jueves, 10 de octubre de 2024

En 1910 se inauguró el Palais de Glace (Palacio de Hielo), en Posadas y Bioy Casares (ex Schiaffino), barrio de la Recoleta. El terreno había pertenecido a dos hermanos, Pedro y Manuel Callejas, quienes lo habían cedido a la Municipalidad. El gobierno lo entrego en usufructo y José Ruiz Basadre construyo una casona de estilo francés cuyo principal atractivo era su pista de hielo de veintiún metros de diámetro, que empleaba equipos de enfriamiento en el subsuelo y en el techo. El lugar era visitado no solo por los aficionados al patinaje –una actividad que pronto se puso de moda-, sino también por las principales familias porteñas, que se reunían en su confitería en el nivel alto. En el Palais de Glace muchos alquilaban palcos por toda la temporada solo para entretenerse observando a los que animaban a patinar, mientras un organista le ponía ritmo al ejercicio.

En 1912, el Palais de Glace fue escenario de un hecho trascendente. Antonio Demarchi, fue el fundador de la sociedad Sportiva donde voló Garros, organizo una espléndida fiesta en la que, aprovechando la pista – sin hielo-, introdujo el tango en la alta sociedad. La música de los arrabales y de los trabajadores ingresaban en las costumbres del selecto público aristocrático. Por un tiempo, el patinaje continuo siendo la actividad principal del Palais de Glace, pero el tango fue desplazándolo de a poco. Hasta que en 1915 paso a ser una pista de baile de manera definitiva.

El 11 de diciembre, Carlos Gardel cumplía años y concurrió con un grupo de amigos al Palais de Glace. Los muchachos del Abasto cometieron el pecado de conversar con señoritas de Barrio Norte. Esto molesto mucho a los jóvenes de la clase alta porteña, que se sentían dueños del lugar. Gardel termino con una bala en el tórax. Los médicos lo salvaron, pero no lograron extraerle el proyectil. Gardel vivió con esa bala en el pulmón izquierdo para siempre.

Fragmento del libro “Historias insólitas de la historia Argentina”, de Daniel Balmaceda

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