sábado, 5 de julio de 2025

Tras perder su hogar en un incendio, apenas ocho meses después de recibirlo, decidió levantar su carácter y abrir un merendero que hoy ofrece comidas caseras a más de 40 familias en el barrio Valle Chico de Esquel, demostrando que la unión y la solidaridad pueden transformar vidas.

 

Belén Curaqueo es una reconocida vecina de Esquel que, toda su vida estuvo vinculada a las cuestiones sociales, con la idea fija en poder brindar una mejor calidad de vida a los más necesitados.

Hace algún tiempo, junto a tres vecinas más (Doris, Maca y Noelia), iniciaron la actividad de un merendero que lleva el nombre de “Nueva luz”. El mismo funciona en el propio hogar de Belén, ubicado en el barrio Valle Chico.

En diálogo con La Voz de Chubut, Belén contó sobre el funcionamiento del merendero y sobre su vínculo con la causa y la comunidad.

Las cuatro vecinas de Valle Chico, que llevan adelante el merendero “Nueva Luz”

“El merendero funciona en mi casa a través de sistema de viandas todos los martes y jueves. Las elaboraciones son todas caseras. De acuerdo a la demanda vamos elaborando; el último número fue de 41 familias, compuestas por niños y adultos”, destaca, agregando que las familias se acercan con su tupper para llevar los alimentos y además, se les entrega una bebida.

“El principal objetivo es llegar con algo calentito a los niños, ya que hay mucho que, en ocasiones, no cenan”

Cabe detallar que, el barrio Valle Chico está a algunos kilómetros de la zona urbana de Esquel: “Está alejado y se padecen diversas situaciones. Nuestros hijos no tienen la misma accesibilidad que hay en la ciudad. No tenemos plaza, no hay actividades de recreación para los chicos; hay situaciones precarias y se hace caro vivir por las situaciones y distancias”, remarca Belén.

Belén y sus compañeras elaborando tortas fritas para quienes se acerquen al merendero

“Se me dio por abrir el merendero el año pasado. Se sumaron Doris, Maca y Noe. Es trabajo en equipo entre vecinos; elaboramos la merienda, todo casero con nuestro quemador a garrafa. La demanda ha crecido por la necesidad”

 

Las donaciones son una parte fundamental para el funcionamiento del merendero: “Toco puertas y trato de arbitrar otros medios. Tenemos una mínima ayuda de la Municipalidad, que nos dona harina. Cuesta conseguir, pero siempre trabajamos para llegar con algo caliente a las familias”.

Belén tiene una fuerte historia de vida, marcada por la resiliencia y también, por la ayuda de la gente. Es conocida por su trabajo social desde la adolescencia; se desempeñó en merenderos, comedores y escuelas primarias.

“Durante la pandemia me junté con vecinos del barrio Matadero y creamos el comedor “Quedate en Casa”, donde estuvimos trabajando durante toda la pandemia gracias a las donaciones”


La elaboración de todo lo que se brinda, se realiza en su totalidad en la casa de Belén

“Me entregaron mi casa y a los 8 meses se incendió; fue un 26 de junio a las 3.30 hs, en la madrugada. Pude sacar a mis hijos y quedamos con lo puesto. Desde ese día, me di cuenta que lo material va y viene. La vida se trata de sembrar cosas buenas; yo transité mucho ayudando y hoy, tengo lo que tengo gracias a la gente”, destaca, agradecida por cómo se portó la comunidad en su momento más difícil.

“Coseché lo bueno que antes había sembrado. Hay que ser agradecido con lo que uno tiene y siempre tratar de brindar una mano”

 

Nueve meses después del incendio, Belén y sus hijos volvieron a su hogar: “De inmediato dije que tenía que hacer algo por mi gente y por mi barrio; ese día que volvimos, abrí el merendero”.


La olla popular realizada el pasado 21 de junio, constó de 400 porciones de guiso de lentejas

El pasado 21 de junio, Belén organizó una gran olla popular, mostrando nuevamente, lo que la unión y el trabajo en equipo pueden lograr: “Fue para mi barrio, para hacernos escuchar. Sin tener servicios básicos y dignos se puede llegar a mucho. Los chicos de Camioneros hicieron el fuego, nosotros juntamos donaciones; muchas entidades colaboraron. Elaboramos 400 porciones de guiso de lentejas. Estuvimos desde las 8 hasta las 13 hs. Se sumaron las cocineras de la Escuela 112 y pudimos colaborar con la gente de Valle Chico, las tomas aledañas y el Badén III”.

“La idea es hacer la olla popular cada dos meses. Tenemos pensada una para agosto… La gente es muy solidaria y yo, quiero estar donde la gente lo necesite”

 

 

Compartir.

Dejar un comentario