. Después se radicó el Dr. Martinengo, italiano, que más tarde se trasladó a Puerto Madryn cuando llegó a Trelew el Dr. Luna,

Hacia la Anónima

 

Corría el año 1906, dejé mi trabajo en el hotel y me emplacé a una casa de consignaciones. Al año siguiente me designaron a Puerto Madryn. Ahí estaba instalada la casa Braun y Blanchard. La firma era de Punta Arenas y la sucursal iba a ser dirigida por Don Roberto Gómez. Recuerdo que un empleado se llamaba Jorge Washington Jones. Me enteré que esa firma se instalaría en Trelew. Me arriesgué a detenerlo en la calle a Don Roberto Gómez y le solicité un empleo. Y él, con esa bonhomía que lo distinguió siempre, me dijo que tomaba nota del pedido.

El 1 de noviembre de 1907 se abrió la sucursal en Trelew y yo estaba admitido con un sueldo de pesos 120 mensuales. Para colmo de bienandanzas, mi pupitre daba frente a una ventana sobre la calle por donde transitaba ella.

Eran como mitos

La fama precedía a aquella firma como a la “José Méndez”. ¿Quién no oía hablar de ellas a lo largo de la Costa Sur? ¿Quiénes no hablaban de Don Mauricio y de Don José? ¿Quiénes no decían que eran fabulosos hombres de mar, de negocios, de empresa?

Don José Méndez y Don Mauricio Braun eran como mitos.

Yo escuchaba de pequeño vuestras leyendas. Las entendí luego, ya grande. ¿Qué no había hecho vosotros en bien de la Patagonia? La sacaste del erial que era para llevarla a su grandeza actual. Hiciste conocer el valor de sus campos y tras de vosotros llegaron los demás. Abriste la Patagonia para que todos entraran en su seno próvido. ¡Oh, caras memorias!

La nueva casa

Dije que Braun y Blanchard abrió su casa en Trelew el 1° de noviembre de 1907. Pocos meses después se formó la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia. Nuestro primer gerente había sido el señor Ernesto Knoff. Pero allá, en 1909, llegó Don Esteban Ferrari y nombró gerente a Eran John Robert, que acababa de dejar la gerencia en Comodoro Rivadavia de la compañía mercantil del Chubut. Como jefe de ventas fue designado el señor Antonio Martínez Fernández, que procedía de “la José Menéndez”, de Río Gallegos.

Martínez había llegado a Puerto Madryn en el “Presidente Roca” en julio de 1909, desembarcando pocas horas antes de que aquel se incendiara. Fui, hasta su muerte, su gran amigo. En esa casa realicé mi carrera, la Anónima. Fue el hogar predilecto de muchos. Pero no voy a referirme a las cosas nuevas que todos conocen. Si he querido desgranar algunos recuerdos fue para evocar los tiempos más lejanos. Los modernos están en la mente de todos.

 

 

Trelew, 1937: “La futura gran ciudad del SUD”

Centro de Trelew, década de 1930

El semanario “El Pueblo”, en su edición del 12 de febrero de 1937, en su primera plana y bajo el título de “TRELEW, la futura gran ciudad del SUD”, manifiesta que entrevistaron en Buenos Aires al General Nicolás C. Accame antes de su partida a Bahía Blanca para hacerse cargo de la Sexta División del Ejército de reciente creación. En dicha ocasión el General Accame expresó entre otras cosas que “hace años acaricie al idea de realizar una gran obra en la Patagonia. La recorrí entonces con el grado de Capitán y mi admiración era cada vez mayor a medida que avanzaba por aquellas regiones desiertas, donde la vista descubría a cada paso las posibilidades de una gran riqueza. Tierra que entonces ofrecía el peligro de la vida misma, tanto era su estado de incivilización, traía a la mente aquellas palabras de Darwin que con muy poca razón decía que en ella podía ubicarse al infierno. Aquellas ideas que me formara siendo capitán sobre el porvenir grandioso que esperaba a la Patagonia han adquirido, con la constante profundización de los problemas, el estado de madures justamente cuando se me ofrece la magnífica oportunidad de realizar la magna obra desde el Comando de la Sexta División del Ejército”.

Más adelante, después de recalcar la influencia que Bahía Blanca ejercía sobre la Patagonia agregó: “Pero la influencia de la ciudad de Bahía Blanca resulta insuficiente. Es preciso crear una ciudad que pueda proporcionar beneficios más inmediatos a todas zonas desiertas, la gran ciudad de Patagonia, Trelew tiene las características y una ubicación ideal”.

Aquí es precisamente donde se pone de manifiesto la imaginación profética y la fe que el señor Ivo Vicenzi, director de “El Pueblo”, tenía en nuestro pueblo, no vacilando en asignar a Trelew el título que idea al artículo, por entender con justa razón, que era al pueblo que reunía las condiciones más favorables para la creación de una gran ciudad en la Patagonia.

Con los años, su vaticinio se vio ampliamente realizado y para alcanzar su categoría de gran ciudad, Trelew tuvo aún el mérito de no haber contado para ello con la instalación de la división de ejército que se proyectaba instalar en la Patagonia y que finalmente se instaló en Comodoro Rivadavia.

Texto de Mattew Henry Jones

 

Cooperativa Eléctrica de Trelew, un ejemplo

Aunque fundada a fines de la década del 50, la Cooperativa Eléctrica y de Consumo y Vivienda Limitada de Trelew se ha formado en símbolo del crecimiento de una ciudad a cuyo progreso está indisolublemente ligada.

La Cooperativa, así denominada por todos los trelewenses, fue fundada el 16 de enero de 1957 y después de ser brevemente dirigida por una Comisión provisoria, tuvo por primer presidente al exgobernador de la provincia Atilio Oscar Viglione.

Su historia, por lo demás, está asociada a la de la trasformación de Trelew de una ciudad agropecuaria en centro industrial.

En 1957, cuando la prestataria del servicio de energía eléctrica era la empresa San Martin, un grupo de vecinos emprendió la creación de la Cooperativa. Ese grupo estaba integrado por figuras vinculadas a la actividad social, empresarial y política que constituyeron una Comisión Provisoria compuesta por Secundino Álvarez, Luis Soos, Antonio Cavero, Diógenes Varela Díaz, Miguel A. Segura, Narciso Gómez Silvert, Penry Price y Felicitas Alsúa.

La Cooperativa obtuvo su Personería Jurídica mediante el decreto 378 del gobierno provincial, que entro en vigencia el 13 de junio de aquel año, casi simultáneamente con la elección del primer Concejo de Administración.

Las primeras autoridades fueron presidente Atilio Oscar Viglione, vicepresidente, Herminio González: secretario, Delfor Omar Garzonio: tesorero, Secundino Álvarez, vocales, Juan José Chachero, Narciso Monaji, Roque Callejas, Miguel Ángel Segura, Eladio Zamarreño y Francisco Pérez Aguirre.

Como síndico titular fue electo Ricardo B. Elicagaray y como síndico suplente la designación cayo en el doctor Jorge José Galina, quien un año después fuera el primer gobernador constitucional del Chubut.

A su vez, la Municipalidad de Trelew designo como su representante en el Concejo Directivo a Alfredo Villarreal.

El servicio

El 10 de agosto de 1959 resulta una fecha de profunda significación histórica para la Cooperativa; es que ese día comenzó a prestar el servicio de suministro de energía eléctrica, hasta allí en manos de la empresa privada San Martin, a la que se adquirió el edificio y la sala de máquinas, equipada con cuatro grupos electrógenos Diesel-Oil: un Crosley, un Skoda y dos Ruston.

A partir de allí, es fácil descubrir la relación entre la cooperativa y el progreso trelewense. Es que, se sabe, el consumo de energía eléctrica es el termómetro más fiel para medir el desarrollo de una ciudad.

Es así que en junio de 1960 se incorpora un grupo Fiat de 535 kilowats; en mayo del año siguiente un equipo similar y en diciembre de ese año un Fiat de 1184 kilowats.

Por fin, en lo que resulta el salto de mayor importancia en la cuantificación de la prestación, el 4 de noviembre de 1968 se realiza la interconexión con el Dique Florentino Ameghino; apenas un año después de la construcción del nuevo edificio de la sede administrativa en su actual emplazamiento.

El primer recambio en el Consejo Directivo se produjo en 1961, cuando el doctor Viglione fue reemplazado en la presidencia por Alfredo Villarreal.

Acompañaron a Villarreal, como vicepresidente Calixto González, secretario, Delfor Omar Garzonio; prosecretario, Florencio Albano; tesorero, Luis De Bernardi; protesorero, Arturo Polacco; vocales, Diego Martínez, José Tartaglione, Salvador Magrans, Pedro Pérez, Roque Callejas, Victoriano Paleo, Domingo Vecchio y Alberto Mizraji; representante municipal, Adolfo Mojerón; sindico titular, Ricardo Elicagaray, sindico suplente, Enrique Manuel Riba y asesores letrados Emilio Lanzani y Juan Carlos Guerra.

Al culminar el mandato de Villarroel en 1969 asume la presidencia Omar Delfor Garzonio quien continúa en el cargo acompañado ahora por el vicepresidente Rodolfo Rubio; secretario, Oberdan Minicucci; prosecretario, Roberto Genovesio; tesorero, Victoriano Paleo; protesorero, Osvaldo Areta; vocales titulares, Darwin Williams, Carlos Raúl Garzonio, Carlos Alberto Sosa y Raul Patricio Rappoport; suplentes vocales, Luis Rijavec, Hugo Scandrolio, Rodolfo Petenello, sindico titular,  Enrique Manuel Riba, sindico suplente, Jorge Cignetti y representante

Expansión

Sabido es que el desarrollo industrial de una ciudad se mide, básicamente, por la evolución en el consumo de energía eléctrica, por lo que resulta útil cotejar algunas cifras.

En 1959, la Cooperativa facturó una venta de 2.767.239 kw, mientras que en el último ejercicio se facturaron 97.216.771 kw.

Estos datos de venta de energía muestran también algunas cifras llamativas, la venta cayo en el periodo 1976-77 en relación al anterior y en el 81-82, con relación también al inmediato anterior, aunque en este caso el descenso fue mucho más brusco.

Por otro lado, es útil resaltar que en 1959, la entidad contaba con 1790 socios y 2750 usuarios, mientras el periodo 1984-85 existían 20.139 socios y 17.928 usuarios.

En cuanto a la evolución del activo fijo, la Cooperativa contaba con su primer ejercicio, desde 1957 a 1958, con 3.694.680 pesos moneda nacional, mientras que en el último registro, es decir el de 1984-85, alcanzo 2.477.931,76 australes.

Naturalmente que un análisis de estas cifras y la evolución que implican pertenece al mundo de la alta economía, pero, más allá del envilecimiento constante del signo monetario, resulta evidente la constante evolución de la entidad.

Solamente en el rubro especifico de la energía, son de reciente instalación dos subestaciones trasformadoras, una ubicada en la rotonda donde confluyen la avenida Yrigoyen y las rutas 3,25 y 7 y otra en la intersección de la calle Italia con las rutas 3 y 25.

Al mismo tiempo, está a punto de entrar en funcionamiento la subestación N°3 en la rotonda ubicada en el camino al antiguo aeropuerto.

Contando con redes distribuidoras de baja, media y alta tensión, también se instalaron en las vías públicas 4.000 lámparas a vapor de mercurio y sodio y 1.500 lámparas incandescentes.

Otros servicios

Pero la historia del crecimiento cooperativo no se agota en el suministro de electricidad ya que el 1° de junio de 1977 se inauguró un moderno salón de ventas de artículos electrodomésticos y en 1979, con la inauguración del primer Supercoop, se inició la instalación de una cadena de supermercados que incluyo en marzo de 1983 la inauguración del centro del barrio Progreso.

De esta forma, ocupando apenas tres décadas del siglo de vida de Trelew, la Cooperativa Eléctrica se convirtió en uno de sus principales símbolos de pujanza.

El parque industrial, un motor para el desarrollo de Trelew

Impulsado por una iniciativa del exministro de Economía del Chubut, Dr. Pablo María Leclercq, quien sostenía la conveniencia de ofrecer a la industria para facilitar su radicación un lugar de instalación que le brindara la concentración de los servicios. El día 14 de abril de 1971, mediante el decreto número 705, el gobierno provincial de facto ejercido por el Contralamirante Jorge Alfredo Costa, siendo ministro de Economía el señor Carlos Stroppiana, crea el Parque Industrial Trelew.

Pablo María Leclercq

Por las leyes números 772 y 775, se procede a la expropiación, con tal fin, de dos fracciones de tierra, una de 210 hectáreas y otra de 45 hectáreas, situadas en el ejido urbano de la ciudad y próximos a la intersección de las rutas nacionales 3 y 25. El parque se inicia así con una superficie total de 305 hectáreas, de las cuales se encuentran todavía disponibles unas 20, previendo el gobierno actual incorporar en una primera etapa unas 30 hectáreas más.

Los tres primeros establecimientos industriales que registran sus solicitudes de terrenos para construir sus fábricas son, en este orden, las firmas A.J. Tendlarz S.A. (noviembre de 1969), Brígida Belvici de De Falco, hoy Supersil, en diciembre 1 de 1969, y Textil Punilla SA, el 11 de diciembre de ese mismo año.

La Infraestructura

La realización de los trabajos tendientes a dotar al PIT de su infraestructura fue encomendada a la empresa estatal provincial CORFO-Chubut.

El parque, igual que la ciudad, se abastece de agua del río Chubut, previo tratamiento en planta de potabilización contigua a la toma ubicada en Ruta Nacional 3. Una red colectora de líquidos residuales rodea el macizo central en el sector norte y un ramal con dos derivaciones en el sector sur reúne y transporta los efluentes industriales a una planta de tratamiento lo que, posteriormente, los vuelca en lugares preparados con ese objetivo.

La red de distribución de energía eléctrica fue realizada sobre la base de diferentes consumos, determinándose de esta forma dos secciones. Sección norte, en ese sector la línea de alta tensión es de 13,2 kilovatios, con doble terna de conductores que distribuye energía a dos subestaciones a nivel de rebaja de 100 kilovatios. 100 Kva  y tres subestaciones aéreas de rebaje de 30 Kva cada una.

Sección sur, la línea de alta tensión de 13,2 kilovoltios es de simple terna de conductores. Presenta a su vez una red de baja tensión para el alumbrado público y una subestación aérea de rebaja de 30 Kva para la alimentación de la línea de baja tensión. El suministro de energía asegura la potencia instalada en todos los sectores del parque, sin ningún tipo de limitación industrial.

El gas deriva del gasoducto de 6 pulgadas de diámetro con reducción de presión de 70 kg/ cm2,  de 15 kg/cm2. Un ramal de 3 pulgadas de diámetro inició el abastecimiento del consumo de 250 m3/hora, sustituyéndose posteriormente por la cañería actual de 6 pulgadas que asegura una provisión horaria de 4.000 m3.

Inicialmente Corfo Chubut instaló una estación de Télex, que luego fue levantada por resultar innecesaria ya que las industrias instalaron sus propios servicios.

Industrias localizadas

El parque industrial de Trelew alberga en la actualidad (cifras del 4 de julio de 1986) las siguientes industrias: Textiles sintéticas 26. Textiles laneras 2. Laneras 3. Químicas 5. Del cuero 2. Cerámica roja 1. Metalúrgicas 5. Premoldeados de hormigón 4. Plásticas 1. Alimenticias 2. Mosaiquería 1. Carpintería 1. Marmolería 1. Laboratorios 1. Investigación 1. Las que son un total de 56 empresas en funcionamiento.

Se encuentran en construcción los edificios de 6 empresas: dos textiles, una lanera, una textil lanera, una carpintería y una pesquera. También reservadas tierras 8 empresas, a saber: dos textiles, una del cuero, una lanera, una química, una metalúrgica y una de investigación.

Están paralizadas 3: una de premoldeados, una de química, una del cuero (Surpel S.A. recientemente siniestrada)

Entre las empresas en trámite de radicación y de construcción de sus edificios fabriles se destacan la firma Loja S.A. importante industria que dedicará su actividad al procesamiento de cueros, vacunos del Chubut y otras procedencias. Belama S.A., industria del cuero. Unilan Trelew S.A., lavado de lana. Y Hart S.A., lavadero de lana.

Las industrias en funcionamiento en el parque industrial de Trelew dan ocupación, según los últimos registros, a 4.000 trabajadores.

Exenciones impositivas

Por aplicación de los decretos 2.332 y 2.333/83. Se encuentran eximidos del pago del IVA prácticamente el 100% de las fábricas textiles y las de mayor relevancia en otras actividades. También en el orden provincial, mediante los decretos 839 y 1066/83 se las eximió del pago del impuesto a los ingresos brutos, inmobiliario y sello, acordándoles, asimismo, tarifas promocionales para la energía eléctrica.

La creación del parque industrial Trelew, así como las medidas promocionales acordadas a la radicación industrial en el sur, fueron sin duda los elementos generadores del acelerado crecimiento poblacional producido a partir de su funcionamiento en la ciudad hoy centenaria.

Trelew 1917: Cuando los concejales la ponían de su bolsillo

Foto: Facebook “Fotos antiguas del Chubut”, de Celso Rey García

Con la experiencia vivida en el verano último en la que se noto una evidente falta de aguas corrientes en los sectores del centro del pueblo, los concejales se avocaron de lleno a buscarle solución al problema planteado, el más grave de los cuales era la falta de fondos en las arcas municipales, escollo este que para otras personas hubiera sido insalvable pero no lo fue para el espíritu emprendedor de nuestros ediles quienes encargaron de firmes el problema y a la vez vislumbraron la manera de solucionarlo, recurriendo a la ayuda financiera que les prestara el señor Agustín Pujol, yerno del concejal John Howell Jones, a la sazón presidente del concejo municipal de Puerto Madryn, quien a su vez recibía la garantía solidaria de todos los señores concejales locales.

Decididos a dar el “gran salto” en el mejoramiento del servicio, en pleno invierno cambiaron de lugar las bombas de succión de los molinos, dejándole las conexiones para el acople del ramal del nuevo equipo a instalar, para lo cual se compraron 30 metros de caños de 4 pulgadas. Terminado este trabajo que fuera realizado por el encargado de la casa de bombas don Antonio Vosesky, el Honorable Concejo, en su sesión del 5 de julio, resolvió enviarlo a Buenos Aires junto con  el concejal Jorge Davignon para que en compañía del señor Agustín Pujol que allí se encontraba en esos días, y a quien se había autorizado a representar a nuestro Concejo, procurase adquirir un motor, con bomba y repuestos, ante las firmas del ramo existentes en plaza.

Una vez en Buenos Aires se encontraron con que no había equipos para la venta, ello debido a que se estaba en plena Guerra Europea, y las casas del ramo carecían de existencias; cuando ya estaban por regresar se enteraron de que en la provincia de Córdoba existía un motor Deutz-Otto de 50hp seminuevo perteneciente a una empresa industrial que no podía abonarlo por lo cual fue ofrecido por la firma vendedora Gasmotoren-Fabrik-Deutz, con domicilio en Moreno 550 en Buenos Aires, que había resuelto cancelarle el contrato de compra-venta por falta de cumplimiento en los pagos.

Enterarse de esta posibilidad de compra y trasladarse a Córdoba fue todo uno. A su regreso en Buenos Aires, el señor Vosesky despacho con fecha 16 de agosto, un telegrama al Honorable Concejo manifestando que el señor Pujol y el concejal Davignon lo acompañaban en la resolución que él aconsejaba de adquirir las máquinas ofrecidas para la ampliación del servicio de Aguas Corrientes, telegrama este que el Honorable Concejo resuelve en su sesión del 18 de agosto contestar de forma afirmativa dando una conformidad a la vez que haciendo una salvedad que el señor Pujol será el garante de la operación, GARANTIZANDO A SU VEZ LOS SEÑORES CONCEJALES AL SEÑOR PUJOL CON SUS BIENES PERSONALES. Hay que destacar el gran espíritu de colaboración prestado en esta gestiones en Buenos Aires por el señor Pujol, entrevistándose con la firma vendedora, discutiendo precios y condiciones de pago, saliendo finalmente de garante de la operación, como así también, haciendo gestiones en el ministerio de Hacienda para apresurar el envió de giros correspondiente al 40 por ciento de las patentes nacionales. Por todo lo realizado se remitió un telegrama “en nombre del Honorable Concejo y del Pueblo de Trelew, rogándole aceptar el profundo reconocimiento de gratitud por su valioso y desinteresado concurso que le había permitido resolver un asunto de tan vital interés para el pueblo”. En parecidos términos se remitió otro telegrama para el señor Jorge Davignone. El total de la operación ascendió a la suma de $21.612 m/n debiéndose abonar en el momento de la entrega la suma de $8640 m/n, importe correspondiente al 40 por ciento de las patentes nacionales, mientras que el saldo se abonaría en 3 cuotas a 6, 12 y 18 meses de plazo con un interés del 6% anual. En la sesión que se realiza el 30 de agosto, el Honorable Concejo aprueba el convenio firmado en Buenos Aires por el señor Antonio Pujol por la compra realizada.

Para finales del mes de octubre ya se habían recibido en Trelew parte de los elementos comprados y la Gerencia del F.C.C. Chubut accedió a hacerles un descuento del 50 por ciento por su transporte desde Puerto Madryn.

El embarque del motor demoró unos meses en razón de que hubo primeramente que desarmarlo y luego trasladarlo por tren desde Córdoba hasta el puerto de Buenos Aires pero para el 21 de diciembre partía para Puerto Madryn a bordo de vapor Camarones.

Para poder atender el pago de los gastos que tuviera que abonar en Buenos Aires el señor Agustín Pujol con motivo de la compra y embarque de las maquinarias y careciéndose de fondos para ello, se resuelve que el señor presidente (M. Fennen) gestione ante el Banco de la Nación un crédito de $10.000 m/n, operación que no pudo realizarse. En vista de ellos y ante las dificultades presentadas se aceptó la propuesta del señor John H. Jones de efectuar él de forma particular la operación, y a su vez, LOS DEMÁS CONCEJALES SE CONSTITUÍAN EN GARANTES SOLIDARIOS Y RESPONSABLES DE LA OPERACIÓN.

A todos ellos rindamos nuestro tributo de admiración y profundo reconocimiento de gratitud por los sacrificios realizados, con el fin de legarnos una de las conquistas más caras y apreciadas por el ser humano, cual es el suministro de agua limpia y abundante, ya que con la instalación de este equipo, la población de Trelew pudo, por fin, disfrutar de un  servicio de aguas corrientes de la mejor calidad y por un largo periodo de años, desterrando también con ellos las periódicas epidemias de fiebre tifoidea que tantas víctimas se cobrara en los primeros años de su fundación.

Párrafos de Matthew Henry Jones

Cuando Trelew fue capital del Chubut.

Cuando se subdividió la Municipalidad del Chubut, cuya sede era Gaiman (1888), Trelew quedó incluida en la jurisdicción de Rawson. Fue, sin embargo, durante esa etapa cuando, de una manera no sospechada, alcanzó el rango capitalino.

En el año 1899 había comenzado de modo promisorio. La visita del presidente Roca, ocurrida en enero de ese año, constituyó un reconocimiento y un estímulo para los pobladores, así como la concreción de esperadas acciones, vinculadas especialmente con las comunicaciones y el transporte.

Aguas arrasadoras

Vista de la iglesia y el Banco Nación de Rawson, rodeados de agua

Pero llegó el invierno, el río creció “constante, fuerte, amenazador, llevando troncos y matas en su ancho caudal. Y -continúa diciendo un testigo de entonces- a pesar del esfuerzo que se hizo, salió de madre en un torrente rojizo-grisáceo en la punta del valle superior el 21 de julio, y desapareció toda la esperanza de evitar el desastre. Fluyendo en una espumosa ola, pasó a Trelew de largo, y para el viernes 28 había llegado a Rawson, barriéndolo casi por completo”.

El gobernador O’Donnell escribió al ministro del Interior: “Con propiedad puede decirme que la floreciente colonia del Chubut, que era ayer orgullo de los galeses que la fundaron, ya no existe. Cuando bajen las aguas no habrá quedado un edificio en pie: los canales de irrigación, cuya construcción demandó tantos años de trabajo y sacrificios se han borrado, la tierra impregnada de agua no podrá ser cultivada.

 

Trelew y su alumbrado público (1909)

Inauguración del alumbrado público en la esquina de Fontana y 25 de Mayo.

Pese a tener ya el pueblo un sistema de alumbrado público que hacía honor a sus pobladores, sus representantes en la comuna Srs. Joseph Jones, como presidente, y Eduardo Hahn, Luther Jones y Adolfo Knischnik, como vocales no estaban del todo conformes y aun aspiraban a mejorarlo si eso fuese posible. Es así como en la sesión que realizaron el 4 de diciembre de 1908 se autoriza al concejal Adolfo Knischnik para que en un próximo viaje que realizara a la Capital Federal, comprara “una muestra de sistema de alumbrado público que considerara más conveniente para el pueblo”. Para ese entonces el municipio de la ciudad de Buenos Aires se encontraba cambiando sus faroles a gas y kerosene por el moderno sistema eléctrico cuyo fluido aún se carecía en Trelew. Hago esta comparación a efecto de ubicarse en el tiempo, pues en la Capital Federal estos cambios recién quedaron terminados en 1928, cuando la intendencia del Dr. Guerrico apagó los últimos 85 faroles a kerosene existentes en su jurisdicción.

Para el mes de febrero ya se encontraba en Trelew el modelo elegido, el que consistía en un mechero accionado a gas de acetileno (carburo de calcio) el que venía provisto de un pequeño tanque de depósito para la colocación de carburo. La llama estaba protegida contra los vientos y las lluvias por cuatro vidrios unidos lateralmente y cerrados por un sobrero de metal en la parte superior.

En su sesión del 2 de febrero de 1909, el Concejo Deliberante resolvió que en el caso de que el farol comprado y que se está instalando resultase eficiente, desde ya se autorizaba al presidente para la compra de otras 15 unidades similares.

Tal cual se hiciera en anteriores oportunidades, el primer ensayo se hizo en la avenida Fontana esquina 25 de Mayo, frente al edificio del Bando de la Nación, y por los comentarios habidos el sistema ensayado mereció el mayor de los elogios, por lo que no se titubeó en ordenar la compra de otros 15 faroles, con una cierta cantidad de carburo, a la firma Carranza de Buenos Aires, por todo lo cual se abonó la suma de $1698.

No tardaron en llegar los faroles, los que se comenzaron a instalar de inmediato en las calles céntricas a razón de solo uno por cuadra y así nos encontramos que el semanario “Y Drafod” del 23 de julio de 1909, hace un comentario muy favorable sobre la iluminación del alumbrado público, aconsejando a los pobladores del valle que la próxima vez que se visiten Trelew, “lo hagan de noche para apreciar la excelente iluminación obtenida con el nuevo sistema”, a la vez que opina que no sería difícil que el Concejo Municipal de Gaiman tomara el mismo ejemplo. En verdad, el ejemplo precitado no solo es imitado por la Municipalidad de Gaiman, que a finales de 1912 ya tenían alumbrado público a gas de carburo sino también su similar de Rawson, la que inauguró el citado alumbrado público en noviembre de 1913.

Estas columnas con sus respectivas bases recién desaparecen en 1941, en ocasión de hacerse cargo del suministro la empresa Miguel San Martín, implantando el sistema de Farol colgante.

En este ajetreo relacionado con la instalación de un buen sistema de alumbrado para el pueblo, para lo cual era de fundamental importancia la elección del mejor tipo de farol debe destacarse en primer término la entusiasta y eficiente actuación que le ocupó al señor Joseph Jones, como presidente municipal en su concreción quien no escatimó esfuerzo alguno para ver cristalizada su idea. Por ellos y al analizar su actuación, no puedo menos que darle el nombre de “Intendente de la Luz”, así como a su sucesor en la presidencia del Honorable Concejo, Sr. Francisco Pecoraro, lo denominaría el “Intendente del Agua” por ser quien llevó a feliz término el problema del suministro del agua a la población.

Texto extraído del autor Matthew Henrry Jones

 

Trelew, 1908. Quejas por la inseguridad

En la prensa local aparecen varias quejas por la falta de guardianes del orden y por ocurrir varios robos en pocas semanas. Uno de los comentarios dice lo siguiente: “La población de Trelew aumenta, casi podría decirse, con asombrosa rapidez. La edificación lo mismo. Y el personal de policía al servicio de tantas vida e intereses, en vez de aumentar, mejorando como parte integrante de nuestra vida colectiva, disminuye empeorando”.

“El Subcomisario nos informa que solo tiene tres agentes y que con tan pocos hombres, no es posible mantener un servicio nocturno de policías permanente”.

“Trelew es el pueblo más grande e importante del territorio y los tiempos casi prehistóricos en que se cuidaba sin vigilantes, se acabaron ya hace tiempo. Tres vigilantes hoy para Trelew no es policía”. A las dos o tres semanas en la sección “Policiales”, figuran dos notas que son otros ataques a las autoridades policiales y comunales:

“Noches pasadas robaron en la casa de la señora viuda de Devoto, 16 gallinas y una bolsa de cuero valuadas en más de $70 m/n. Pero como no hay más vigilantes que faroles públicos, la policía no pudo hacer nada”

(El comentarista agrega: “Por consiguiente el pueblo seguirá por ahora con el alumbrado de la comisaría policial, y de la casa de Octavio Gandolfo (dos faroles), aunque para semejante candil más vale quedarse a oscuras”).

Como consecuencia de estos llamados de atención y de la intranquilidad existente entre la población el subcomisario Sr. Pedro Casas Flores solicitó licencia por un mes, siendo reemplazado por el comisario de Gaiman, Sr Verdial.

En otro reseña de asuntos municipales, aparecidos en el periódico “Y Drafod” del 1 de mayo de 1908, leemos lo siguiente:

“El Consejo Municipal está en comunicación telegráfica con una fuerte compañía comercial de artículos de alumbrado en Buenos Aires, gestionando el mejor medio y modo más económico de proveer la luz pública de este pueblo”.

Para todo esto, siguen los robos en el pueblo figurando en la misma hoja del citado periódico la noticia “que el domingo anterior se había cometido un robo de ponchos, colchas, toallas, etc en el nuevo edificio de la Compañía Mercantil del Chubut, por valor de más de $ 500 m/n”.

Debo aclarar que unas semanas antes, o sea a mediados de febrero, se robó en el corral del Sr. Lorenzo Gando, rompiendo el candado de la gruesa cadena que sostenía la tranquera, robándole la cadena, el candado y dos bozales. A los pocos días uno de sus hijos encontró en un viaje que hiciese a Rawson, a una persona conduciendo un carro, uno de cuyos caballos llevaba uno de dichos bozales, pero por falta de policía, no pudo secuestrarlo pues el encuentro se produjo a mitad de camino entre ambos pueblos. Nada se comenta si con posterioridad pudo ser recuperado.

Por su parte, el periódico El Chubut, cuyo director era el Sr Ellis Thurtell, hacía comentarios muy severos contra el subcomisario Casas Flores, a quien acusaba de cobrar “cinco sueldos”, pues además del cargo policial, es secretario municipal, inspector de higiene, cobrador de impuestos y encargado de la plaza pública, donde en provecho propio y de sus amigos, hace pastar animales cuando se le antoja. El Gobernador y el Jefe de Policía deberían exigir que este acaparador de puestos y sueldos públicos, cumpla con sus obligaciones en un solo puesto. Por cobrar distintos sueldos no sirve ni a Dios ni al diablo”. La réplica a estos cargos no se hizo esperar, ya que el señor Antonio Charmet, en el suplemente extraordinario de “Y Drafod” le contesta a Fray Mordaza (Su seudónimo con el que aparecía el citado artículo) que en presupuesto municipal solo figuraban dos empleados: un secretario y un peón, lo cual quiere decir que si el Sr. Pedro Casas Flores desempeñaba otros puestos ellos son ad honorem y por consiguiente, en beneficio del pueblo.  Después de continuar defendiendo la rectitud y la honradez del Sr. Pedro Casas Flores, termina manifestando que es un empleado que honra a la repartición a la cual pertenece y aun al gobierno del doctor Lezana, por ser una persona de laboriosidad y honestidad intachable, reconocida públicamente.

Trelew, 1907. Cine por primera vez en la ciudad

Volviendo a los relatos de los hechos ocurridos en 1907, diré que a fines del año anterior y principios de 1907 se da cine por primera vez en la localidad. El espectáculo era explotado por el señor Francisco Palamengui y para ellos se utilizaba el salón de la Sociedad Italiana, que supongo sería alquilado para tal fin. Las películas eran de muy cortometraje y su repertorio se cambiaba de muy tarde en tarde, pues para poder hacerlo había que esperar la llegada a Puerto Madryn de un barco que las trajera desde Buenos Aires y cuando ello ocurría se comunicaba al vecindario por intermedio de los periódicos.

Pero en este salón no tiene que haber permanecido por mucho tiempo por cuando se traslado al salón que el señor José Berreta poseía en la Av. Fontana al 200 (frente al actual Touring Club). El equipo  era accionado por corriente eléctrica que generaba un ruidoso motor a explosión, el que se encontraba instalado en el sótano del mismo salón, que poseía una ventana a nivel de vereda, para la salida del caño de escape. Con esto se evitaba que los gases del motor pasasen al salón pero no frenaba la propagación del fuerte ruido que el mismo producía.

Más tarde, el señor Palamengui se instaló con un negocio ubicado a mitad de cuadra en Belgrano al 200. Falleció en 1918 atacado por la epidemia de gripe que acosaba al mundo entero (gripe española).

Al año siguiente en el periódico del 27 de marzo de 1908 se informa que desde hace unos días, todas las noches a las 08.30 PM y los sábados por la tarde a las 4 PM se está dando cine en el salón del señor Pascual Daleoso, contiguo a la Compañía Mercantil del Chubut en la Av. Fontana, con la aclaración de que las vistas eran tan buenas. El precio de las entradas era $0.50 para los mayores y de 0.20 para los menores. Más adelante el periódico “Y Drafod” del 2 de octubre de 1908 se comenta que se está dando cine desde hace más de 15 días y que pronto se trasladará a Gaiman y a Rawson, informando que según la opinión general, se trataba del mejor conocido en la zona cuyo equipo era accionado por corriente eléctrica y las imágenes no tenían oscilación.

Trelew, 9 de julio de 1906. Pujol y los asados con cuero

Hotel del Golfo de la viuda de Stagni. Foto Foresti

Aparece en la prensa local un aviso en el mes de junio de la sucesión Stagni firmado por la señora Ana B. de Stagni, propietaria del Hotel del Globo, en el que se comunica al público en general que dicho establecimiento ha sido vendido al señor Agustín Pujol.

Para conmemorar un nuevo aniversario de nuestra independencia, en el pequeño programa que se preparó para los festejos del 9 de julio, uno de los principales números destacados por su novedad, consistió en el gran asado con cuero que se sirvió en las instalaciones del Hotel del Globo, cuyo nuevo y flamante propietario era el señor Agustín Pujol. Recuerda un comentarista que, si bien era común entre los indígenas cocinar la carne de esta manera, el sistema casi no se conocía en la zona, de ahí que el suceso causase tantas expectativas en el vecindario. Era raro ver a caballeros de respetable posición, agolpándose para cortar una costilla que luego comía con sus dientes. No obstante ello, todos estuvieron de acuerdo en que la carne era muy sabrosa y nutritiva.

Pujol y su esposa Anita Howell Jones. Circa 1915

 

Después del mediodía se desarrollo un concurso de tiro al blanco en el polígono del Batallón 2ª de línea, el que trajo a una enorme cantidad de aficionados. Para estos eventos se contó con un tiempo muy lindo que invitó a los vecinos a pasear por las calles. En horas de la noche, de 8 a 12 PM, se realizó un interesante concierto en los salones de los cuarteles, donde participaron no solo los niños de las escuelas sino que también lo hicieron personas mayores, quienes cantaron y recitaron poesías en muchos números del programa.

 

El Nacional, un colegio que cambió la historia de Trelew

 

Adolfo Margara, hijo de María Dominga Sabataro y Carlos Francisco Margara, nacido el 11 de noviembre de 1911 en Trelew, fue de los primeros alumnos y docentes del Colegio Nacional de Trelew y el primer nativo de la ciudad que volvió con su título de médico, hace cincuenta años, a trabajar en la Sala de Primeros Auxilios, después Hospital Zonal. Fue rector del Colegio que soñó a los doce años cuando el ministro Sagarna vino a inaugurarlo en un acto en la esquina del Banco Nación el 16 de abril de 1924 y director del Hospital “siempre”, aunque nunca estuviera designado

También, pese al olvido que somos tan proclives, fue el primer ministro de Acción Social de la provincia durante el gobierno de Italo Dell´ Oro, subsecretario de Acción Social en la gobernación de Guillermo Pérez Pitón y ahora, en la que la gente humilde lo reconoce como el “doctor de los pobres”, atiende consultorio en el Hospital Zonal sin preocuparse demasiado por el cargo de director asesor.

Prefiere no acordarse de que en la Revolución Libertadora, entre 1956 y 1957, lo echaron del Colegio Nacional y tuvo que renunciar al Hospital; ni de que durante el Proceso, en 1977, debió jubilarse porque “ya había cumplido 66 años”.

Solo recrimina a Trelew, amablemente, el olvidar los nombres de la gente que merece, por todo lo que lucho, un recuerdo. Entre estos figura el nombre de su hermano Juan, el farmacéutico.

Con él, con su profundo afecto por las dos instituciones a las que dedico lo más importante de su vida, hemos recorrido parte de la historia de Trelew que procuramos “pintar” en esta nota.

Creación del Colegio Nacional

“Los padres de los muchachos, entre ellos Cattignola, Ochoa, mi viejo –dice Margara-, habían iniciado un movimiento para que se cree el Colegio Nacional y presionaban para ello al entonces gobernador Costa. No era fácil, pero en definitiva el Diputado Nacional Francisco Albarracín presentó en el Congreso, en octubre de 1923, un proyecto de creación que fue aprobado incluyéndose en el presupuesto la partida para su funcionamiento y por decreto del presidente Alvear refrendado por el ministro de Justicia e Instrucción Pública, se crea el colegio Nacional de Trelew”.

“Para ponerlo en marcha lo primero que se hace es designar al rector Félix Natt Kemper que viene a Trelew para ver qué cantidad de muchachos iban a empezar a estudiar y luego, mientras ya los padres habían entrado en conversaciones por la casa de la Cooperativa (la mercantil) de la calle Sarmiento donde había un conventillo que tuvo que limpiarse y arreglarse, para ponerlo en condiciones. Se empezó con las piezas del frente donde iba a funcionar la rectoría, la secretaria y dos aulas para primer y segundo año, al patio se le colocó una campana y después se siguió arreglando el resto de piezas. “El hecho es que ya estamos en el año 24 y viene el ministro Sagarna el 29 de abril creo. Lo recibimos el 25 de Mayo y Fontana donde estaba el viejo Banco de la Nación y se había colocado un palco para el acto. Se imagina, la inauguración era un hecho trascendente; Trelew estaba de fiesta y en ese marco los discursos que pronunciaron Daniel Ochoa, que era supervisor de escuelas, y del propio Sagarna, fueron no solo apropiados a la circunstancias sino que también marcaron el futuro. Se dijo nada menos que el Colegio Nacional “ha de servir para satisfacer las necesidades de la población, ha de cambiarse y modificarse siempre que sea necesario para que el muchacho reciba aquello que es su expectativa de vida”.

“Mire que le hizo agregar agricultura y zootecnia al bachillerato y nos enseñaban eso hasta el tercer año. La parte teórica estaba a cargo del ingeniero Jorge Wirth y la práctica, del Ingeniero Aspeitia. Con esto le quiero significar que la idea, desde el comienzo, fue adaptar el Colegio a las necesidades. Así que el Colegio puede tener Escuela de Comercio, Escuela Normal, puede tener escuela de artes y oficios, puede tener cualquier cosa pero es el Colegio Nacional de Trelew, porque para eso se creó y no para dar solamente bachillerato”.

“Después del feriado del primero, empezó a funcionar el 2 de mayo con primer y segundo año; en primero entramos los que teníamos sexto grado hecho y en el segundo, un grupo de seis alumnos que habían sido preparados para ese nivel por doña Javiera Sosa de Miranda, que venía del Colegio San José. Lo mismo –relato Margara-, ocurrió después con el tercer y cuarto año, para cuya creación hubo que seleccionar a los alumnos más dotados para que rindieran exámenes libres, de modo de instrumentar finalmente el quinto año”.

Nuevas etapas

Tan solo dos años después de la creación del Colegio Nacional, en 1926, comenzó a funcionar el Secretario Comercial Nocturno: en 1947, la escuela normal anexa: en 1950 la sección Comercial diurna y en 1957, el Departamento de Aplicación.

Para 1971 está en marcha el Plan de Agrónomos sustituido luego por el bachillerato de Orientación Agraria y más tarde el Instituto de Formación Docente para el profesorado de enseñanza primaria, a nivel terciario, en calidad de anexo.

En nuestros días, la Escuela Nacional de Comercio que nació en el Colegio Nacional tiene su edificio propio y funciona separadamente, mientras en este continúan los bachilleratos común, docente y agrario, el Departamento de Aplicación y el Instituto del Profesorado.

Como consecuencia precisamente del funcionamiento del Instituto del Profesorado del nivel terciario, en los últimos años el que para la mayor parte de la población sigue siendo su querido Colegio Nacional, ha dado en llamarse Escuela Nacional Normal Superior Pedro y María Curie.

Existe sin embargo la esperanza de que el Instituto, así como antes ocurrió con la Escuela de Comercio, funcione autónomamente y lleve el nuevo nombre y que el viejo Colegio Nacional al que el doctor Adolfo Margara hubiera querido “como se acuna a un hijo, llevar dormido en 1966 a la casa nueva” (de Sarmiento a la 25 de Mayo), recuerde con su nombre al Legislador que le dio la vida, don Francisco Albarracín.

Y no es esta esperanza una cosa descabellada, ni hay razones de nacionalismo que alguno pueda interpretar chauvinistas. El Colegio Nacional es historia de Trelew y de la Patagonia. Fue el primer establecimiento de nivel secundario en todo este extenso territorio, estuvieron incorporados al él el Instituto Secundario de Rio Gallegos, la Academia Minerva de Comodoro Rivadavia, el Instituto Adscripto de Esquel, el María Auxiliadora de Comodoro Rivadavia, el de Puerto Deseado y el de San Antonio Oeste, e incluso se debe decir que de sus aulas surgió la inquietud de un establecimiento universitario, el IDES de cuya concreción se ocupara Luis Feldman Josin.

Dice el doctor Margara que fue de los primeros alumnos, docentes desde 1937 y sucedió a Russomano en la rectoría en la que permaneció hasta 1969, que “el colegio Nacional de Trelew es la vida misma del pueblo y en ese momento están comprendidas muchas cosas, las buenas y malas que nos sucedieron, los cambios incluso de tipo político que desde 1930 signaron la vida de la Nación y a los que no fuimos ajenos, teniendo que superar circunstancias y hombres para reafirmar como instancia superior la misión de formar a las jóvenes generaciones”.

“Podría contar tanto –comenta Margara cuando se le pregunta de los entredichos entre docentes, de la huelga de los alumnos por los años treinta de su alejamiento del rectorado después de la Revolución Libertadora-, tanto, que prefiero guardar el corazón limpio de rencores y hablar de las cosas buenas”.

Entonces cuenta la gestión del doctor Jorge Galina que posibilito la nueva casa del Colegio Nacional, aprobada en el presupuesto de 1959 (nacional) y de los legisladores provinciales muchos de ellos ex alumnos, que votaron diez millones de pesos viejos para el equipamiento.

Cuenta también el traslado de 1966, de las aulas que quedaron vacías, de la campaña y el Himno compuesto por Clydwyn Jones y Delia de Polanco, cuya letra es de Carlos Cazzaniga. Se emociona y tose. Lo “salva” la visita de un amigo que le sirve de pretexto para disimulado carraspeo, tras el cual viene “¿Qué más le voy a contar? otro día vemos”.

Pero antes me detengo ante un pergamino de oro que le regalaron “los chicos del Colegio”. En él se lee: “Doctor Adolfo Margara. Al amigo, en prueba de cariño y amistad. Por su labor docente al que supo conquistar el corazón de la juventud, 1968”.

Con orgullo exclama: “No a cualquiera, ¿eh? Coincido con él, pero me he quedado sin palabras.

El teatro en Trelew

 

El teatro en Trelew, que hasta los inicios del siglo XX consistía en representaciones esporádicas, comienza a ser una de las disciplinas culturales que mayor fuerza adquieren la zona a partir del fomento dado por las instituciones que nuclean a los inmigrantes latinos. La Sociedad Española (1908) tuvo su edificio propio desde 1912 en A. P. Bell y San Martín. El local se incendió (1918) y la entidad construye una nueva sede en la calle 25 de Mayo, actual Teatro Español, que data de 1920. A todo esto, en 1916, la Sociedad Italiana Socorros Mutuos, que había sido fundada 14 años atrás, inaugura el Teatro Verdi. Ambas salas son propicias para la actividad artística. Algunos encuentros se realizan también en el Salón San David, aunque éste está destinado principalmente a reuniones sociales de la colectividad galesa, a bailadas musicales sobre todo.

Van llegando grupos de otros lugares y se forma paulatinamente un movimiento teatral local que servirá de antecedente a los más recientes. Cuenta entre sus filas más destacadas a Alberto Giráldez, primer director del conjunto “Talía”, Manuel Sierra, Moisés, Carmen y Josefina Aznar, Francisco Pérez Aguirre (que sigue en la dirección a Giráldez), José Ojeda, Dina y Raquel Stein, Pedro y Juan Oliver, Francisco Daroca, Luis Penna, Teodora Moreno, Josefina Massari. Ponen en escena preferentemente sainetes.

En 1921, “Maridos Caseros”, “Ni tanto ni tan calvo” y monólogos a cargo de A. Giráldez. En 1924, “Las Codornices”, de Vital Aza. En 1925, “Maestro ciruela”, de A. Weisbach y César Bourel. En 1929, “El corralón de mis penas”, de Alberto Vaccareza. En 1930, “El Conventillo de La Paloma”.

Los vecinos de Trelew recuerdan que aquellas primeras funciones se realizaban a beneficencia. Las veladas teatrales eran organizadas para las fiestas patrias. Además de representaciones dramáticas, se realizaban presentaciones de cantantes, conjuntos, orquestas y números especiales de adhesión. Entre las instituciones organizadoras figuraban, entre otras, la Caja de Socorros de la Asociación de Damas Vicentinas, la Caja Social del Nacional Racing Club, la Sociedad Española de Socorros Mutuos.

Después, Manuel Fernández, Narciso Monají, Enriqueta Algarra, Enrique Gilardino y Basilio González recrearon comedias costumbristas.

Se fue desarrollando una amplia actividad teatral a partir de este marco de referencia. El público acompaña las presentaciones y los actores se preocupan por especializarse sobre el ámbito vocacional.

Sin dudas, son estos algunos de los antecedentes del fenómeno teatral independiente que irrumpe en la década del 60. En junio de 1961 se produce el debut del grupo “El Grillo”, con la puesta de “La Cocina de Los Ángeles”, obra en tres actos de Albert Husson. El elenco se compone de Héctor González, Cora Garate, Nora Pagolla, Héctor Denicola, Osvaldo Pérez, Daniel Bezunartea, César Rago, Olga Radice, Emilcer Pereira, Walter García Moreno, la escenografía pertenece a Ana María Blas, el realizador es César Rago y la colaboración musical de Paredes.

Cinco meses después, el grupo, bajo responsabilidad de M. García Moreno, pone en escena “La Ratonera”, de Agatha Christie, con Nora Pagolla, E. Pereira, Rodolfo Miele, Sara Flores, Beltrán Mulhall, Pedro Heren. En 1963, Marta G. Moreno comparte la dirección con Alejandro Zeitling para presentar “La Zorra y las Uvas”, de Guilherme Figueiredo, con Olga Radice, Bella Fredes, Orlando Ibarra, Raúl Medina, Alana Denholm y Beltrán Mulhall.

En 1966, la biblioteca Agustín Álvarez, “El Grillo” ofrece a partir de marzo jornadas de teatro leído. En la ocasión actúan Raúl Scandroglio, Horacio Guratti, B. Mulhall, Bella Fredes, Héctor “Pocho” Gutiérrez y Olga Radice.

Poco después, Mirta García Moreno y Roberto Espina dirigen “La Zapatera prodigiosa”, de Federico García Lorca, que se lleva a Comodoro Rivadavia. Esta realización, como otras, tenía lugar en el marco de las asistencias técnicas que el Fondo Nacional de las Artes brindaba a nuestra provincia. La séptima temporada de “El Grillo” se abre en marzo de 1967 con “Nuestro Pueblo”, de Thornton Wilder.

En esa época dictaban cursos en Trelew Roberto Espina, Conrado Ramonet, Camilo Da Passano y David Cureses, entre otros.

Puestas posteriores de este grupo son: “Ha llegado un inspector”, de John Priestley; “Don Juan”, de Guilherme Figueiredo, 1968; “Yerma”, de García Lorca; “Estampas poéticas de Martín Fierro”, de 1969; “Israel…Israel”, de David Cureses, con la dirección del autor; “Los gemelos” de José M. Paola Antonio, sobre el original de Plauto, y “Teatro Leído”, 1970; “Primero que…?”, de Alberto Adellach; “La depresión”, de Julio Mauricio, 1971.

En 1972, a manera de Café Concert, se hace L”a palangana de Poncio”, con textos de León Felipe, Violeta Parra, Eduardo Gudiño, Keiffer, Nacha Guevara, Bernol Brecht, Tejada Gómez y varios más. Actúan María Angélica Rodríguez (Coca), Carlos Rodríguez y Raúl Rossio.

La asistencia es de María Eugenia Correas y la dirección de Mirta García Moreno, que pronto dirigirá el grupo “Ngenpin”, en 1972, con la obra “Vení que hay amor y bronca”, de Alberto Adellach. Actuaron Teresa Sánchez, Omar Garipe, Nelson Evans y Luis Molina.

Cabe indicar que en esa época también se montaban en Trellew piezas dedicadas al público infantil. Sergio y Alba Fredes habían creado el grupo “Walt Disney”, que desarrolló la mayor parte de su actividad en Rawson. Por las tardes los chicos se reunían en torno de “La hora del cuento”. Y “Nuevo grupo”, también dirigido por Mirta García Moreno, hizo representaciones de aire libre, del argentino José M. Paolantonio.

Párrafo aparte, merece el trabajo de Coca Rodríguez, siempre llegada a los chicos desde los inicios de “La Rayuela”, que dirigió en los años 60, con gran éxito.

En 1972, “El Grillo” ensaya “Topografía de un desnudo”, del chileno Jorge Díaz, que se estrena al iniciarse agosto.

De a poco la expresión teatral entra en una etapa de silencio. Wntonces hasta los 80, salvo excepciones, no hay mayor actividad. En 1981, la mendocina María Nieves García, dirige un elenco juvenil municipal con la obra “Sanseacabó”.

Recién en 1982, el teatro renace verdaderamente en Trelew, con algunos integrantes de “El Grillo”, esta vez se llama “La Luciérnaga”, y es dirigido por Gustavo Rodríguez. Debutan a fin de año, poniendo en escena “A qué jugamos”, de Carlos Gorostiza, con la actuación de Olga Radice, Pocho Gutiérrez, Luis Molina, Coca Rodríguez, Horacio Guratti. Más adelante, en 1983, se presenta “La noche de los asesinos”, del cubano José Triana.

La firmeza como director de Rodríguez se advierte con la escenificación de extraños juguetes de Susana Torres Molina. La activa Delia “Cuqui” Grasso, llega desde Buenos Aires para poner en marcha en 1982 la Comedia Municipal de Trelew. Siendo la primera puesta, “Va cayendo gente al baile”, sainete de Vaccareza. Todavía se escuchan comentarios muy favorables sobre historias para ser contadas, de Osvaldo Dragun, que la comedia montó en 1983, con María del Carmen Aguilar, Arturo Arroqui, Ricardo Carrete, Tito Coronel, Gerardo Crespo, Luis Molina, Viviana Nakamatsu, Rubén Petrucci y Estela Williams. A esta presentación le sigue, en 1984, Crónica de un secuestro de Mario Diamant.

En esa época, son varios los elencos trelewenses que participan del primer encuentro chubutense de teatro realizado en Esquel. Intervinieron la Comedia Municipal (adultos y adolescentes), el Grupo “Sede” de la Universidad Nacional de la Patagonia, dirigido por Lilian Secco, y “La Luciérnaga”. La Comedia Municipal puso en escena “El gorro de Cascabeles, de Luigi Pirandello, con dirección de Saliman Hourié, que había llegado a Trelew para asistir técnicamente al grupo. Y la interpretación de Tito Coronel, Raquel Rivas, Edgardo León, Luis Recchia, Patricia Molina, Estela Casarbla, Norma Corte y María Araya. Además, se estrenan dos obras de autores locales, “El baile”, de Dora Rocha de Feldman, y “Un altillo para Julia”, de María Eugenia Correas.

Para aquel encuentro patagónico, el Grupo “Sede” había elegido “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza, con Titi y Gerardo Crespo, como Sebastián y Tuco respectivamente. Dirige Lilian Secco. “La Luciérnaga” ofrece “Extraño Juguete”, obra en la que actúan Coca Rodríguez, Olga Radice y Pocho Gutiérrez, bajo la dirección de Gustavo Rodríguez.

Al Grupo Adolescente de la Comedia Municipal lo dirige Luis Molina. El año pasado, los jóvenes interpretaron “Aire Libre”, de José María Paolantonio. Este año, en adición a los festejos del Centenario de Trelew, se anuncia la elaboración de una obra teatral conjunta, a cargo de escritores locales y de actores de la Comedia Municipal, que dirige Luis Molina. Este y Mauricio Kartum, que coordinó aquí en 1984 un taller de dramaturgia, han realizado la propuesta a la que respondieron integrantes del Taller Literario de la SADE zonal.

 

Trelew 1918, nace el automovilismo deportivo en la ciudad

El domingo 13 de octubre de 1918 bien puede considerarse la fecha de nacimiento del automovilismo deportivo en Trelew ya que fue ese el día en el que disputo la primer competencia en el que marco festejos que la Colectividad Española organizo para celebrar el 12º centenario de la batalla de Covadonga y la Fiesta de la Raza.

Con la participación de cuatro entusiastas y arriesgados volantes, la prueba despertó una gran expectativa y, a las 10 de la mañana la largada tuvo un marco espectacular para la época. A esa hora se puso en marcha la competencia en lo que hoy la intersección de Lewis Jones y Urquiza punto que sería la meta luego de recorrer el trayecto de ida y vuelta a Rawson (aunque algunas crónicas de la época aseguran que fue a Puerto Madryn y regreso, entendemos que no pude ser por los tiempos que se registraron).

Roberto Saller, con un Ford de su propia preparación y acompañado por John Doyherty, era considerado favorito por su conocido manejo temerario y las posibilidades para lograr una excelente preparación de su máquina ya que era el jefe de talleres de la Compañía Mercantil. “El gran 7”, tal su apodo por el numero de patente de su máquina, tendría como muy difícil rival Dante Violi y Juan Guidetti (don Pedro Meschio, uno de los pocos que sobreviven como espectadores de aquella carrera, asegura que había apuestas y que el mismo perdió $50 por jugarse a mano de sus amigos Dante Violi y Juan Guidetti).

Lo cierto es que gano nomas “El Gran 7” estableciendo un tiempo de 1h.09m.47s, clasifico Manuel Alzua, de Puerto Madryn, con 1h.25m.00s y tercero resulto Dante Violi con 1h.27m.15s. Había abandonado Patricio Alzua, de Rawson “por desperfectos mecánicos”, según las crónicas de la época.

Más allá de los ribetes legendarios que puede tener esta pequeña historia que marca el comienzo de una actividad apasionante es una referencia biográfica, histórica y hasta original, del nacimiento del automovilismo deportivo trelewense.

Trelew Automóvil Club

El 15 de Mayo de 1939 nace el Trelew Automóvil Club, entidad que viene a contribuir en forma notable el crecimiento ordenado de la actividad. Hasta allí, fueron muy poca las competencias que se organizaron y las que se disputaron no alcanzo el brillo que sus inspiradores buscaron en razón de carecer de la coordinación que requiere el automovilismo para resultar un espectáculo completo. Presidida por Don Ángel Salvo (recientemente desaparecido) la comisión directiva estaba conformada por “gente de automovilismo” que luego sería protagonista de toda una época en su doble facete de dirigente y participante. Francisco Pérez Aguirre (secretario), Vicente T.Martinez (prosecretario), Miguel Huarte (tesorero), Diego Rodríguez (pretesorero) y Pedro Corradi, Dr. Mario Rodríguez, Roció Ortiz y el Dr. Jaime González Bonorino (vocales), acompañaron a Don Ángel Salvo en una gestión de gran valor histórico a través de la cual el automovilismo deportivo alcanzo la difusión que nunca había tenido y en la paz social cumplió objetivos que sumaron a la actividad de otros aspectos que en gran medida contribuyeron a la unión de la familia “tuerca”. Excursiones en automóvil, pic-nics, bailes y funciones cinematográficas fueron actividades que se sumaron como una forma de crecimiento a través de la unión, la amistad y el trabajo mancomunado.

 

Pedro Corradi, acompañado por Nino Violi a punto de largar en una competencia del Ford T

Algunos nombres

La figura de “Pepe Russo”, un seudónimo con el que fue conocido un sanantoniense llamado José Vázquez, sobresale nítidamente entre los importantes nombres del automovilismo durante más de tres décadas.

El legendario Pepe Russo y “La Pereyra”, una coupé Ford que marcó un hito en el automovilismo local.

Desde 1935, cuando debuto al volante de un Oldsmovile modelo 1927 en una prueba San Antonio-Conesa, hasta 1967cuando clasifico en 5º lugar entre los grandes nombres de nivel nacional en competencia diputada en el máximo escenario del país, el Autódromo de la ciudad de Buenos Aires, comandando un Fiat 1500 con el cual recorrió los mayores escenarios automovilísticos con suerte diversa, el popular “Pepe Russo” se convirtió en algo así como una leyenda, un protagonista de miles de hazañas y anécdotas que han enriquecido notablemente la historia del automovilismo en nuestra ciudad. Y no es porque todo le haya resultado fácil ya que debió luchar y vencer a nombres de la talla de Don Pedro Corradi, Ángel Castro, Nino Violi, el famoso “Tandil”, Guillermo Quintana, “Ampacama” y lidiar nada menos que con Juan Gálvez y otros volantes a nivel internacional como el mismo Juan Manuel Fangio, Marcos Cianci, Verdeal, Sancha y otros.

“Metaplomo” y Mario Velasco

El malogrado Rubén “Metaplomo” calle también marco un hoto importante en la historia “tuerca” de nuestra ciudad. Su campaña, casi íntegramente realizada fuera de Trelew, no le resta merito a la gran conquista lograda en 1975 con el título de campeón de la regional 11 en Turismo Nacional; por el contrario, el hecho de haber competido fuera magnifica su logro y lo hace invalorable para la historia de este deporte que lo tuvo como uno de los grandes protagonistas.

Mario Velasco junto a algunos de los trofeos obtenidos en su exitosa trayectoria deportiva

Otro de los grandes que forman parte del rico historial del deporte mecánico, en este primer siglo de vida de Trelew, es Mario Velasco con su larga cadena de conquistas militando diversas categorías. Desde sus comienzos como motociclista allá por la década del `60 hasta nuestros días, el popular “gordo” fue y continúa siendo un pedazo grande de todo el acontecer de los últimos años. Sus vitrinas cargadas de grandes y pequeños trofeos (uno de ellos es más alto que el mismo) no son otra cosa que el testimonio de sus casi 20 años al volante de distintos autos de carrera.

La Asociación de Volantes

Al influjo de la fuerza espiritual y la pasión por los fierros de Don Benito Calvo y su primer “ladero”, Juan Manuel Mauriz, nace el 2 de abril de 1965 la Asociación de Volantes Mar y Valle. Esta será la entidad madre del automovilismo de hoy luego de más de veinte años de distintas formas de lucha para desarrollar la actividad. Crecerá el amparo de la institución no solo del deporte como tal, sino su organización y desarrollo con la continuidad que este deporte adquirió a partir de una dirigencia idónea y responsable.

La doble Camarones

Entre las carreras en ruta que se han organizado en Trelew la “Doble Camarones” constituye la de mayor envergadura por su continuidad y la enorme expectativa que despierta anualmente entre quienes se animan.

Fue creada en 1972 por la Asociación de Volantes de Mar y Valle y su primera edición se cumplió exitosamente luego de  que no generara las expectativas que parecía lógico ocurriera con una competencia de tamaña envergadura. Sin embargo los que apoyaron la realización se vieron altamente recompensados no solo con haber sido participes de la gran aventura de recorrer en ida y vuelta el tramo “Trelew-Camarones-Trlew, sino con la satisfacción de ser protagonistas de lo que luego se convertiría en una competencia tradicional. Gano Carlos Mateos en la única categoría participante: Los Standart hasta 800 Cc.

En la segunda edición, cumplida en 1973 se incorporó la categoría Ford “T” aportando un nutrido parque y un número importante de pilotos de gran nivel como Audelino Valdez, “Casualidad” (Humberto Remussi) y “Quique” Gómez, entre otros. Este último descolló como piloto y preparador, se quedó en la edición 1973 en Ford “T” y pasó a convertirse en protagonista fundamental de la prueba junto a Audelio Valdez, segundo ubicado. Al año siguiente ambos repitieron la hazaña mejorando el tiempo de la primera edición mostrando que aquello no había sido casualidad. En las ediciones siguientes se adueñó de la punta Audelio Valdez para convertirse en el piloto que más veces adjudico la prueba.

La vuelta de la Provincia

Una de las competencias que, inexplicablemente, no se ha repetido a pesar de lo exitosa que se consideró en su momento, fue la “Vuelta de la Provincia” disputada en 1960.

Esta carrera quedo en la historia del automovilismo deportivo local junto al magnifico triunfo de “Pepe Russo”, que alcanzo a sacar una luz de ventaja sobre Asiscolo Ventura, ganador de la última etapa y único rival con posibilidades de arrebatarle la victoria.

Inauguración del Autódromo

El 4 de junio de 1972 se inaugura el circuito con un festival en el que toman parte las categorías hasta 800 Cc, y Ford “T” y el acontecimiento empequeñecido hoy por los adelantos del progreso, marca indudablemente un hito de gran importancia en la historia deportiva de nuestra ciudad y, fundamentalmente, del automovilismo. Este flamante escenario será testigo de los últimos veinte años de un deporte en constante crecimiento y por el desfilaran todas las categorías locales.

 

Hotel Touring Club, centro de la vida social, política, cultural y de los grandes proyectos de desarrollo

 

Hotel Touring Club en la década de 1970

 

El Licenciado en Historia Horacio Ibarra hizo un repaso de hechos e historias recientes de nuestra vida política y cultural, vinculadas con el Hotel Touring. Esto lo reflejó así: “En él se alojaron los familiares de los militares sublevados contra el gobierno de Perón en 1952, y que tras el fracaso del levantamiento fueron encarcelados en la prisión de Rawson.

Los presidentes constitucionales y de facto Frondizi, Illia, Onganía y Lanusse también pasaron por allí.

También alojó a los familiares y abogados de los presos políticos, confinados en Rawson durante la Revolución Argentina, del ’70 al ’73, y en su confitería ofrecieron una conferencia de prensa los tres sobrevivientes de la masacre del 22 de agosto de 1972, en la Base Almirante Zar, al cumplirse un año de la misma. Sobre una de sus mesas, en una servilleta de papel se esbozó, a mediados de los 60, un croquis de lo que habría de ser la presa de Futaleufú, que alimentaría años después la planta de Aluar en Puerto Madryn y el desarrollo industrial de la zona.

Las citas y reuniones políticas han sido y son cotidianas: más de una fórmula de gobierno provincial se gestó allí, y también acuerdos y fracturas, encuentros y desencuentros.

Sobrevivientes de la masacre de Trelew

Desde el comienzo de la vida universitaria en Trelew, hace treinta años, el hotel ha sido alojamiento de profesores viajeros y de conferencistas y académicos invitados, y la confitería ha funcionado como un anexo informal de la universidad, en el que se programan cursos, se evacuan consultas o simplemente se estudia. En alguna emergencia, en su comedor que ha sido cerrado hace tres años pero que se conserva sin cambios se han constituido mesas de examen. Escritores, plásticos, intelectuales y bohemios lo tienen por lugar de recalada, y últimamente, habiendo sido incluido en algunas guías turísticas extranjeras, constituye también una visita obligada para los turistas.

Fragmento del libro “El living de Trelew”, de Diego Dante Gatica

 

Trelew, 1879. La Capilla Moriah, la primera escuela. Se ahoga el maestro

Capilla Moriah

Se edifica la Capilla de Moriah. Mi abuelo se encargaba de anunciar fielmente todos los domingos que el encuentro dominical era a las 18 horas, puntualmente. Un domingo, luego de la ceremonia, se levantó enérgicamente y dijo a toda voz y autoridad que el próximo domingo debían estar a las dieciocho horas en punto y no usar mentiras para disculparse. El segundo maestro de esa escuelita y primero a sueldo pagado por el gobierno fue A. J. Powell (Elaig) era inglés pero hablaba galés y castellano, ejerció un año, su carácter era agradable, era característico de él los ataques de risa. Una tarde cuando regresaba de la escuela al lugar en que se hospedaba, junto a un grupo de muchachos por la vera del río, le atacó la risa y cayó al agua, fue salvado por los muchachos. El señor Powell viajó a Buenos Aires, al regresar fue transportado desde el barco a la desembocadura del río en un bote. Eran dos pasajeros que abordaron, el señor Lewis Jones (Plas Hedd) y Powell, el bote se dio vuelta y se ahogó el maestro.

Los siguientes maestros fueron Dalar Evans, Thomas Pritchard pagados por cuotas voluntarias que aportaban los padres de los alumnos. Una vez inaugurada la capilla de Moriah, terminaron los servicios de la vieja escuelita, luego fue derrumbada por una inundación.

La escuela nueva era mucho más confortable. En el cementerio de la misma Capilla yacen los restos de nuestros padres, de los cuales recibimos la fe y nos indicaron el camino que aún hoy no hemos abandonado.

Fragmento de John Daniel Wvans “el molinero”, una historia entre Gales y la colonia 16 de octubre, traducido por Clery Evans.

 

Trelew, 1904: se vienen las primeras elecciones

Imagen ilustrativa

Se inicia un nuevo período en el año 1904 con la creación del Gobierno municipal, siendo las elecciones realzadas el 25 de marzo el acto democrático más importante registrado en Trelew hasta ese entonces y en cuyo proceso hubo un entusiasmo pocas veces visto en la zona.

La importancia de Trelew como pueblo ya era evidente, su población sobrepasaba ligeramente los 1.000 habitantes y los problemas comunales se agravaban a diario, con el aumento de la población, principalmente el relacionado con el suministro de agua, pudiéndose asegurar que este fue uno de los factores primordiales que contribuyeron para que las autoridades, atendiendo al pedido de la población, crearan el gobierno comunal.

Era esta una vieja aspiración de los vecinos de la localidad que deseaban tener un gobierno propio y que, a pesar de haber sido creada la Corporación Municipal en enero de 1903, no se había logrado que la gobernación accediese a convocar a elecciones pese a las muchas gestiones que se habían realizado durante el año anterior para concretarlo, lo que recién ahora se lograba para alegría de todos los pobladores de Trelew y su jurisdicción, que lo consideraron como un verdadero triunfo democrático.

Aquí es donde nació el entusiasmo cívico  de nuestro pueblo, habiendo en muchísimas ocasiones tenido la oportunidad de oír que la población de Trelew era la más politizada de toda la provincia.

Si bien existía entusiasmo en el pueblo por las elecciones municipales que se avecinaban, no ocurría lo mismo en la zona rural, de ahí que en “Y Drafod” del 11 de marzo de 1904, el señor John Howell Jones hizo publicar una nota en la que hacía resaltar la importancia que embestía este acontecimiento, haciendo un llamado a los electores para que se “despertasen” y tomasen conocimiento del trabajo que ello había significado para algunos, que con su perseverancia lograron allanar el camino para llegar a estos sufragios, “que era un privilegio y un deber que todos debían cumplir”.

Aquí se hacía referencia al enconado rechazo del Honorable Concejo Municipal de Rawson, el que ponía trabas a Trelew para que no alcanzara su mismo rango, tal vez celoso de su hegemonía política y ante el temor de verse superado por el pujante pueblo vecino.

Como queda expresado, la iniciación del año 1904 sorprende a la población urbana de Trelew con el entusiasmo propio de lo novedoso, de lo que se realiza por primera vez y todos estaban ansiosos de ver triunfar a su candidato favorito.

Por su parte, la Gobernación por Resolución del 13 de febrero de 1903, ya había delimitado la jurisdicción de Trelew, fijando como límite al este, con la zona de Rawson, la recta que uniese la chacra número 73 con la 69, mientras que al oeste, el límite con Gaiman, quedó establecido con la recta que uniese las chacras 197 con la 194.

El problema del agua de agudizaba cuando no había en la zanja grande, ya que había que traerla en barriles desde el río. Por consiguiente no es de extrañar que el Honorable Concejo Municipal, en su primera sesión del 18 de abril de 1904, encomendase a la presidencia para que suministrara en la reunión siguiente, los datos que pudieran sobre cañerías y maquinaria, y al concejal Hahn, se le encargará que “levante un censo de las propiedades y bienes dentro de los límites del pueblo con motivo de proveer al pueblo con agua del Río Chubut”. De lo expuesto surge que el Municipio de Trelew nació ante la necesidad de dotar de vital elemento a su población y la solución que los ediles dieron al problema fue tan eficiente, que para el año 1912 se emplazaba a todo el vecindario para que se conectase el servicio de agua corriente en sus domicilios, dando con ello una demostración de espíritu progresista que los animaba, a la vez que colocaba a Trelew entre los pocos pueblos adelantados del país que disponían de tan adelantado servicio sanitario.

Este período se inicia con un gran triunfo cual es lograr la instalación de agua potable en el pueblo no es menos cierto que al terminar el mismo en 1923 logra cerrarlo con un broche de oro, con otro gran triunfo con la instalación del Colegio Nacional, lo que permitió  a la juventud patagónica ampliar sus conocimientos para luego perfeccionarlos en aulas universitarias.

Texto extraído del autor Matthew Henry Jones

 

Borrero, un revolucionario en Trelew

No tengo empacho en denominarlo personaje porque le caben todas las dudas pero le sobra personalidad cuando lo consideramos uno de esos hombres que, si no existieran, habría que crearlos. Son los que mueven las sociedades, son los que originan inquietud de no aceptar todo lo que viene de arriba, sino que invitan al debate, a la acción sí, hasta la barricada.

Osvaldo Bayer

En el seno de una familia acaudalada de San Sebastián, nace en noviembre de 1879 José María Borrero, hijo de Joaquín Borrero y Adelaida Martínez. Hombre polémico para su tiempo, este español fue poseedor de una audaz inteligencia y de un poder de oratoria extraordinario. Ismael Viñas nos dice de él que: “era un hombre culto, digno, caballeresco: su única desgracia fue haber nacido con dos siglos de atraso…”

Su formación académica fue vasta. Estudió en el Seminario Conciliar y Universidad Pontifica de Santiago de Compostela, donde se recibió de Doctor en Teología y, aunque se arrepintió a último momento, estuvo a punto de ordenarse sacerdote. Luego se trasladó a Madrid donde se licenció en letras y de allí a Tolouse, Francia, donde alcanzó el título de Abogado, mientras perfeccionaba sus estudios de latín y filosofía.

Hacia el año 1912 fue contratado por la Universidad de San Marcos en Lima, Perú, para dictar la Cátedra de Historia de la Filosofías y latín. Es así como José María Borrero arriba a América. En verdad pasa poco tiempo para que recale en suelo patagónico ya que debió huir de Lima a Chile y de allí hasta Esquel. En ambas oportunidades tuvo que evadirse por estar involucrado en intentos revolucionarios y por ser el autor de fogosos artículos de oposición al gobierno.

No sabemos muy bien como llego a Trelew, aunque ya para 1915 lo encontramos radicado en la ciudad, donde ejerció su profesión participando activamente en la vida social y pública del pueblo. Veremos que fue protector del Circulo Católico de Obreros en 1915 y con posterioridad, en 1916, su Presidente. Encabezó la subcomisión de festejos de la Sociedad Española de Socorros Mutuos en 1915, y fue presidente de esa Institución en  el período 1917-1918.

En el año 1920 con motivo de la inauguración de la nueva Sede de la Sociedad Española, incendiada en 1918, visitó la ciudad la compañía teatral Serrano-Mendoza, en la cual actuaba como tramoyista Antonio Soto, quien tendría una participación central en las huelgas de Río Gallegos, cuya feroz represión denunciará luego José María Borrero. Seguramente Soto y Borrero se conocieron en esta ocasión cuando el actor formó parte activa de una gran huelga local, arengando a los trabajadores de Trelew.

Osvaldo Bayer reconoce su habilidad en el debate remarcando “su capacidad oratoria y poder de embarrar al más pintado…”, según este autor “Borrero era uno de esos hombres que es mejor tenerlo de amigo que de enemigo”, y agrega “no había que dejarlo hablar (me decía el Comisario Guadarrama de Río Gallegos) porque sino convencía hasta las piedras”.

De ello dio prueba fehaciente cuando defendió en Juicio Oral (por encargo de la colectividad Sirio-Libanesa) a un miembro de la familia Aidar. El caso era el siguiente. Una joven de la familia Aidar fue seducida por un amigo de la familia, de apellido Chambon, perteneciente a la misma colectividad. Este hecho grave para los cánones de la moralidad de la época desató la ira y la venganza de los miembros masculinos de la familia, quienes asesinaron al seductor. Ante este hecho de sangre, el pueblo de Trelew, indignado, hizo escuchar su voz, llegando al punto de querer linchar a los ejecutores de la muerte de Chambon. Llegado el juicio oral –según Bayer- “la intervención de Borrero fue magistral. Con su verba cambió la opinión de todo el mundo…. Hablo de la debilidad de la mujer ante el hombre y que el seductor es un delincuente que roba la buena fe de quien lo quiere. Las mujeres que concurrieron al juicio como espectadoras lloraron ante las palabras del abogado español. Convirtió a los acusados en campeones de la defensa del sexo femenino… cuando uno de los jóvenes de la familia Aidar que se había hecho culpable para salvar a los otros miembros, salió con la mínima pena todo Trelew llevó en andas al abogado español…”.

Luego de una suma de enfrentamiento personales hacia 1920, Borrero decidió marcharse de la ciudad y trasladarse a Río Gallegos, aun habiendo conseguido un lugar en el Concejo Municipal de Trelew. Osvaldo Bayer nos dice al respecto que “algo muy grave tiene que haber pasado en la vida de este hombre, tan brillante, tan encima de la medianía, para ir a parar a un pueblito patagónico, donde se puede ir sí, con otras ambiciones, por ejemplo enriquecerse o alejarse del mundo ruidoso para vivir una vida individual profunda y cercana a la naturaleza. Pero para él, que más que todo era un polemista y le gustaban los temas políticos y filosóficos, con un acendrado gusto por la vida social, era más apropiada cualquier ciudad europea, que Trelew. Por supuesto, de inmediato, Trelew le quedó chica y se la metió en el bolsillo”.

Pero ¿por qué decidió mudarse y radicarse en otra ciudad?. ¿Qué lo llevó a alejarse de ese Trelew en el que venía consiguiendo tanta trascendencia pública y política?. Muchas podrían haber sido las causales: una discusión pública con el cura del pueblo; un enfrentamiento armado de resonancia policial con el señor Manuel Graiño. O tal vez por motivos profesionales, asuntos de clientes de la colectividad española alojados en Río Gallegos, con los cuales mantenía relación desde tiempo atrás.

Lo cierto es que hacia allí se dirigió y se estableció. Al poco tiempo fundó un diario y fiel a su personalidad y a su espirito combativo y militante, Borrero tomará parte activa en las revueltas que se desarrollaron en 1920 en Santa Cruz, siendo, como muchos historiadores lo han catalogado, uno de los ideólogos y dirigente del Movimiento Obrero.

Para 1927 se marchó definitivamente de la zona y se instaló en Buenos Aires, donde desarrollo actividad como periodista. Tendrá un papel importante en el Diario La Montaña. Es en este periódico donde publico su libro “La Patagonia Trágica”, obra en la cual prometió una segunda parte llamada “Orgias de Sangre”, que desgraciadamente nunca llegó a ser publicada, ya que los originales fueron robados de su archivo personal cuando murió en el Hospital Muñiz, el 21 de enero de 1931, a causa de una tuberculosis pulmonar a los tempranos 51 años de edad.

Al recorrer las páginas de La Patagonia Trágica encontramos expuestas las denuncias a uno de los más grandes genocidios que conoció la historia nacional: sangrientas operaciones de exterminio indígenas y las cusas que lo motivaron. Expone también las miserables condiciones de vida de los trabajadores de la campaña y de los peones de campo, sublevándose con todas estas condiciones que solo causaban una cadena mayor de desesperanza, violencia y dolor.

Borrero denuncia el asesinato de 1500 obreros en la Estancia Santa Anita (solo una parte de la masacre perpetrada) y del abuso de poder de las fuerzas armadas. Pero por sobre todas las cosas, la protesta de José María Borrero fue y es una denuncia que se alza en alta voz contra el olvido y el silencio.

Extraído del Artículo: José María Borrero: Una Voz Contra el Silencio, de la Prof. Melissa Selva Andrade

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