Los que se reúnen en el Luna Park en Buenos Aires, el 5 de setiembre de 1975, están despidiendo a Sui Géneris. Charly García y Nito Mestre se separan. Ese es el plan, pero a los muchachos, de 24 y 23 años, les quedan presentaciones en Córdoba y Rosario; para el día de la primavera vienen a Comodoro Rivadavia y a Caleta Olivia.
Los jóvenes Vicente Vega y Luis Hernández son los gestores de la presencia de los músicos. El viernes 20 de setiembre, tocan en la confitería Géminis de Comodoro Rivadavia, una presentación como cualquier otra. “Estábamos todos superamigos, el clima era bárbaro y me acuerdo que nos cagamos de risa”, contará Mestre 25 años después.
El sábado 21 de setiembre, el baile de la Primavera es en el Centro Catamarqueño de Caleta Olivia y les preguntan si no tienen problemas en tocar con una pasarela adelante, porque antes del show se elegirá a la Reina, ceremonia en la que participa uno de ellos como jurado.
El tercer concierto de ese fin de semana es a la noche siguiente, en el salón del club Estrella del Norte de la misma ciudad.
Fue el último concierto
“Fue horrible. El lugar era un desastre, con 4 techos de chapas, sonó todo mal y vinieron no más de cincuenta personas. Cuando terminamos de tocar, salimos Charly y yo, con dos chicas, en un Falcon. Atrás venía la camioneta con los equipos y, en otro auto, Rinaldo (Rafanelli, el bajista del grupo), Juan (Rodríguez, el baterista) y no sé quiénes más”.
Los muchachos salen de Caleta Olivia rumbo al aeropuerto de Comodoro Rivadavia, cuando la camioneta que lleva los instrumentos vuelca en Punta Peligro. “Me acuerdo que nos alcanzó el otro auto y Juan nos contó desesperado que había visto todo hecho pedazos, que el bombo de la batería estaba en la banquina partido en dos”, evocará Nito Mestre en el año 2000.
El accidente es noticia: “La desgracia se ensañó con el músico y creador de grandes éxitos Charly García, quien en esta oportunidad había traído todos los instrumentos musicales que interpreta (…) en su totalidad eran instrumentos de importación. Como consecuencia Charly García perdió el fruto de toda su carrera artística; Juan Carlos Rodríguez, la batería; Reinaldo (sic) Rafanelli, el bajo electrónico, y Nito Mestre una guitarra Gypson (sic)”.
Los muchachos llegan al aeropuerto General Mosconi pero les faltaba una más. A las seis de la mañana, un señor de apellido García, igual que Charly, les dice que dejen el equipaje y que vayan tranquilos a la confitería del aeropuerto. “A las 7.15 llegamos nosotros al lugar y, cuando controlamos el equipaje, notamos que faltaba el sintetizador. Les preguntamos a todas las personas que trabajaban en la estación y nadie supo nada. Entonces radicamos la denuncia en el destacamento policial del kilómetro 8 y en Aerolíneas Argentinas”.
Este acontecimiento pincha la serena euforia que creían haber recuperado tras la despedida en el Luna Park: “Después de todo eso decidimos cortarla en serio, fue como si alguien nos hubiera dicho: déjense de joder, termínenla de una vez. No se podía creer las cosas que habían pasado”.
En el accidente sobreviven dos instrumentos: “El String Ensemble que Charly tanto quería y que pudieron repararlo (…) y mi guitarra Gibson, que era la acústica de Sui Generis, no se rompió, la encontramos sanita entre los escombros y también la tenemos en el estudio. Charly dice que ninguna guitarra suena como ésa”.
El 7 de diciembre de 2000, Nito Mestre y Charly García reeditan la magia de Sui Géneris para las nuevas generaciones de jóvenes argentinos, pero es en Buenos Aires, de Comodoro… ni hablar.
Extraído del libro “Crónicas del Centenario”.