La disparada del costo de los combustibles por la guerra en Europa y el atraso cambiario son dos de los factores que inciden, según los especialistas más ortodoxos, en que el valor de la generación de la electricidad haya aumentado en dólares un 18% entre 2021 y 2022.
La carrera de las tarifas para alcanzar la cobertura de los costos es desigual y requiere cada vez más aportes del Tesoro nacional mediante subsidios.
Claudio Bulacio, gerente de Adeera, la asociación que reúne a los distribuidores de electricidad de nuestro país, hizo notar, en declaraciones a Energía On, que los grandes usuarios (con demandas de potencia superiores a los 300 kilowatios) ya pagan una tarifa que está muy cerca de los costos, sin subsidio.
De hecho, según los números de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico SA (Cammesa), los grandes usuarios pagaron en abril de este año una tarifa de 8.303 pesos por megavatio hora (MWh) contra los 3.680 pesos que fue el precio que abonaron los consumos hogareños.
Los grandes usuarios pagaron por cada MWh en abril 72 dólares.
Como esta demanda representa, en volumen, sólo el 20% del total, la mayor incidencia la tienen las tarifas residenciales y generales (comercios y pymes), que son los más beneficiados por la incidencia de los subsidios estatales.
Los 82 dólares del costo total por MWh que rigieron hace dos meses en Argentina pueden parecer altos, pero en comparación con otros mercados, mucho más dependientes de los efectos externos, no es tan así.
Por caso, el valor medio del costo marginal de abril en Chile fue de 118,31 dólares por MWh, contra los 78,29 del mismo mes de 2021.
En marzo pasado, el valor medio del MWh en España fue de 544 euros, pero con picos de 700, euros cuando un año antes había sido de 54. Y en Uruguay el mercado eléctrico se maneja por estos días con costos en torno de los 127 dólares por MWh.
“De alguna manera el aumento del precio de la electricidad está reflejando el incremento del valor del gas”, que es el principal insumo para generar energía en tiempos de sequías en la cuenca del río Negro. El pensamiento es del directivo de una empresa que prefirió no ver su nombre publicado.
Opinó además que la cotización oficial está tan atrasada (lo que queda en evidencia -dijo- en la brecha con el “blue”) que los costos suben en dólares.
El mercado eléctrico argentino está atravesado por tantas normas, cambios de planes, parches, subsidios y enmiendas que es difícil hacer previsiones.
Para colmo, las normas que deberían regir este escenario de tres patas (generación, transporte y distribución) tienen 30 años. Si Fito Páez decidió volver a grabar “El amor después del amor” luego de tres décadas, bien valdría la pena revisar esas leyes hechas cuando no había internet.
Un nuevo marco regulatorio
Claudio Bulacio es el gerente de la Asociación de Distribuidores de Energía Eléctrica de la República Argentina (Adeera). Es ingeniero eléctrico y está ligado a esta entidad desde hace casi 20 años.
P-¿Por qué aumenta el costo de la electricidad en dólares en Argentina?
R-El valor de la energía mayorista en Argentina lo determina la secretaría de Energía de la Nación en base a cálculos técnicos realizados por Cammesa. En este cálculo intervienen las previsiones de la demanda, las disponibilidades de las centrales, y el costo y disponibilidad de los combustible. Como ejemplo, en invierno ante la falta de gas se debe utilizar combustible líquido (gasoil o fuel oil) para las centrales eléctricas que es más caro que el gas. Aún cuando los precios de la energía a los clientes residenciales y generales están subsidiados, el resto de las categorías pagan un precio más cercano a los costos.
P-¿Se debería cambiar el marco regulatorio ante este escenario de tanta intervención estatal?
R-El marco regulatorio eléctrico tiene 30 años de vigencia. Para hacer frente a los desafíos del sector como lo son la generación distribuida, la movilidad eléctrica, los medidores inteligentes hace falta una mirada de largo plazo con estabilidad regulatoria e institucional y entes reguladores independientes del poder político y preparados para los nuevos desafíos.