lunes, 13 de octubre de 2025

 

En septiembre de 2004, una comisión técnica evaluó un anteproyecto que proponía crear un gran reservorio de agua dulce en una depresión natural al noroeste de Trelew, conocida como Laguna del Diablo. La idea era aprovechar los excedentes del río Chubut aguas abajo del Dique Florentino Ameghino, almacenarlos en ese sector y generar reservas suficientes para abastecer al valle inferior y a las mesetas cercanas.

El documento, titulado “Aprovechamiento para riego y otros fines en el Valle Inferior del Río Chubut”, planteaba que en apenas tres años de acumulación podrían disponerse de reservas estratégicas para una “planificación seria” de la Meseta Intermedia, Bajo Simpson y Meseta de Dolavon.

El cálculo preliminar estimaba que la capacidad del embalse rondaría los 4.000 hectómetros cúbicos, con una superficie de 18 kilómetros de largo por 7 de ancho promedio.

Los técnicos que presentaron la propuesta consideraban que los suelos de la zona eran impermeables, por lo que no existirían riesgos de filtraciones que afectaran al valle.

El plan contemplaba construir una toma en la cota 75 del río Chubut, una estación de bombeo capaz de elevar 70 metros cúbicos por segundo, y un canal de 65 kilómetros para transportar el caudal hasta la laguna. El canal no requeriría revestimiento, sólo impermeabilización con suelos arcillosos.

RESERVA, RIEGO Y TURISMO

Además de su función hídrica y de riego, el proyecto sumaba una mirada de desarrollo turístico: la laguna artificial podía convertirse en un espacio para actividades náuticas y recreativas, aportando un nuevo atractivo para la región.

La idea se integraba con otras acciones contempladas en el Plan Director para el Reacondicionamiento del Cauce y Protección de Crecidas en el Valle Inferior del Río Chubut, que también incluía el Cuenco Aluvional Ameghino-Boca Toma y obras de defensa urbanas y rurales.

LIMITACIONES Y CUESTIONAMIENTOS

Aunque la comisión evaluadora reconoció la relevancia del planteo, señaló que se trataba de una “idea avanzada” sin desarrollo técnico suficiente para su aprobación.

Entre las principales observaciones figuraban las pérdidas por evaporación que podrían producirse en un reservorio de esa magnitud y los altos costos de inversión y operación de la obra.

El informe también advertía que no resultaba razonable condicionar la protección del valle al funcionamiento de un sistema dependiente de instalaciones electromecánicas.

Por ello, recomendaba avanzar sólo si se elaboraban los proyectos ejecutivos y estudios ambientales correspondientes.

OTRAS IDEAS QUE NO SE CONCRETARON

El informe también analizó otras alternativas, como la construcción del Brazo de Río Angostura-Rawson, pensado para desviar crecidas evitando su paso por Gaiman y Trelew. Si bien se consideró válido el trazado, se concluyó que el alto costo y los beneficios limitados no lo volvían competitivo frente a otras opciones técnicas.

UN DIAGNÓSTICO QUE SIGUE VIGENTE

Veinte años después, el documento recupera actualidad ante el crítico descenso del nivel del Dique Ameghino y la advertencia de los productores del valle sobre la inminente escasez de agua.

La falta de mantenimiento del acueducto que lleva agua a Puerto Madryn y la demanda creciente de los sistemas de riego refuerzan la necesidad de retomar debates y estudios que, como el de la “Laguna del Diablo”, buscaron anticiparse a un problema que hoy vuelve a golpear a toda la región.

 

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