lunes, 7 de octubre de 2024
Copia de la lista de donantes de mercadería para el camino al Pacífico

Desde el día que se firmó el acta del 29 de abril de 1910, la idea de tener una salida al Pacifico no se me había ido jamás de la cabeza. En 1923, había surgido una propuesta de parte de los hermanos Alfonso y Sandalio Borques, Senador y Diputado chileno respectivamente, eran descendientes directos de los conquistadores españoles.

Los hermanos BORQUES nos hicieron llegar planos en los cuales señalaban claramente sus propiedades en el alto YELCHO, eran aproximadamente 65.000 Has. de superficie, la propuesta de ellos era mediar ante el GOBIERNO de CHILE para abrir un camino al PACÍFICO y al mismo tiempo ofrecían el campo para poblarlo con hacienda vacuna, se comprometían a poner barcazas en el lago y transportar la hacienda hasta Puerto CÁRDENAS, según los propietarios eran campos óptimos para la crianza de vacunos.

Ante tan buena oferta organizamos una expedición con el fin de conocer los lugares ofrecidos, pasaron unos días y los expedicionarios regresaron con la novedad que era una selva y no era apto para hacienda, esto no influyó en nuestro estado de ánimo, ya que nuestro objetivo era un puerto y no la cría de ganado en campos lejanos.

En la primavera de 1932 se dio comienzo a un precario camino desde FUTALEUFÚ hasta el Océano PACÍFICO, este proyecto fue visto con muy buen agrado por los pobladores de FUTALEUFU, ellos se encontraban aislados del resto del territorio chileno, su única vía de comunicación eran con la COLONIA 16 de OCTUBRE.

Con la ayuda de los pobladores de FUTALEUFÚ más las ansias nuestras de encontrar pronta solución, el proyecto era lo bastante seguro. Los hermanos BORQUES llamaron a este proyecto “LA LLAVE DE ORO PARA LA COLONIA 16 DE OCTUBRE”.

Más donantes de mercaderías para el camino al Pacífico

Pobladores y comerciantes de ESQUEL y TREVELIN cooperaron según sus posibilidades con mercaderías, herramientas y trabajos. Los pobladores chilenos dirigidos por el Señor GELBES y otros que residían en FUTALEUFÚ aportaban su trabajo, bueyes para el arrastre de los troncos en la limpieza del camino y además algunos vacunos para el consumo.

Fragmento del libro “El Molinero”, de Clery Evans

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