En ese mismo año, al calor de las elecciones comunales, la Municipalidad instaló el Matadero. “El Libre del Sur” comentaba que “…por fin la población tendrá la seguridad de comer carne sana y limpia.” No obstante, “…tan feliz acontecimiento tuvo una nota desagradable (porque) los carniceros, en una reunión, decidieron subir la carne a 0.50 pesos el kg, es decir, un aumento entre 10 y 20 centavos.” El semanario explicaba críticamente que la Municipalidad cobraba un impuesto de 3 pesos por vacuno faenado y, dados los pesos promedio de los animales, el costo por kilogramo no excedería el medio centavo. Insinuaba también que podría instalarse, como en Río Gallegos, una carnicería municipal. Poco después, en otra edición, se daba lugar al descargo de los carniceros, quienes aducían que, debido a la lejanía del Matadero, se acrecentaban los gastos en traslados y en peones. Siguiendo el tema a través del “Esquel” y “El Libre del Sur”, la cuestión no fue resuelta de inmediato.
Fragmento del libro “Esquel… del telégrafo al pavimento”, de Jorge Oriola