miércoles, 4 de diciembre de 2024

Las dudas de quienes llevaron adelante la investigación que reveló el sorprendente hallazgo de un submarino hundido frente a la costa de Quequén comienzan a disiparse: un peritaje firmado por un especialista italiano confirmó que la nave es de orígen alemán y fue “deliberadamente explotada”, según el dictamen

“Excluyo rotundamente que pueda ser un buque o un barco de pesca, el diseño no deja lugar a otras teorías”, sentenció el experto italiano que llevo adelante el dictamen.

Ahora, el equipo interdisciplinario que trabajó en el sorprendente hallazgo, insistirá en que se proceda a la extracción de piezas. “Se cuenta con la tecnología apropiada para hacerlo, la tiene Prefectura Naval Argentina, y nuestra recomendación es en principio extraer el telescopio de ataque”, explicó a este diario el periodista Abel Basti, lider de la expedición.

Sostiene que además de poner a resguardo a las piezas del submarino, “en seco, los expertos pueden evaluarlas. El telescopio, por ejemplo, seguramente tiene una óptica, posiblemente alguna marca o inscripción”.

Podrían así contar con datos certeros sobre el origen del buque. Por lo pronto, la Liga Navale Italiana (LNI) determinó este jueves que el naufragio encontrado en cercanías del puerto de Quequén se corresponde con un submarino alemán, nave que, luego de ser hundida, fue destruida con explosivos, según un contundente dictamen firmado por el doctor Fabio Giuseppe Bisciotti, director del Centro de Estudios Subacuáticos de la LNI, entidad que está bajó el ámbito y jurisdicción del ministerio de Defensa de Italia.

Bisciotti es uno de los máximos expertos internacionales de submarinos de la Segunda Guerra Mundial y fue designado por el grupo Eslabón Perdido, que descubrió el naufragio, como perito internacional del caso en el marco de un acuerdo alcanzado por la citada organización de voluntarios con la LNI.

El hallazgo fue realizado a 4,2 kilómetros de distancia de las playas bonaerenses de Costa Bonita y Arenas Verdes, a unos 28 metros de profundidad. Lo hicieron los investigadores de ‘Eslabón Perdido’, un equipo multidisciplinario de historiadores, periodistas e ingenieros que se especializa en encontrar huellas del arribo clandestino de distintos oficiales nazis tras la derrota alemana en el conflicto bélico.

Bisciotti trabajó para el Pentágono como investigador de pecios militares hundidos en el Mar Mediterráneo y como perito, con la Royal Navy, en una operación en la que el experto mencionado y su equipo pudo verificar el submarino británico HMS Regent, en mayo de este año. También identificó el submarino italiano Giovanni Bausan, entre otras naves militares hundidas en el hemisferio norte.

Durante el peritaje de las imágenes, obtenidas por el grupo Eslabón Perdido y por la Prefectura Naval Argentina, Bisciotti identificó el periscopio del navío, conformado por un tubo que en su parte superior tiene una óptica para facilitar la observación a distancia.

También detectó una parte característica del sumergible al señalar que “se observa un cuerpo ferroso claramente de una torreta submarina debido a algunas características como la forma distintiva atribuible a un deflector de la torreta de los U-Boot”.

Al respecto, indicó que además del deflector -una defensa ideada para morigerar la acción del agua y el viento en los tripulantes- “la torreta fotografiada muestra, en la parte superior, el final de la plataforma donde se situaban los vigías y el alojamiento antiaéreo”.

El especialista italiano también verificó dos escotillas y al referirse a una de ellas indicó que “la foto muestra sin duda su capacidad original de estanqueidad… las escotillas de este tipo son fácilmente rastreables en cada plan de construcción de los U-Boote con respecto al abordaje personal y/o torpedos de acuerdo a la ubicación”.

Sobre la segunda escotilla, Bisciotti escribió en su reporte que “es más probable para torpedos” y agregó que “la estructura a su alrededor es atribuible al endoesqueleto del U-Boot”. También hizo referencia a una tercer pieza similar, que la Prefectura Naval calificó como de escotilla, pero en ese caso el experto indicó que “para confirmarlo debo verificar la pieza y medirla”, anticipando su intención de poder realizar personalmente un peritaje subacuático del pecio.

En su dictamen, indicó que el casco se encuentra semienterrado y con un alto grado de destrucción pero que a pesar de estas condiciones pudo identificar la subestructura de la cubierta. “En las fotos se destacan algunos detalles que pueden compararse fácilmente con las estructuras que representan el esqueleto de un U-Boot tipo VII o IX”.

En ese sentido, al comparar las imágenes obtenidas en el naufragio de Argentina con otras correspondientes a un submarino germano hundido, sostuvo que “la longitud y el ancho son totalmente compatibles con un U-Boot tipo IX, como el U-166 hundido frente a los Estados Unidos. La subestructura en ese caso (del U-166) es totalmente comparable, en su parte colapsada, al cuerpo fotografiado en aguas argentina”.

“Deliberadamente explotado”
Analizó los sectores dañados del submarino e indicó que los videos muestran largas secuencias de láminas de metal retorcida: “en mi opinión con el intento exitoso de borrar el rastro y desintegrar el submarino”.

Al analizar las imágenes obtenidas del casco del naufragio mediante un sonar de barrido lateral, el experto concluyó que “no hay detalles que se dirijan hacia un buque clásico o un barco de pesca”, agregando que “forma y dimensiones me hacen pensar que se trata de un casco ahusado, pero sin lugar a dudas no es de carácter civil, ni utilizado como carga. Argumento categóricamente que esto no es un barco en absoluto. En mi opinión las dimensiones no dejan lugar a dudas”, enfatizó al fundamentar que los restos náufragos pertenecen a un submarino.

Sostuvo Bisciotti que el navío fue dañado ex profeso, aseguró que en las imágenes obtenidas mediante un sonar de barrido lateral “se ve claramente la continuidad de la línea del casco aunque dañada en algunos puntos, claros huecos transversales y tubulares, creo que es un casco deliberadamente explotado” opinó.

Más rastros del submarino hallado en Necochea

Bisciotti concluyó su dictamen indicando que es necesario realizar una investigación más exhaustiva para precisar qué modelo de submarino alemán se trata.

El dictamen de la Liga Navale Italiana ratifica el peritaje argentino firmado de los ingenieros navales Juan Martin Canevaro, presidente del Consejo Profesional de Ingeniería Naval, y Andrés Miguel Cuidet, quienes actuaron como peritos de parte del grupo de investigación Eslabón Perdido que denunció el descubrimiento del naufragio ante la Prefectura Naval Argentina el pasado 9 de marzo.

El hallazgo del submarino alemán
En concreto, el dictamen de los ingenieros navales Juan Martin Canevaro (presidente del Consejo Profesional de Ingeniería Naval) y Andrés Miguel Cuidet determinó que restos náufragos encontrados en la Costa Atlántica, al sur de la provincia de Buenos Aires, son compatibles con los de un submarino.

Si bien los restos náufragos se encuentran semienterrados y el casco está muy destruido, los expertos Canevaro y Cuidet pudieron detectar piezas indudablemente identificatorias, como un periscopio, una torreta, una escotilla y la cubierta. Eso, sumado a las extensiones de la eslora confirman que no se corresponde con los restos de un buque, un pesquero o un arenero hundido.

También afirmaron que el tamaño de los restos tiene puntos de contacto con el tamaño de los submarinos oceánicos de la Segunda Guerra Mundial, que tenían más de 76 metros de eslora. Los ingenieros navales además indicaron que una parte de la estructura analizada “resulta compatible con la torreta de un U-Boot (Unterseeboot)”, una nave clásica utilizada por las fuerzas de Adolf Hitler.

Buscadores de nazis
A la cabeza del hallazgo se encuentra el historiador Abel Basti, un especialista que desde hace más de 30 años trabaja tras las huellas que dejaron los alemanes que escaparon tras la Segunda Guerra Mundial.

Antes había trabajado en Bariloche, donde le llegaron rumores de submarinos en Caleta de los Loros, Río Negro. Entre Viedma y San Antonio. Esos submarinos fueron vistos durante décadas cuando había bajamares extraordinarias.

Hay un antecedente histórico registrado: entre junio y agosto de 1945, tres meses después de la rendición de Berlín, dos submarinos alemanes (los U-530 y U-997) se entregaron en las costas de Mar del Plata. Llevaban oficiales nazis que habían escapado y buscaban refugio en la Argentina.

Si bien fueron los únicos dos casos conocidos, confirmaron que los navíos tenían la capacidad de cruzar el océano. Desde entonces, flota la sospecha de que no serían los únicos submarinos que llegaron al país.

De acuerdo a la información que tenía Basti, el protocolo de escape incluía hundir los submarinos una vez que los oficiales hayan llegado a tierra, para no dejar ningún tipo de rastro. Este dato es clave.

A Basti un día le llegó un relato bastante bueno de la zona de Necochea, sobre registros históricos de un gran desembarco en la estancia Moromar. A la par, apareció un enorme timón de profundidad que no era compatible con barcos o barcazas de la zona.

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