
Mientras el foco de atención está puesto en el conflicto de la flota langostinera y las discusiones sin final entre empresarios y gremios por los costos laborales, otra pesquería comienza a apagarse en silencio: la de la anchoíta patagónica. En Rawson, donde por estas fechas los barcos deberían estar alistándose para salir al mar, el muelle está completamente quieto. Nadie arma, nadie sale. Los números tampoco cierran. Y, como viene la mano, todo indica que este año no habrá temporada de anchoíta.
Armadores de Rawson señalaron que la situación es más grave de lo que parece. No se trata solamente de dejar de pescar un recurso y saltearse una temporada. La anchoíta venía ganando espacio como alternativa real a la pesca del langostino, en una ventana del año que tradicionalmente quedaba vacía. En los últimos tres años, pasó de ser una pesquería marginal a consolidarse como una actividad con proyección, con un récord de capturas en 2024, el aval científico del INIDEP sobre su abundancia y un avanzado proceso de certificación MSC que podría haberle abierto nuevas puertas comerciales, especialmente a Europa.
Pero todo eso queda en suspenso si no se pesca. Y no se pesca porque, al igual que con el langostino, los costos laborales hacen inviable la salida. El año pasado, con un acuerdo claro de 300 pesos por cajón, libre de gastos y ganancias, nueve barcos trabajaron entre junio y septiembre, desembarcaron en Rawson más de 4.223 toneladas y generaron unos 600 puestos de trabajo. Este año, ni siquiera se logra acordar cuánto vale cada cajón.
Semanas atrás, el Consejo Federal Pesquero aprobó la solicitud de la Cámara de la Flota Amarilla de Chubut (CAFACh) para la pesca de anchoíta en la Zona de Veda Permanente de Juveniles de Merluza, con respaldo técnico del INIDEP. Pero si los barcos no salen, esa autorización queda en letra muerta.
Además, peligra el proceso de certificación de sostenibilidad que CAFACh venía empujando desde 2021 con el Marine Stewardship Council (MSC). Una hoja de ruta técnica, exigente, pensada para posicionar al producto en los mercados más exigentes. Pero el MSC necesita datos, continuidad, evidencia de manejo responsable. Y sin temporada no hay muestreo, no hay seguimiento, no hay avances.
PROYECTO DE CRECIMIENTO
Y todo esto ocurre en un contexto donde la provincia necesita diversificar su matriz pesquera y generar movimiento económico más allá del langostino. Rawson se preparaba incluso para instalar su primera planta de procesamiento de anchoíta, una inversión pensada para aprovechar el recurso localmente y darle más valor agregado. Esa posibilidad también se frena.
La información todavía no es oficial, pero no pasarán muchos días para que se sentencie. De hecho, en junio del 2024, Rawson pasó la barrera de las 2 mil toneladas descargadas, y este año todavía no están las tripulaciones armadas.
Fuente: Redes al Mar