Gaiman Henry se había hecho muy amigo de la familia William Hughes (Meloch), por lo tanto solía visitarlos con frecuencia. La señora de Hughes había traído de Tierra Salada (actual 28 de Julio) a una pariente lejana llamada Grace Ellis, como su ayudante y compañera.
En una de esas visitas él la conoció e hizo de ella la siguiente descripción: “Es muy buena y trabajadora. De finas facciones, delgada, de elegante figura y viste con garbo”. Los jóvenes se enamoraron, mientras el noviazgo se prolongaba llegó el año 1899. Un 14 de octubre 1901, Grace y Henry contrajeron matrimonio luego de 6 largos años de noviazgo. Ella tenía 23 y él 36 años.
Henry, que no tenía sentido del dinero, a pesar de que trabajaba arduamente, había demorado en tener casa y los muebles que formarían su hogar. Al año siguiente, a pesar del avanzado embarazo de Grace, decide mudarse a Punta Arenas; no se sabe si a causa de las inundaciones o de su espíritu aventurero. Su primogénito nació en un barco de bandera chilena el 8 de julio de 1902.
Tampoco se supo la razón por la que regresaron tan pronto pero en 1903 ya estaban en Gaiman y nació su segundo hijo, Reinaldo Ellis. El 5 de septiembre de 1905 advino Gilbert Edward, el tercer hijo de la familia Bowman. Vivían por entonces en la típica casita de ladrillos con su puerta al medio y sus dos ventanas guillotinas a los costados.
Henry además de fotografiar a casi todas las familias del valle en los acontecimientos de la época, cultivaba la chacra. En abril de 1907 llega Sidney George, un nuevo miembro de la familia Bowman.
Luego de soportar un crudo invierno, el 13 de agosto de 1909 llegó el quinto hijo varón de los Bowman, en la fría medianoche del mismo día, murió sin que se supieran las causas. La abuela materna, Margaret Davies, debió trasladarse a cuidar a los demás pequeños, ya que Grace quedó muy débil después del parto y a causa de una pulmonía murió una semana después, el 20 de agosto.
En el año 1909, cuando Henry enviuda, el entonces gobernador Don Alejandro Maíz, intentó convencerlo de que adoptara la ciudadanía argentina con el objeto de conseguirle un empleo estatal. En 1911 llegó un enrolamiento general a la colonia. En el Juzgado de Paz, era juez su amigo Sr. Leonardo Roberts y cuando Henry fue a enrolarse se encontró con que no tenía libretas de 1865 y solo quedaban en 1870 así que lo enroló como nacido en ese año y se finalizó con 5 años menos.
Se radicó definitivamente con su familia en lo que llamaba “el vallecito de Telsen”. Allí la presencia de un arroyo bastante ancho hizo que las tierras aledañas pudieran ser cultivadas. Construyó una casa con base de piedra y el resto de adobe. Se transformó en un hombre importante en la región y fue designado Juez de Paz a partir de 1915 y se desempeñó en esa función durante varios años.
En 1923 fue nombrado comisario de Gastre. Mientras esto sucedía, sus hijos fueron creciendo formándose en las tareas del campo. Cultivaban la chacra de Telsen y criaban animales.
La gran pasión de Henry continuaba siendo la fotografía. Algunos indios se acercaban a su casa para que los retratase. Era muy respetado por ellos, pues Bowman siempre estaba dispuesto a darles una mano. Cuentan los que lo conocieron, que era muy amable y educado. Cuidadoso, anotaba todo, pero una gran crecida del arroyo se llevó sus negativos que en aquel entonces eran de vidrio, juntamente con la máquina y demás elementos del laboratorio.
En 1925 comenzó a construir una casa de piedra negra y aun se observa como el testimonio de su vida en la comarca.
La gente lo describió en esos años como un hombre delgado y no muy alto, casi siembre vestido con bridges, polainas y sombrero. Solía pasar alguno que otro periodista buscando noticias del lugar y siempre terminaba en la casa de Bowman.
Tal vez al morir llevara en sus bolsillos las pocas monedas, que trajo cuando llegó a estas tierras. Nunca necesitó más. Vivió la vida que él mismo eligió, con entera libertad. Su estancia aquí fue larga y fructífera. Fueron 90 años de vida lúcida, que tuvieron su final un 7 de febrero de 1956. Sus restos fueron enterrados en el cementerio de Puerto Madryn.
Un diario de Trelew publicó la noticia de su muerte, en la que destacó las múltiples actividades en las que se desempeñara, como así también el hondo pesar que causó en toda una comunidad de la que se había ganado la estima.
Fragmento del libro “Tel’sen, una historia social de la meseta norte del Chubut”, de Liliana Elisabeth Pérez