jueves, 23 de enero de 2025
Familia Evans, 1900

Al Río Percy el poeta lo llamaría AFON FFRADACH “Río Fracaso” y creo que es el nombre más acertado, pero se llamó PERCY.  Este nombre por el señor PERCY WHARTON que vivió en sus riberas por muchos años, fueron WHARTON y THOMAS MORGAN quienes hicieron una hornalla de ladrillos y se levantó lo primer casa de este hermoso material; era de dos habitaciones.

Pasaron algunos años y WHARTON vendió su campo y la casa a WILLIAM JONES KANSAS, la casa estaba situada sobre la margen sur del río frente a la actual casa de MEREDYDD JONES KANSAS el lugar se llamó PEN Y BRYN, era un bonito lugar cubierto de chacay, maitenes y cipresales. Había transcurrido algún tiempo que KANSAS vivía en la Casa Colorada como la llamábamos, y durante un invierno muy llovedor, el río comenzó a salir del cauce. Era una amenaza para la familia. El padre con los hijos había hecho una defensa trabajaron muy duro con la pala y ponían cuanto objeto servía para contener las aguas, esa noche convencidos que el río no crecería más que había llegado al máximo caudal, optaron por dormir, pero tuvieron la precaución de dejar una mula atada. Pasada la mitad de la noche el padre se levantó de la cama y el agua le llegó a la mitad de la pierna o sea unos 25 cm., cundió la alarma entre la familia, los muchachos ataron la mula al carro de dos ruedas, mientras que la madre y los más pequeños trataron de juntar lo más necesario, llevaron lo imprescindible para poder salir cuanto antes, una vez iniciado el cruce del río en la parte más honda y con mayor corriente se empacó la mula, unos empujaron el carro, otros tiraron de las riendas, aburrida la mula de oír maldiciones salió con el carro y sus ocupantes, eran las dos y media de la madrugada, cuando llegaron a mi casa, mojados y con temor por su propia vivienda.

Estuvieron con nosotros dos o tres días luego se mudaron a la segunda capilla o sea acá en Trevelin. Al día siguiente trataron de rescatar algunas cosas de la Casa Colorada, pero todo se había perdido, días y días los cimientos fueron roídos por el agua y la creciente no bajaba, al cabo de unos pocos días no quedó ni rastros de la hermosa Casa Colorada.

Fragmento del libro “El Molinero” de Clery Evans

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