El reconocido economista habló de un efecto inesperado tras la salida parcial del cepo y apuntó contra la naturaleza del sistema de flotación entre bandas.
La economía argentina se encuentra en un punto de inflexión, con la mirada puesta en las próximas elecciones y ante una posible reconfiguración del panorama político y económico tras los comicios. Y para el economista Ricardo Arriazu, existe, además, un grave “problema de confianza” que está complicando los planes del Gobierno.
En esa línea, durante una entrevista radial el reconocido especialista sostuvo que la apertura del cepo para personas físicas, financiada por el FMI, tuvo un efecto inesperado.
“Desde que se abrió el cepo, los argentinos compraron u$s 11.400 millones, y en términos netos u$s 9400 millones. Eso es lo que explica la caída de actividad. El equipo económico no esperaba que hubiera semejante caudal de demanda, pensaban que, si el dólar estaba tranquilo, la gente se iba a olvidar de comprar dólares. Pero la gente tiene años de cepo y de desconfianza encima”, apuntó.
“Entonces, lo primero que hizo todo el mundo en cuanto se abrió el cepo fue ir a ver si era cierto que podía comprar. El problema es que lo siguieron haciendo. Y si el equipo económico quiere proyectar para adelante, tiene que saber si esta es una tendencia que se va a mantener en el tiempo”, agregó.
Así, remarcó, la suposición de que la estabilidad del dólar calmaría la demanda de divisas se topó con la arraigada desconfianza de los ahorristas, especialmente en año electoral.
En otro tramo de la charla, Arriazu también apuntó contra el esquema de flotación entre bandas, del que se declaró un “ex adepto”.
“Más allá de lo del cepo, tuvieron errores. Querer una banda tan grande y esperar a que caiga al nivel inferior. Yo hubiera comprado a $ 1150 todo lo que me ofrezcan. La idea era destruir la inflación, no se dio. Luego tuvieron estacionalidad del medio aguinaldo, estacionalidad del turismo y justo ahí mandaron al Tesoro a comprar 1000 millones de dólares. Y el dólar subió. Y en Argentina cuando sube el dólar, baja la oferta”, indicó.
Y también cuestionó la decisión de desarmar las LEFI, en un movimiento que tildó de contraproducente. “Decidieron pasar a un sistema en el cual el Banco Central no fija las tasas de interés, para manejarse directamente con licitaciones de peso y creyendo que los 15,5 billones de pesos de LEFI se iban a ir todo a un título público. Y no pasó. Cinco fueron a títulos públicos, pero otros diez se fueron a liquidez, y se desplomó la tasa de interés justo cuando estaba subiendo el dólar. Ahí se desató el infierno”,
Ante esta situación, asevera, el Gobierno no tiene otra alternativa que contener el dólar, ya que una devaluación descontrolada pondría fin al programa económico.
A pesar de que el Gobierno cuenta con 25.000 millones de dólares en reservas líquidas (no propias, aclaró) y vencimientos de deuda acotados hasta fin de año, el economista insiste en que la percepción pública es de “vulnerabilidad”.
“No tienen otra alternativa porque, si el dólar se escapa, se acabó todo. Pero como hay desconfianza, eso implica tasas enormes. La próxima revisión con el FMI es en febrero del año, Y dentro del acuerdo está previsto que en la banda superior pueden intervenir (algo que finalmente el Gobierno confirmó que hará, post entrevista a Arriazu). La gente cree que no van a vender dólares, que van a hacer otra cosa. Se desató el caos y ahora no tiene otra alternativa que restaurar la confianza”, recalcó.
Este problema de confianza también se evidencia en el riesgo país. A pesar de ser el único país de América Latina con superávit gemelo, Argentina ostenta un riesgo país mucho mayor que sus vecinos. Esto ocurre, además, por cada “contribución del Congreso que busca dinamitar el equilibrio”, señaló.
“La pregunta recurrente de los inversores extranjeros es: ‘¿Por qué esta vez será distinto?’ Y la verdad es que no tenemos la menor idea. Lo único que es distinto esta vez es el resultado fiscal, y lo están tratando de bombardear. Eso hace de que no puedan volver a los mercados voluntarios de capitales”, diagnosticó.
En cuanto a un posible cambio de política post elecciones, Arriazu es escéptico. “Si el Gobierno mantiene el tercio en las elecciones, lo que le permite vetar leyes y evitar juicios políticos, la política actual se mantendrá”, afirmó.
Si esto finalmente ocurre, lo más probable es que después de octubre el dólar se tranquilice, el riesgo país baje y el Gobierno pueda acceder a los mercados, manifestó. Y en 2026 se sumarían las ventajas de las obras de infraestructura energética, la cosecha y la recuperación del precio del litio. “El desafío es cómo llegar hasta octubre”, planteó.
La respuesta del Gobierno, por el momento, no parece ser otra que intervenir activamente para evitar que el dólar se dispare, utilizando reservas, el mercado a futuro y el mercado de pesos que le permitan llegar a los comicios de medio término con su base electoral satisfecha.
“Dicen los politólogos que el apoyo al Gobierno predomina en del varón, joven, pobre y de poca educación. No entiende nada de lo que le dice Milei, pero está enojado con lo anterior y lo apoya por la esperanza. La esperanza es me ‘bajó la inflación, por lo tanto, yo mejoré, bajó la pobreza’. Eso es lo que le da los votos. Pero si en algún momento eso se da vuelta por un salto en la inflación, por la caída de actividad, o por lo que sea, chau Milei”, finalizó.
Fuente: El Cronista