domingo, 7 de julio de 2024
John Brooks y su mujer Gwenllian Jones en su campo de Comodoro Rivadavia

El fundador de la estancia que llegaría a ser La Siberia fue el segundo poblador de Valle Huemules. John Brooks, que nació en 1875 en Wickham, Inglaterra. Como en 1893 contaba con dieciocho años de edad, no podía salir de su país sin el permiso de sus padres. Entonces falseó su edad en el pasaporte y junto a dos de sus hermanos y la esposa de uno de ellos se embarcaron rumbo a las Islas Malvinas, en el Atlántico sur. Luego de permanecer unos pocos días en las Islas, volvieron a embarcarse para dirigirse a Punta Arena, en Chile. De allí continuaron camino a la Isla Grande de Tierra del Fuego, pero el lugar tampoco resultó de su agrado. Como la mujer de uno de sus hermanos quedó embarazada durante el viaje, decidieron retornar a Inglaterra para que el bebé naciera allí. John fue el único que se quedó. En 1901 ingresó a Argentina y así dio  inicio a un periplo que lo llevaría a recorrer gran parte de la cordillera patagónica. En 1903 pasó por el entonces caserío de Comodoro Rivadavia. Como la zona le pareció árida, continuó hacia la colonia galesa de 16 de Octubre, en el noroeste de Chubut (hoy conformada por las localidades de Esquel y Trevelin). En 1904, durante una ronda por los campos precordilleranos de Cholila conoció a los famosos pistoleros norteamericanos Butch Cassidy, Sundance Kid y Ethel Place. Se encontró con ellos en un descampado, reposando al pie de una arboleda y lo invitaron a tomar té. Ethel, que estaba tendida sobre una mata, de cara al cielo, jugando con un winchester, derribó un aguilucho en pleno vuelo de un solo disparo. Recién años más tarde conocería la verdadera identidad de los bandoleros.

Luego continuó bordeando la cordillera para finalmente arribar a la localidad de Rio Gallegos, en el extremo sur del territorio de Santa Cruz. Pero no tardó mucho en volver al camino y en 1906 se instaló en la margen sur del Valle Huemules. Su campo, tendido entre montañas, bosques, arroyos y pastizales, constaba de cuatro leguas.

Los primeros años fueron los de mayor sacrificio. Debió enfrentar los elementos de la naturaleza, sobre todo los rigores del invierno; mantener a raya a los pumas que en invierno bajaban de la espesura de los bosques de las altas montañas y acosaban a la hacienda; convivir con la soledad y el aislamiento y esquivar a los malvivientes que por entonces pululaban por el territorio sembrando el terror.

De iz, a der.: el norteamericano Jorge Cunningham y John Brooks. El hombre de chaleco y sombrero es el galés Walter Jones, uno de lo primeros colonos de Colonia Sarmiento.

En el invierno de 1910, Brooks debió alejarse quince días para acompañar a Colonia Sarmiento a su recién llegado vecino John Noble. El juez de paz de esa localidad lo había citado para conocerlo y, de paso, ver si le podía sacar algo de dinero; lo que por entonces era una situación muy común. Pese a ello, lo que más los preocupó fue el tener que dejar su ganado sin custodia. En lo alto de las montañas nevaba hacía algún tiempo, por lo que los pumas, que no daban tregua, en su ausencia podían diezmar sus pequeñas majadas. En el camino, cerca de río Guenguel, se encontraron con una joven pareja de la tribu tehuelche de Quilchamal. La tribu había partido y ellos habían quedado rezagados en su toldo miserable por no poseer caballos con los que desplazarse. Eran indios pobres, y la mujer estaba por dar a luz. Brooks, compadecido, les regaló un padrillo que llevaba de tiro. Impasible como buen tehuelche, la demostración de agradecimiento del joven se resumió a un gesto de asombro y una mirada de simpatía. Luego Brooks y Noble continuaron viaje rumbo al valle de Sarmiento donde los esperaba una sorpresa. Hacía meses que el juez se había alejado de la zona y no parecía que fuera da volver. Disgustados por contratiempo y lamentándose de la segura pérdida de parte de la hacienda bajo las garras de las fieras, emprendieron camino de regreso. Noble, que poseía pocos animales, temía haber quedado en la ruina. Días después, de regreso en huemules, Noble pensó que su majada había quedado devastada. Algunas puntas vagaban dispersas entre los montes Huemules, y por todos lados asomaban osamentas. Desconsolado, se descolgó del caballo, se sentó en un tronco y se entregó a sollozar. El tranco sutil de un caballo que se detuvo junto a él lo sacó  de sus cavilaciones. Se volvió y vio como el jinete le arrojó delante un atado de cueros de pumas. Era el joven tehuelche al que habían ayudado cerca del río Guenguel. Kelemoj, como se llamaba, tenía en el rostro la misma expresión que la vez que lo ayudaron. Los había salvado, y ésa fue demostración de agradecimiento.

Brooks, hombre alegre, de fuerte personalidad y gran carisma, pronto trabó amistad con sus escasos vecinos, en particular con el lituano Julio Germán Koslowsky, los norteamericanos John Noble y Jorge Cunningham, y el irlandés George Cunningham.

En 1914 pasó a ser el administrador de la poderosa estancia ganadera Valle Huemules. Mientras tanto, siguió manteniendo su campo, cuyo casco, una modesta vivienda de adobe, estaba a ocho kilómetros de su nueva y confortable residencia. Cada tanto viajaba a Colonia Sarmiento en busca de provisiones. El viaje a caballo le llevaba entre cinco y siete días. Allí conoció a Gwenllian Ann Jones, hija de galeses y la única mujer entre doce hermanos varones. Los padres de Gwenllian habían partido de la colonia galesa de Gaiman para instalarse en el valle de Sarmiento. Fueron de los primeros en poblar la zona. El primer tiempo, hasta que construyeron la primera vivienda, residieron en las cuevas de la sierra que separa los lagos Musters y Colhué Huapi. Se casó con ella en la Colonia, en 1919. Desde entonces residieron en el casco de la estancia Valle Huemules. Su primera hija, Gwendoline, nació en Sarmiento. El segundo parto, en Huemules, trajo al mundo a Guillermo, el segundo de los once hijos que tendría el matrimonio.

Entre tanto, la región cordillerana se veía envuelta en una fiera década de violencia que trajo aparejados innumerables y constantes robos de ganado y asesinatos bestiales. Varios de los hechos sangrientos se produjeron en el casco de la estancia o en sus inmediaciones. En 1920, el criminal Candelario Vargas, al mando de veinticinco hombres, intentó tomar por asalto al John Brooks y su mujer Gwenllan Jones en su destacamento de policía de Valle Huemules. Brooks, preocupado por preservar la integridad de su familia, en mayo de 1923 abandonó su empleo y su campo y partió hacia Comodoro Rivadavia.

En la naciente de un cañadón cercano a la costa fundó su nueva estancia, en la que pasó el resto de su vida. Falleció de vejez el 1 de junio de 1969 cuando tenía 94 años de edad. El cañadón donde asentó el casco de su establecimiento lleva su nombre.

Fragmentos de “El viejo oeste de la Patagonia”, de Alejandro Aguado.

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