viernes, 7 de febrero de 2025

El incendio en el campo de Aguado, ubicado en una zona conocida como “La Tapera”, a unos 30 kilómetros de Esquel, destapó una serie de conflictos entre parte de la Comunidad Nahuelpan y campesinos de la zona que incluyen usurpaciones, amenazas, disputas legales y condenas judiciales.

El 20 de noviembre de 2021 una parte del campo de 750 hectáreas de Carlos Aguado fue usurpado por personas que ingresaron clandestinamente al lugar a caballo, colocaron carpas y armaron un campamento. Destruyeron límites, desarmaron el alambrado y la tranquera y pusieron una nueva con cadena y candado. En un poste de eucaliptus pusieron una vara de 4 metros de alto con una bandera de la comunidad mapuche e ingresaron al lugar 20 vacas y 20 yeguarizos.

Al momento de la usurpación, Aguado se encontraba esquilando en una estancia y se sorprendió al escuchar un mensaje al poblador rural donde lo invitaban a retirar sus animales de su propio campo. El comunicado estaba firmado por la Comunidad Nahuelpan.

Luego de la denuncia de la familia Aguado, la justicia imputó a Gabriel Nahuelquir y a Ángel, Hernán, Hugo, y Héctor Quilaqueo.  En noviembre de 2023 Héctor Quilaqueo  y  Gabriel Nahuelquir fueron condenados a la pena de un año de prisión de ejecución condicional a accesorios legales y costas por considerarlos autores materiales y penalmente responsables del delito de usurpación.

“Durante el tiempo que duró el juicio, este grupo de personas intentaron sacar del juzgado a los testigos para que no declarasen en su contra, los amenazan e intentaban golpearlos. Buscaban amedrentarlos y que todos tengan en claro que si alguien declaraba en contra de ellos podían tener consecuencias”,  contó a La Voz de Chubut un campesino de la zona, que pidió reservar su nombre para no seguir incrementando el conflicto.

Unos meses después del fallo condenatorio del juez Jorge Novarino, la Cámara Penal de Esquel, integrada por los jueces Karina Estefanía, Martín Zacchino y Hernán Dal Verme, hizo lugar al pedido de impugnación de la sentencia y revocó las penas de Héctor Quilaqueo  y de Gabriel Nahuelquir.

A pesar de poseer el título de propiedad y el campo a su nombre, las tierras usurpadas todavía no fueron restituidas a la familia Aguado y el clima entre este grupo de la comunidad Nahuelpan y los campesinos de la zona es tenso y preocupante.

“La mayoría de los que tenemos campo por acá estamos armados y tenemos cámaras de seguridad porque no se puede vivir así”, detalló el hombre, y recordó que “hace un tiempo Facundo Jones Huala (líder de la RAM, que recientemente reivindicó los atentados incendiarios a las estancias) se paseaba por esta zona en una moto roja. Sabemos que está en permanente contacto con esta gente, seguramente los debe asesorar”, indicó, preocupado.

En este contexto, el pasado domingo 26 de enero Héctor Quilaqueo  encendió un fuego en un sector del campo usurpado y las fuertes ráfagas de viento lo descontrolaron provocando un incendio de grandes dimensiones que avanzó sobre los campos de Aguado y obligó a varias dotaciones de bomberos a trabajar en la zona durante muchas horas para controlarlo.

El incendio provocó fuertes quemaduras en Quilaqueo, quien tuvo que ser internado en grave estado, con neumonía y asistido con un respirador artificial. Su cuñado, Gabriel Nahuelquier, declaró recientemente que Héctor hizo un alto en “su recorrida para descansar y tomar unos mates pero el fuego se le fue de las manos”.

Sin embargo, esta semana un perro el can de la Brigada de Incendios de Trelew que fue llevado al campo de Aguado detectó presencia de acelerantes en el lugar y también en la ropa de Quilaqueo.

“Unos días antes de incendio, Quilaqueo amenazó a un chofer que iba a llegar hacienda al campo de los Aguado, diciéndole que le iba a quedar todos los animales que llevase. Y un rato antes de prender el fuego en el campo, sacó sus caballos que solían pastar en ese lugar. La justicia tendrá que investigar y determinar cómo fue el incendio, para mí está más que claro que fue un atentado”, aseveró.

 

 

 

 

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