EL 21 de Octubre de 1815, comenzó la campaña de guerra de corso dirigida por Guillermo Brown. El marino irlandés armó por su cuenta la fragata Hércules y el gobierno aportó el bergantín Santísima Trinidad, que estaría a cargo de Luis Brown. Completaba la flotilla la corbeta Halcón al mando de Hipólito Bouchard. La Halcón escoltaba a la fragata Constitución, que transportaba a un grupo de patriotas chilenos trasladados clandestinamente para desarrollar tareas de agitación contra los realistas del otro lado de la cordillera.
Tras la gira de los corsarios argentinos, la Corona española comenzó a sentir un sano temor por la acción de los patriotas y emitió un comunicado dando cuenta de los estragos producidos por nuestros barcos:
“Son ya muy graves y dilatados los perjuicios y daños que causan al estado en general y a mis vasallos en particular los buques armados por los insurgentes o rebeldes de mis dominios de América en todos aquellos mares, interceptando la navegación y el comercio, impidiendo el trato frecuente y estrecho que conviene a unos y otros, introduciendo armas y municiones en los puntos en que continúa el fuego de la rebelión”. (*)
San Martín no ocultaba su alegría por la acción de sus compañeros en el mar: “Mucho daño están haciendo nuestros corsarios al comercio español, ¿Quién les habría de decir a los maturrangos semejante cosa?”
Por Miguel Ángel Martínez