Grigori Rasputín, un campesino místico que cautivó a la corte imperial de Rusia, encontró la muerte en manos de sus enemigos de la aristocracia de su país hace 100 años.
Artem Krechetnikov, de BBC Rusia, analizó el macabro asesinato de Rasputín y encontró que algunos de los detalles de su muerte son más mito que realidad.
Pocos personajes en la historia de Rusia son tan bien conocidos como el místico de Tobolsk, en Siberia, cuyo nombre ha estado vinculado siempre al escándalo.
Se le ha llamado “máquina sexual” y “amante” de la zarina Alejandra Fiódorovna.
La primera descripción quizás es una exageración y la segunda es, simplemente, falsa.
La opinión de los rusos sobre él, durante su época y posteriormente, varía desde “hombre santo” hasta “reptil”.
Este último nombre fue el que le dio el primer ministro reformista de la época, Pyotr Stolypin.
Con el estallido de la guerra en 1914 se produjo una histeria sobre “las fuerzas ocultas que rodean al trono”.
La emperatriz Alejandra, esposa del zar Nicolás II, creía que Rasputín tenían poderes curativos místicos que podrían ayudar a su hijo hemofílico Alexéi, el heredero del trono.
Los simpatizantes de la alianza de Rusia con Francia, deseosos de ver a Alemania derrotada militarmente, sospechaban que Rasputín estaba socavando la política exterior rusa.
A principios de 1914, Rasputín le dijo a un periodista italiano: “Si Dios quiere no habrá una guerra, y yo estaré muy ocupado por haberlo adivinado”.
Encuentros nocturnos
Los últimos momentos de Rasputín están rodeados de misterio.
¿Por qué fue al palacio del príncipe Felix Yusupov en San Petesburgo?
Según dos de sus asesinos -el príncipe Yusupov y Vladimir Purishkevich, un miembro del parlamento- Yusupov llamó a Rasputín en la noche del 30 de diciembre de 1916 con el pretexto de que su esposa Irina deseaba reunirse con él.
Pero Irina no estaba en el palacio, había viajado a la casa de los Yusupov en Crimea.
Yusupov alegó que había llevado a Rasputín a un sótano donde le dio pasteles espolvoreados con veneno.
Pero supuestamente Rasputín no sucumbió y pidió ver a Irina en el palacio.
Los cómplices de Yusupov estaban haciendo mucho ruido en el piso de arriba, fingiendo que tenían una fiesta, y tocaban la canción estadounidense Yankee Doodle en el gramófono.
Pero esta versión de la historia no parece probable.
Intrigas políticas
Rasputín era inculto pero no era tonto. Los Yusupov eran increíblemente ricos. Irina era miembro de la familia real así que Rasputín no pudo haber pensado que ella se dejaría seducir fácilmente.
Según la hija de Rasputín, Maria, el ministro del Interior ruso, Alexander Protopopov, había advertido a Rasputín que había un complot para matarlo.
Le aconsejó que evitara socializar durante algunos días, pero Rasputín le dijo: “es muy tarde”.
Así que sigue siendo un misterio por qué visitó a los Yusupovs.
Había rumores de que la emperatriz Alejandra y Protopopov estaban planeando disolver le parlamento, la Duma, e introducir un estado de emergencia y exigir la paz.
Era bastante factible que Yusupov engañara a Rasputín prometiéndole que se reuniría con aliados de la emperatriz.
Lo que los asesinos contaron sobre lo que ocurrió después parece un guión de una película de terror.
Después de que el veneno supuestamente no funcionó, Yusupov abrió fuego pero Rasputín se levantó otra vez, como un monstruo.
Tampoco los golpes que le dio en la frente derrotaron a Rasputín, quien persiguió a Yusupov a través de un patio.
Después Purishkevich supuestamente disparó cuatro tiros a la espalda de Rasputín, derribándolo.
Pero, ¿y los pasteles envenenados?
La gente que conocía bien a Rasputín dijo que él siempre rechazaba los alimentos dulces porque creía que eran dañinos para sus poderes especiales.
Los guardias interrogados sobre el asesinato indicaron que escucharon cuatro tiros consecutivos.
Un patólogo determinó que la causa de la muerte fue un tiro en el estómago que causó severa hemorragia.
Ahogamiento
Hubo testimonios contradictorios sobre la camisa que llevaba Rasputín. Lo más probable es que lo mataran antes de que se quitara su abrigo de pieles.
Los asesinos probablemente lo mataron en el momento en que entró al palacio, disparándole a quemarropa.
Cinco aristócratas, dirigidos por el príncipe Yusupov, estuvieron involucrados, aunque algunos especulan que otros también participaron en el complot.
Según otro mito, la resistencia de Rasputín a morir fue tal que los conspiradores tuvieron que ahogarlo en agua helada.
Pero la autopsia dijo: “No se encontró evidencia de ahogamiento. Rasputín ya estaba muerto cuando lo lanzaron al agua”.
Yusupov se exilió en París después de la Revolución Bolchevique de 1917 y vivió hasta los 80 años.
Purishkevich fue arrestado en 1918 en Petrogrado, el nombre bolchevique de San Petersburgo, y después liberado por órdenes del jefe de la policía secreta Felix Dzerzhinsky.
Murió de tifus en 1920 durante la guerra civil rusa.
La violencia y el caos de la revolución y el terror bolchevique hicieron que las palabras de Rasputín sonaran proféticas: “Sin mi todo se colapsará”.
También había vaticinado su propio asesinato en una carta a Nicolás II. Si los nobles lo hacían, advirtió, se derrumbaría la monarquía.
Los revolucionarios comunistas asesinaron a la familia real en 1918.
Fuente: BBC News