La fuerte crisis del sector pesquero en la provincia está llevando a las pequeñas empresas al límite de la quiebra. Mientras el conflicto salarial se centra en las grandes empresas de langostinos, las plantas dedicadas a la merluza, como Pesca Marina SRL, enfrentan una situación aún más delicada. “No podemos seguir. El aumento de sueldos de más del 200% que acordaron las grandes empresas de langostinos con los gremios nos dejó al borde del cierre”, afirma José Luis Quercia, apoderado de la firma.
Con cien trabajadores efectivos en cada una de sus dos plantas, la empresa sostiene que los términos del convenio colectivo acordado el año pasado no solo son inabordables, sino que fueron definidos sin consulta alguna. “No somos parte de la CAPIP ni participamos en las negociaciones, pero igual debemos pagar lo que ellos firmaron. Eso nos destruye”, señala Quercia.
El apoderado confirmó que la empresa no participará en las próximas negociaciones paritarias, no ofrecerá aumentos salariales y podría aplicar un laudo arbitral para definir unilateralmente la liquidación de haberes desde junio. “Yo nunca eché gente. Tengo empleados que están conmigo desde 1995. Esto no es una planta, es una familia. Pero así no se puede más”, lamentó.
Una estructura pensada para el langostino
El empresario cuestionó con dureza los convenios colectivos firmados por la Cámara Argentina Patagónica de Industrias Pesqueras (CAPIP), orientados —según su visión— al negocio del langostino, sin considerar a las plantas que trabajan con merluza. “Nos aplicaron aumentos salariales de más del 200%, sin haber participado en la negociación. Nosotros no somos parte de la CAPIP”, aclaró.
Esa actualización salarial y la baja en el precio internacional de la tonelada de la merluza volvieron insostenible el negocio: “Exportábamos a 3.600 dólares la tonelada en enero del 2024, pero en enero del 2025 bajó a 2.850. Perdimos 800 dólares por tonelada, mientras los salarios se dispararon. No hay forma de sostener eso”.
Además de los salarios, Quercia denunció un incremento generalizado en los costos operativos: “Los insumos se duplicaron, la electricidad se fue al doble, y el dólar oficial para exportar no acompaña. Es una tormenta perfecta”.
Una advertencia al sistema
Pesca Marina SRL emplea a alrededor de cien personas en cada una de sus dos plantas, y según Quercia, “mantener ese nivel de empleo en estas condiciones es imposible”. Y advirtió: “Los grandes arreglan con los gremios desde Buenos Aires, pero acá abajo no podemos seguir. Y lo peor es que no somos los únicos”.
Nota elaborada en base a declaraciones al programa Redacción 20 de LU20