jueves, 10 de octubre de 2024
Pujol y su esposa Anita Howell Jones. 1915.

Pujol, quien residía en Madryn, probablemente no podía hacerse cargo de lo que acontecía diariamente en Gastre, es allí donde resalta la figura de su administrador y luego socio, un hombre de nacionalidad uruguaya de nombre José Pedro Moré. Moré gestiona la llegada de su hermano Alfredo, también uruguayo, quien se convertirá más tarde en el patriarca de esta familia gastrense. El empresario catalán, sumaría a su servicio a otro personaje que a futuro destacaría en la provincia, Pedro Corradi, quien al momento de la aparición del automóvil lo acompañaría como chofer en los viajes entre Gastre y Puerto Madryn.

Con el paso de los años fueron llegando más trabajadores y personal especializado, como ejemplo de esto basta mencionar el arribo al caserío del Sr. José Luis Máximo Ayestarán, de oficio contador, quien, con el fin de formalizar y regularizar las actividades, se encargaría de llevar los papeles y registros de las entradas y salidas de mercadería, como así también los asuntos monetarios del lugar, una especie de contador de la firma. Ayestarán, años más tarde, llegaría a ejercer funciones como juez de paz de la localidad, por otra parte, se convirtió en propietario de una gran cantidad de tierras que luego pasaron a ser lo que fue y es hoy la estancia de nombre “Colelache”, perteneciente ahora a un sector de la “Estancia Sofía” y hasta la culminación de este libro propiedad de la familia Abdala. Como gerente del nuevo espacio comercial se desempeñaría el Sr. Máximo Either y como capataz, un viejo conocido de Pujol, el Sr. Miguel Norzagaray. A la par de estos sucesos el lugar iba creciendo, se mandó traer una esquiladora de veinticuatro manijas para satisfacer la necesidad de esquila de los crianceros de la región, y esto provocó la necesidad de construir nuevos galpones y centros de acopio, gradualmente, todos los centros de comercio de la meseta chubutense, se fueron vinculando o se convirtieron en tributarios de la central de Gastre, que se transformó así, en casa matriz y en una especie de gran centro comercial y de explotación ganadera. Según los relatos, se esquilaron por aquellos tiempos de sesenta a setenta mil ovejas. Otros almacenes también entrarían en la órbita del emprendimiento de Pujol, en Quechunilleo la familia González habilitaría un pequeño “boliche”, en Colelache, Eduardo Crespo tendría también su local comercial, al igual que su hermano “Lucho” quien se establecería como comerciante en Lagunita Salada, hacia la zona de Calcatapul, al norte del Chubut y encontraba el almacén de ramos generales propiedad del Sr. Serapio Contín, muchos de estos almaceneros eran también propietarios de una numerosa hacienda ovina que abastecía y demandaba servicios de la máquina y los corrales de Pujol, como por ejemplo Lucho y Eduardo, quienes eran propietarios en la zona de Nefiniyeu, del “Establecimiento Los Crespos”, y poseían importante cantidad de cabezas de ganado ovino, caprino y caballar, lo mismo para el caso del mencionado Contín. Otras familias y hombres de la época que circundaban el establecimiento “pujolino” estaban representados en la figura de Ramón Albornoz, poblador de la zona de “Ñancullique”, y Ángel Otoizaga al norte, lindando con la provincia de Río Negro, y José Francisco Contreras en el paraje “El Blanco”. Hacia la zona de Pirren Mahuida se encontraban las propiedades del Sr. Nazario Rojas, en Lonco Trapial y sus alrededores, los hermanos Moyano y la familia Huincahuel, finalmente encontramos a Miguel Norzagaray, quien, entrada la década de 1920, se convirtió en arrendatario de algunas hectáreas al sureste de la localidad, conocidas como Kankahuel, actualmente propiedad de la familia Maté. Este crecimiento demográfico y el consecuente aumento en la demanda de prestación de servicios justifican lo mencionado por Tascón, se necesitaba obligadamente de la existencia de un hotel o pensión, de esta forma se advierte que la función original del edificio de piedra fue solo la de brindar descanso y vivienda a los trabajadores del referido almacén y los vecinos cercanos.

 

Fragmento libro “Gastre, retrospectiva histórica”, de Carlos Adrián Tissera

 

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