El atardecer del 12 de agosto de 1963, fue robado por Osvaldo Agosto ( a quien le fue reservada la parte operativa del hecho ) Manuel Gallardo, Alcides Bonaldi y Luis Sansoulet, integrantes de la Juventud Peronista, en esa época dirigida por Envar el Kadri, Jorge Rull y Héctor Spina.
Agosto dice: “Esto fue algo simbólico; el peronismo venía de varias derrotas, estábamos proscriptos, había ganado el radicalismo con Arturo Illia y teníamos que hacer algo para levantar el ánimo de los muchachos”.
El objetivo era poner en ridículo al régimen y a las Fuerzas Armadas apropiándose del arma más conocida de San Martín, para entregársela al exiliado ex presidente Perón, que seguía en Madrid. El museo cerraba a las 19.30 horas; quedaban en su interior un empleado y un custodio, y los militantes se hicieron pasar por estudiantes secundarios para entrar fuera de hora y reducirlos. El robo se consumó cuando Agosto rompió el vidrio protector y lo sacó en cosa de 5 segundos, para envolverlo en un poncho, y más tarde se lo entregó a Aníbal Demarco (éste en 1974 sería ministro de Bienestar Social del gobierno de Isabel Perón). Estaba previsto que Demarco lo ocultara y se lo enviara a Perón. Otras ideas eran recuperar una de las banderas que los franceses tomaran en el enfrentamiento de la Vuelta de Obligado, que se encontraba en el Hotel des Invalides de París (que no se intentó debido a enfrentamientos internos del grupo), y una invasión simbólica a las islas Malvinas, luego hecha por el grupo de Dardo Cabo (el Plan “Cóndor”). Dice Tarruela:
“Apenas trascendió la noticia, la policía se movió vertiginosamente buscando a los responsables. La temible Brigada de San Martín de la bonaerense, responsable del crimen y la desaparición de Felipe Vallese, intervenía otra vez fuera de la ley, y entraba en la Capital bajo la mirada ausente de la Federal”.
La J.P. emitió un comunicado, exigiendo la ruptura con el F.M.I. y dijo: “Desde hoy, el sable de San Lorenzo y Maipú quedará custodiado por la juventud argentina, representada por la Juventud Peronista”.
El 12 de octubre, asumido Arturo Illia presidente, emitió otro comunicado en que ampliaba sus demandas, pues exigía la liberación de los presos políticos, la devolución del cadáver de Eva Perón, el retorno de Perón y el castigo de los asesinos de Vallese, pero la Brigada de San Martín secuestró a Osvaldo Agosto y a Manuel Félix Gallardo. Agosto dice en “Historias secretas del peronismo” de Casa Editora Sudamericana:
“Tenía una sensación extraña que me llevaba a pensar mientras me golpeaban, que no me iban a matar; tal vez por eso yo no tenía miedo de que me mataran. Creo que en esos días aprendí a perdonar a quien ‘cantaba’ al ser torturado y apremiado por el dolor y el terror”.
Demarco se puso en contacto con el capitán Phillipeaux, y ambos acordaron la devolución del sable para bajar la tensión y el acoso policial a los peronistas, y ahora la Juventud Peronista emitió un nuevo comunicado, en el que calificó a Demarco de traidor. En 1969 Osvaldo Agosto fue a Madrid a verse con Perón, y se produjo este diálogo.:
– Agosto, yo a usted lo esperé mucho, creyendo que vendría a Madrid a traerme el sable.
– Ésa era la idea, general, pero tuvimos algunos inconvenientes; compañeros detenidos, otros bajo la persecución de la policía…
– Estoy enterado, Agosto; sé que lo detuvieron y lo golpearon mucho. Es parte de la lucha, y usted ha sabido cumplir.
El sable fue robado nuevamente el 19 de agosto de 1965 y también recuperado a los pocos días. Esta vez, por decreto del presidente de facto Juan Carlos Onganía, la custodia se le confió al Regimiento de Granaderos a Caballo, siendo puesto dentro de un templete blindado construido a tal efecto, donación del Banco Municipal de la Ciudad de Buenos Aires. En 2015 se decidió devolverlo al Museo Histórico Nacional con más medidas de seguridad, porque se tuvo en cuenta que el traslado fue dispuesto por un gobierno de facto, y que legalmente este sable debe estar en donde fue destinado por un gobierno constitucional, es decir, el Museo Histórico Nacional. Imagen: Fotógrafos hacen su tarea ante el lugar de donde ha sido robado el sable corvo del general San Martín, 1963.
Por Miguel Ángel Martínez