Conocé la historia de vida del meteorólogo que llegó a Chubut en 2008. Su pasión desde pequeño por las tormentas y su inolvidable experiencia en la Antártida.
Nacido en Villa Mercedes, San Luis, en 1984, Lucas Gabriel Merlo lleva en su corazón las raíces de una ciudad que lo inspiró desde pequeño a explorar los misterios de la naturaleza. Desde sus primeros años, su interés por el clima y los fenómenos atmosféricos fue creciendo, alimentado por su participación en el grupo scout, donde aprendió valores como el trabajo en equipo, el respeto por el medio ambiente y la curiosidad por entender el mundo que lo rodea.
En diálogo con La Voz de Chubut, destaca: “En el grupo scout, donde aprendí valores como el trabajo en equipo, la observación, el respeto por el medio ambiente y las ganas de poder ‘dejar un mundo mejor’, aspectos que fortalecieron mi curiosidad por entender la ciencia detrás de la naturaleza y la relación con los fenómenos meteorológicos”.

Su formación académica comenzó en la Fuerza Aérea Argentina, donde adquirió conocimientos en meteorología y tecnología electrónica, y se tituló como observador meteorológico de superficie. Luego, profundizó sus estudios en el Instituto de Formación Ezeiza y en el Servicio Meteorológico Nacional, especializándose en recopilar y analizar datos hidrológicos, meteorológicos y geofísicos. Además, su interés por el medio ambiente lo llevó a completar su formación como técnico superior en gestión ambiental en Esquel, una ciudad que desde 2008 ha sido su hogar y escenario de muchas de sus aventuras profesionales.
“Esta trayectoria me ha permitido entender mejor los patrones climáticos y la importancia de cuidar nuestro entorno, desarrollando una vocación que combina el interés por la ciencia y la protección del medio ambiente”
La pasión de Lucas por la meteorología nació en una tarde de verano durante una actividad en scouts, cuando observando el cielo, presenció una tormenta poderosa con nubes concentradas, viento intenso y granizo. Esa experiencia fue un punto de inflexión que despertó su curiosidad por entender los fenómenos atmosféricos y lo llevó a dedicar su vida a estudiar el clima y sus secretos.

“Esa experiencia marcó un momento decisivo en mi vida, pues despertó en mí una curiosidad natural por entender los fenómenos que estaban ocurriendo ante mis ojos. Desde entonces, empecé a prestar atención más detallada al comportamiento de las nubes, el viento, las precipitaciones y los cambios en el tiempo. La cumulativa de esos descubrimientos y la fascinación por comprender cómo funciona la atmósfera me llevaron a desarrollar una verdadera pasión por la meteorología”
Su carrera lo llevó a recorrer diversos lugares, desde observatorios en Buenos Aires hasta la Antártida, donde vivió experiencias que marcaron su vida. En la capital, aprendió diferentes metodologías y equipos de medición, pero fue en Esquel donde encontró su hogar, formando una familia con su esposa y sus hijos, Augusto y Lucio. La naturaleza y la tranquilidad de esa región le permitieron profundizar en su pasión y en su trabajo, que también lo llevó a vivir en condiciones extremas en la Antártida.

En la Base Antártica Belgrano, hoy flamea la bandera donada por la Agrupación Antárticos de Esquel.
“También viví en la Antártida, una experiencia que nunca voy a olvidar”, destaca, agregando que navegó y recorrió todas las bases haciendo estudios, enfrentando condiciones extremas, pero también disfrutando de momentos únicos: “Esa vivencia me ayudó a comprender mejor los fenómenos atmosféricos en ambientes extremos y a valorar aún más lo que significa trabajar en condiciones tan desafiantes”.
“El 90% del tiempo está nublado, frío y con altas acumulaciones de nieve. Durante el invierno, el mar se congela y el acceso a la base queda restringido a la temporada de verano, aislada durante todo el invierno”
En ese continente blanco, Lucas visitó la Base Belgrano en 2017, donde vivió la noche polar y presenció las auroras australes, fenómenos que describió como mágicos e inolvidables. Participó en un proyecto con la NASA para estudiar condiciones similares a las de Marte, y en 2022 estuvo en la Base Orcadas, monitoreando el campo magnético terrestre en un entorno de temperaturas extremas y aislamiento total durante el invierno. Más recientemente, en 2024, navegó en el rompehielos Almirante Irízar, recorriendo bases y contribuyendo a estudios sobre la anomalía geomagnética del Atlántico Sur.

“La familia, en cada fase, ha sido un sostén fundamental que me ha dado la fuerza necesaria para seguir adelante y vivir experiencias que llevan el alma de cada lugar en el que he estado”

Lucas, disfrutando de un momento junto a sus hijos Augusto y Lucio
Para Lucas, su profesión no solo ha sido un camino de conocimientos técnicos, sino también una fuente de experiencias únicas y enriquecedoras. La familia siempre ha sido su mayor apoyo, acompañándolo en cada etapa, desde su decisión de mudarse al sur hasta sus aventuras en los lugares más remotos del planeta. La presencia de sus seres queridos, incluso desde la distancia, le ha dado la fuerza para afrontar los desafíos más duros.
Con un compromiso firme con la ciencia y la protección del medio ambiente, Lucas aspira a seguir aportando desde su estación meteorológica en Esquel y su estación privada, Factor Nimbus. Su deseo es inspirar a las nuevas generaciones a interesarse por la ciencia, promover prácticas sostenibles y contribuir a una comunidad más informada y responsable con nuestro planeta.

La historia de Lucas Gabriel Merlo es la de un hombre que, desde Villa Mercedes, se convirtió en un explorador de los fenómenos naturales, enfrentando los extremos del clima y dejando su huella en cada rincón del mundo que ha tenido la oportunidad de conocer. Un ejemplo de pasión, dedicación y amor por la ciencia y la naturaleza.