
Antes de retirarse el público, se informó que la prueba aérea se llevaría a cabo el domingo 17 por la tarde, y para sorpresa de la mayoría, el domingo por la mañana, a eso de las 6.30 horas, aprovechando la falta de vientos y con el fin de realizar una prueba de ensayo, partiendo de los baldíos existentes donde hoy se encuentra el Colegio Padre Juan Muzio, levantó vuelo el pequeño avión con tan mala suerte que, al no alcanzar mucha altura después de esquivar por pocos metros a la torre del molino de viento que se encontraba al borde la zanja grande, frente al hoy Pasaje Tucumán, fue a estrellarse contra el poste telefónico que estaba en la esquina de Belgrano y Julio A. Roca. Felizmente el piloto salió casi ileso, ya que sufrió algunos rasguños de poca importancia.
A raíz de este accidente el avión sufrió la rotura de la hélice, repuesto que se hizo traer desde Buenos Aires. Tal era el deseo y el interés del piloto Francisco Sánchez en no defraudar a los numerosos amigos que había hecho desde su llegada al pueblo. En cuanto a los hierros y tensores averiados los mismos fueron enderezados lo mejor que pudieron.
Con el avión reparado y con el fin de poder complacer la expectativa general, el jueves 11 de noviembre, en horas de la tarde y ante un público muy numeroso que se dio cita frente a los Cuarteles, se llevó a cabo la prueba, saliendo a gran velocidad para, a los pocos metros, descender en forma violenta, aterrizando entre unas matas que destrozaron el aparato. La suerte también acompañó al piloto en este segundo percance en nuestro medio, ya que salió ileso del accidente.
De esta manera poco feliz, dio término a su actuación el primer avión que se conociera en Trelew, después de recorrer tantos kilómetros en barco y ferrocarril (1500), para sólo volar en la zona unos 1500 metros en total, siendo también de lamentar que hayan sido muy pocas, las personas que tuvieron el privilegio de verlo en el aire.
Los restos del avión fueron llevados a la chacra del señor Wyn Jones Berwyn, hijo del Primer Colono Richard Jones Berwyn, casado con Gwen Ellen Thomas, hija del Primer Colono John Murray Thomas. En cuanto al tanque de nafta, que era de bronce de la mejor calidad, el mismo fue a parar a manos del señor Pedro Meschio, quien por muchos años lo utilizó como depósito de agua, pero más tarde se lo facilitó a un amigo que se olvidó de devolvérselo, perdiéndose de esta manera.