lunes, 8 de septiembre de 2025

Los ciudadanos de la provincia de Buenos Aires votaron a favor del peronismo, sí, pero quizá en mayor medida votaron en contra del gobierno nacional. Aunque la última palabra la tendrá la elección nacional de octubre, para la cual Javier y Karina Milei deberán replantearse la pésima campaña que están haciendo en todo el país. Mientras que el gobierno nacional deberá replantearse casi todo lo que está haciendo en gestión.

El presidente Javier Milei reconoció hoy la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires por más de 10 puntos contra el peronismo.

Es cierto que el triunfo de Axel Kicillof es espectacular, pero mucho más espectacular es el fracaso de Javier Milei.

El peronismo sacó un par de puntos más de aquellos con los que Kicillof retuvo la gobernación en 2023. Muy buen resultado. Pero en aquel mismo año, La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio, que marcharon separados, sacaron sumados el 51,2% (con esos números, unidos como se presentaron ahora, le podían haber ganado hace dos años al peronismo) mientras que ahora, aliados sacaron unos 18 puntos menos. Pésimo resultado.

Entonces, no sería alocado pensar que, en esta ocasión , la suma de mileistas con la gente del PRO haya restado en vez de sumado, en enorme medido por el trato humillante que el mileismo le dio al macrismo. Vale decir, hay sumas que restan. Este parece ser el caso. Lo derrotó en Capital Federal cuando debían haber marchado aliados, y entonces, ahora, cuando se unieron en la provincia, no les sirvió de nada porque al PRO ya lo habían convertido en nada. Karina lo hizo.

Es razonable pensar que, en casi cualquier escenario, el peronismo hubiera ganado en su último gran bastión, pero no con este resultado tan apabullante. Es que el triunfo obtenido es también una advertencia de lo que puede ocurrir de aquí en más si Milei no produce cambios drásticos.

Esta elección Kicillof intentó provincializarla separándola de las nacionales en contra de lo que quería Cristina. El gobernador acertó en separarla, pero igual los comicios se nacionalizaron por obra de los hermanos Milei, que quisieron repetir el triunfo que le propinaron al PRO en Capital Federal. Pero esta vez les salió el tiro por la culata

El peronismo no hizo demasiado en esta elección salvo defenderse moviendo a full el aparato de los intendentes, demostrando que no está muerto quien pelea. Es cierto, nunca hay que matar al peronismo, lo dijimos siempre, pero en este caso la causa principal de tamaño resultado parece haberse sido responsabilidad principal del gobierno nacional que tendrá que replantearse casi todo, no sólo para pelear en octubre, sino para seguir gobernando con algún tipo de tranquilidad.

La campaña fue horrible pero la estrategia con la que se la condujo fue peor. El mileismo hizo todo para perder. En la gestión y en la electoral. Sería casi imposible encontrar un solo acierto en esta campaña electoral desde que se inició, y en las últimas semanas sería casi imposible encontrar algo que no sea un error en todo lo que está gestionando el gobierno de Milei.

Quizá con esto haya volado por los aires el ridículo objetivo de pintar todo el país de color violeta. Para crear en tiempo récord el Partido conducido por Karina, se gastaron fortunas, pero parece que no está sirviendo de nada. Que lo único que le queda a LLA es lo que ya poseía antes y que no tiene por qué haberse perdido: el carisma de Milei, que es lo que puede hacerles ganar las elecciones nacionales. Pero siempre y cuando Milei no siga peleando contra sí mismo, produciéndose cada vez más daños autoinfligidos.

En síntesis, Kicillof le ganó a Milei obviamente, pero también a Cristina que hizo todo lo posible para que la elección no se desdoblara. Cristina, lógicamente, querrá colarse en el triunfo, pero hoy Kicillof tiene los números y los resultados para plantarse como líder del PJ porque le ganó al gobierno y le ganó al cristinismo. Pero para llegar a eso hay un largo trecho. No es automático. El futuro está abierto. Aunque también el pasado. este domingo se abrieron las puertas para los dos lados.

 

Por Carlos Salvador La Rosa para Los Andes

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