Güemes inspiró la instauración del feriado nacional del 17 de junio, trasladado este año al 16. Un hombre clave en la gesta de la independencia y defensa del país.

Este lunes 16 de junio es feriado en Argentina por el traslado del 17, fecha en conmemoración a la muerte en 1821 del general Don Martín Miguel de Güemes, en la Quebrada de la Horqueta, Salta. O, como suelen decir los libros de historia, pasaba a la inmortalidad.
A los 36 años, y tras diez días de agonía a la intemperie por una herida de bala, el comandante de “Los Infernales” dejaba este mundo sin haber visto cumplido su principal objetivo: la expulsión definitiva de las tropas realistas de su tierra. Ese hito llegaría recién el 22 de julio, cuando sus milicias populares, al mando de José Antonio Fernández Cornejo, lograron reconquistar Salta.

Su figura, clave en la defensa del norte argentino y en la consolidación del proceso emancipador, es una de las más postergadas en el relato oficial de la Independencia. Recién en 2010 se instauró el feriado del 17 de junio en su honor, casi dos siglos después de su muerte. Es de carácter trasladable, de allí que hoy sea parte de un fin de semana largo.
Güemes: de la comodidad a la trinchera
Güemes había nacido el 8 de febrero de 1785 en Salta, en el seno de una familia acomodada. Su padre, Gabriel de Güemes Montero, era tesorero real de la Corona Española. Su formación fue en Buenos Aires, donde estudió en el Real Colegio de San Carlos y, a los 14 años, se enroló en el Regimiento Fijo de Infantería. A los 21, ya se destacaba en la defensa de la ciudad frente a las invasiones inglesas de 1806. Desde entonces, su carrera militar fue imparable.
En 1810 se sumó con fervor al movimiento independentista surgido de la Revolución de Mayo. Fue parte del Ejército del Norte y participó en la primera victoria revolucionaria en el Alto Perú, la batalla de Suipacha. Pero su rol más decisivo comenzó en 1815, cuando regresó a Salta y organizó su propia fuerza: un ejército popular integrado por gauchos, mestizos, indígenas, esclavizados y pequeños productores rurales.
Gobernador elegido por el pueblo y traicionado por la élite
Ese mismo año, Güemes fue elegido gobernador de Salta por asamblea popular, sin intervención de Buenos Aires. Gobernó hasta 1820 y defendió el territorio de siete invasiones realistas. Fue pionero en utilizar tácticas de guerra de guerrillas, aprovechando el conocimiento del terreno y la movilidad de sus hombres.
El Gaucho Güemes
En su gestión aplicó medidas que generaron fuerte rechazo entre los sectores acomodados: suspendió arriendos, expropió bienes de españoles no colaboradores y pidió préstamos forzosos para sostener la guerra. Esa tensión interna derivó en su aislamiento político.
En 1821, mientras resistía una nueva ofensiva realista desde el norte, una rebelión local promovida por terratenientes estalló desde el sur. El 7 de junio fue herido por la espalda en una emboscada y debió refugiarse en la Horqueta, donde murió diez días después.
“Voy a dejarlos, pero me voy tranquilo. Porque sé que tras de mí quedan ustedes, que sabrán defender la patria con el valor del que han dado pruebas”, dijo a sus tropas antes de morir. Esa frase, recogida por la tradición oral y por sus biógrafos, resume el espíritu del líder salteño: austero, valiente, comprometido con los suyos hasta el final.

Tras su muerte, “Los Infernales” resistieron y reconquistaron Salta, completando su legado. La historia los recuerda como un ejemplo de organización popular y de lucha territorial. En total, “Los Infernales” lograron repeler siete ataques e invasiones realistas; y lo hicieron por medio de la “guerra de guerrillas” (atacaban de improviso y luego se dispersaban por el monte).
El vínculo de Güemes con José de San Martín fue clave: juntos idearon la estrategia de contención realista en el norte, mientras el Ejército de los Andes avanzaba hacia Chile y Perú.
Fuente: Los Andes