
Durante el invierno el tiempo continuó lluvioso y frío, al extremo que fue considerado como uno de los más rigurosos de los últimos años. Para fines de junio se comentaba que la escarcha y el hielo a la sombra, no se deshelaban desde hacía más de 15 días, lo que corroboraba el frío que hacía. Por otra parte, el río se mantuvo muy alto durante meses, lo que trajo muchas zozobras entre los chacareros por temor a una inundación.
Para agravar la crudeza del invierno existió por algunas semanas, escasez de nafta y kerosene debido a que se perdió la partida de mil cajones de nafta que se transportaban en el vapor «Kaiser», el que se incendiara en las proximidades de Puerto Madryn. Hubo días en que casi no circulaban los automóviles, lo que no dejaba de ser motivo de tranquilidad para los peatones. Ésta falta de combustible quedó resuelta en los primeros días de julio con la llegada de tres mil cajones de nafta y dos mil de kerosene recibidos con el vapor «Chipana», pero la partida recibida no tardó en agotarse, produciéndose una nueva escasez al mes siguiente, la que fue superada con la recepción de dos mil quinientos cajones remitidos a la Compañía Mercantil Chubut desde Buenos Aires.
Fragmento del libro “Trelew, un desafío patagónico”, de Matthew Henry Jones (El Regional)