El incendio que se desató la semana pasada en la zona de Esquel sigue fuera de control y ya ha consumido miles de hectáreas de bosque nativo y campos productivos. Entre las áreas afectadas se encuentra la estancia El Refugio, propiedad de Omar Yague, quien relató con profunda tristeza la devastación que está causando el fuego y la impotencia ante la falta de contención.
“Una tristeza enorme, el fuego sigue totalmente activo. Parecía que se había logrado controlar gracias al esfuerzo de brigadistas, helicópteros y aviones, pero un fuerte ventarrón hizo descender una lengua de fuego que alcanzó un pinar y, a partir de ahí, se tornó incontrolable”, explicó Yague. Según indicó a FM del Lago, las llamas superaron los 30 metros de altura y avanzaron rápidamente, afectando campos vecinos e incluso poniendo en riesgo la Ruta 40.
Uno de los mayores daños que ha provocado este incendio es la destrucción de un cipresal de valor incalculable. Según estudios realizados por el CONICET entre 2015 y 2018, estos cipreses databan de 1690 y conformaban un ecosistema único. “Todavía no sabemos el alcance real del daño, pero el fuego arrasó con todo ese faldeo”, lamentó Yague.
Las fuerzas de combate del fuego están desbordadas. Según el ingeniero, la mayor parte de los recursos fueron destinados a la zona del lago, donde el incendio también se salió de control. “Hay una dotación de bomberos protegiendo las instalaciones, y algunas máquinas trabajando sobre la Ruta 40, pero no hay mucha más gente disponible”, comentó.
En cuanto al origen del incendio, Yague no tiene certezas, pero expresó su indignación ante la reiterada negligencia y la impunidad con la que se desarrollan estos desastres. “Se escuchan todo tipo de rumores. Lo cierto es que se inició en la zona de El Corinto y, en cuestión de horas, lo teníamos dentro del campo. Acá los que prenden fuego intencionalmente son delincuentes, pero los que lo hacen por negligencia son unos imbéciles. Todos sabemos que no se puede prender fuego en estas condiciones de sequía extrema, y sin embargo, sigue pasando”, expresó con enojo.
A pesar del daño sufrido, Yague quiso resaltar el esfuerzo de quienes trabajan para contener el fuego. “Aunque mi campo se esté quemando, no es culpa de los brigadistas ni de los bomberos. Han hecho un despliegue increíble, con más de 50 brigadistas, aviones y helicópteros. Por suerte, salvaron las instalaciones, y les estaré siempre agradecido”.