Con casi 50 años de historia, se mantiene como la primera chocolatería artesanal de Esquel, combinando tradición familiar, calidad patagónica y resiliencia ante los desafíos del tiempo. Federico Braese relata la historia de lo que empezó como un pequeño emprendimiento familiar y hoy sus productos recorren el mundo.
La historia Chocolates Braese en Esquel se remonta a 1976, cuando la familia Braese, con raíces en la tradición panadera europea, comenzó a elaborar productos regionales de forma artesanal en la Patagonia argentina. Su especialidad son los chocolates, bombones, alfajores, dulces y licores, elaborados con materias primas de primera calidad.
Federico Braese, es quien mantiene la tradición de sus generaciones anteriores con el manejo, tanto de la fábrica de chocolates, como del local más comercial en pleno centro de Esquel.

La historia de Chocolates Braese comienza con una chacra familiar y una pasión por la panadería que se trasladó a Argentina, específicamente a la zona del Lago Futalaufquen. Desde entonces, se han dedicado a la elaboración artesanal de productos regionales, destacándose por la calidad y los detalles en cada uno de sus productos.

En diálogo con La Voz de Chubut, Federico, recuerda que su abuelo, Heriberto, llegó a Argentina en el año 1914 desde Alemania y se instaló en Futalaúfquen: “Tuvieron con mi abuela sus ocho hijos, entre los que estaban mi madre Fátima e Inés, mi tía”.

“En el año 1976, ellas ya tenían experiencia en la gastronomía, en el comercio y también habían trabajado en la Hostería Cume Hue del Lago Futaláufquen… Era una época de mucho impulso económico para Esquel, por la construcción de la Represa Hidroeléctrica, el inicio del Centro de Actividades de Montaña La Hoya y la construcción de la ruta hacia el parque”

Parte de la familia Braese, en la década del ’30. Fátima, pionera en el rubro de los chocolates, aparece en brazos de su madre.
“Mi mamá y mi tía tenían un kiosco”, recuerda Federico, siendo ese año 1976 cuando apareció la idea, como en otros lugares de montaña, de hacer chocolate: “A raíz de eso empezaron a hacer chocolate artesanal; como todo emprendimiento pequeño, con una mesada, dos ollas y una bandeja”.
El emprendimiento, formalmente, nace el 25 de diciembre de 1976; vendiendo en comercios o casa por casa: “Fue creciendo de a poco, hasta que hoy, casi 50 años después, seguimos estando presente como la primera chocolatería de Esquel, manteniendo la tradición, cultura y elaboración artesanal del chocolate con la calidad que nos caracteriza”, relata Federico.

Inés, Tity y Faty, responsables de Chocolates Braese en los inicios del local
“En Esquel fuimos los primeros y creo que en Chubut también. Hay otras chocolaterías que no son de montaña, pero las primeras del país y de Chubut comenzaron en la montaña”
Las pioneras del emprendimiento fueron su madre y su tía; luego se sumó su tío y ahora está el siguiendo con el legado: “Algo estaremos haciendo bien para seguir acá. El secreto es hacer las cosas bien, con calidad, buena materia prima, acompañando a la comunidad y aportando lo mejor que se pueda”.

Federico recuerda que hubo épocas difíciles; incendios, la erupción del volcán Chaitén, el brote de hantavirus y claro, la pandemia de 2020: “Hacíamos entregas a domicilio para que la gente pueda recibir su producto. Algunos rubros tuvieron que aguantar más de un año cerrados; el movimiento era muy poco. Ahí nos dimos cuenta que la gente no quería dejar de comer su chocolate y ayudábamos a pasar el momento”.
“Nuestra comunidad es muy resiliente y ha sabido sobrellevar cualquier situación”

La empresa familiar combina la tradición alemana con la experiencia de casi 50 años en la elaboración de productos de alta calidad, lo que les ha convertido en un referente en Esquel. Se ha mantenido fiel a sus orígenes, elaborando productos que satisfacen a los consumidores más exigentes, tanto locales como internacionales.
“Hemos tenido momentos muy buenos, con el bum del turismo en invierno cuando la gente se reencontró con la posibilidad de esquiar y con mayor conectividad. Se desarrolló más el destino y todo funcionó muy bien. Ahora, la temporada de Tulipanes atrae mucha gente en octubre; antes era temporada baja y ahora ese mes mueve más gente que en verano o invierno”

El tradicional monumento de Esquel, “Muñeco de nieve”, fue bañado en chocolate durante los años 2016 y 2017
En el año 2016, chocolaterías de Esquel organizaron un evento en el que bañaron de chocolate al tradicional monumento del muñeco de nieve de la ciudad. Federico recordó aquel momento, en el que se registró una importante presencia de público: “Fue muy lindo, a la gente le llamaba mucho la atención. Fue muy grato y lo hicimos dos años seguidos. Siempre tratamos de estar presentes donde podamos brindarle algo a la comunidad”.
“Nuestros productos han llegado muy lejos; a distintos destinos del mundo. Sabemos que los chocolates que hacemos han llegado hasta Japón”

Por último, el entrevistado aseguró que desde que se unió al desafío de la empresa, siempre quiso continuar con el legado que lleva tantos años: “Trato de mantener viva la leyenda, adaptándome a los nuevos tiempos y nuevas tecnologías, pero sin dejar de ser una pequeña empresa familiar… Quien dice que más adelante, otros sigan con este legado familiar”.
1 comentario
EXCELENTE TRABAJO…!!!!!