miércoles, 4 de diciembre de 2024
Una gran ciudad universitaria se proyectó en Km 4.

Los antecedentes de la historia de la universidad para Comodoro Rivadavia empiezan aun antes de que hubiera un colegio secundario donde continuar los estudios luego de la primaria.

En marzo de 1943, se crea la Comisión de Formación de la Universidad Popular de la Patagonia, institución privada que pretende ser “una conjunción de esfuerzos dispuestos para satisfacer urgentes necesidades de nuestra educación popular”. Su objetivo es la enseñanza teórica-práctica de “conocimientos útiles”, para lo cual promueve la investigación en torno a problemas argentinos, así como la creación de cátedras de extensión y divulgación de temas patagónicos.

No llega a ver sus propósitos realizados porque con la creación de la Gobernación Militar, un año después, nace una entidad que reemplaza este proyecto. Es el Instituto Superior de Estudios Patagónicos, dedicado a investigaciones y publicaciones de prehistoria y protohistoria patagónicas, en el marco de lo cual se fomenta la creación del museo regional y la biblioteca pública. Más concreto es el proyecto de 1949 para la creación de la Universidad Nacional de la Patagonia. Mientras se encuentra en tratamiento en la Cámara de Senadores de la Nación, los habitantes de Comodoro Rivadavia se movilizan para que la casa de estudios superiores esté aquí. Pero, al no promulgarse esta ley, el proyecto se transforma en una nueva frustración para los comodorenses.

La universidad más cercana está a 1.100 kilómetros, en Bahía Blanca. El desarraigo y la situación económica impiden en muchos casos que los jóvenes accedan a un estudio superior.

El 11 de febrero de 1959, se firma y promulga el decreto-ley 6403, que contiene un artículo de autorización para el funcionamiento del Instituto Superior de la Patagonia, que tiene como fines “dar a la Patagonia los intelectuales, investigadores y técnicos que necesita, además de dotarlos de formación cristiana y humanística”, según determina el proyecto.

Con sede en el Colegio Salesiano Deán Funes, esta institución privada comienza sus actividades, en marzo de 1960. “El Instituto Universitario de la Patagonia se crea en atención a la realidad del país y en particular del sur argentino, reconociendo que sus problemas no son únicamente de orden material, sino también moral y espiritual”, capítulo I de los estatutos. Durante su segundo ciclo lectivo, un autor pastoral le impone el nombre “Universidad de la Patagonia San Juan Bosco”. Tiene dos facultades: Humanidades y Ciencias, con carreras relacionadas con la lengua y la literatura en el primer caso y con las ingenierías, bioquímica y farmacia, en el segundo.

En 1967, se realiza la primera colación de grados. Y.P.F. cede 12 hectáreas en Km. 4 para la construcción de la ciudad universitaria. Luego, se recibe un subsidio del Ministerio de Bienestar Social de la Nación con el que se inició la obra.

A principios de los ’70, la política educativa del gobierno militar “alentaba la creación de nuevas universidades con el fin de descongestionar las grandes concentraciones de estudiantes en las grandes universidades nacionales. Razones geopolíticas y el temor de que crecieran los ‘focos guerrilleros’ -en la terminología castrense de Lanusse- se escondían detrás de esta política”.

En mayo de 1972, el presidente de facto de la Nación, Agustín Lanusse, recorre la Patagonia y, luego de escuchar los reclamos de los pobladores, instruye al ministro de Educación, Gustavo Malek, para que se cree la Universidad Nacional de la Patagonia. Cuatro meses más tarde, está trabajando la comisión especial para estudiar la factibilidad de creación de la Universidad Nacional de la Patagonia, que preside Roberto Domeq.

Esta comisión concluye en que el rectorado de la universidad debería instalarse en Comodoro Rivadavia, con facultades en Trelew, Esquel y Río Gallegos.

Entre otros intereses, los representantes de la Universidad San Juan Bosco, encabezados por Roberto Scocco y el sacerdote Félix García, se pronuncian en contra de la iniciativa, que queda en suspenso. Sus fundamentos son que “encarada como está, la Universidad Nacional de la Patagonia será motivo de desarraigo y de empobrecimiento por la constante fuga de personal cualificado”.

La iniciativa queda en suspenso, pero en este contexto, surge un conflicto fundamental para la casa de estudios superiores con sede en Comodoro Rivadavia.

Los estudiantes y profesores piden a la comunidad acompañamiento en su lucha, a partir de serios cuestionamientos sobre el manejo de la Universidad San Juan Bosco. Los alumnos piden participar en las reformas del anteproyecto del reglamento de estudios y lo logran, luego de una huelga general. Pero la limitada actuación obtenida y las nuevas medidas de la universidad privada originan reclamos más estridentes, a los que se suma buena parte de la ciudad.

Fragmento del libro “Crónicas del Centenario”

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