lunes, 4 de noviembre de 2024

Pasaron varios aspirantes a meterse en la historia grande de la Selección Argentina junto a César Luis Menotti y Carlos Salvador Bilardo. Grandes nombres. Alfio Basile, Daniel Passarella, Marcelo Bielsa o Alejandro Sabella. Y quien se metió fue, quizás, el menos imaginado.

Lionel Scaloni tomó el mando de la Selección Argentina después del caótico Mundial de Rusia 2018 con muchos interrogantes respecto a si tenía la experiencia necesaria para hacerse cargo del representativo nacional y terminó siendo el tercer técnico en la historia en levantar la Copa del Mundo. El Flaco, el Doctor y el conductor de la Scaloneta.

Scaloni primero se hizo cargo del recambio generacional que si bien parecía lógico, había que hacerlo; después, armó un grupo fuerte de trabajo con ex jugadores que supieron vivir en carne propia qué es la Selección Argentina, tanto en las buenas como en las malas; por último, eligió lo colectivo por sobre las individualidades para que la Selección Argentina no fuera la de Lionel Messi sino con Messi. Y ahí estuvo uno de los grandes aciertos de este ciclo.

La Selección creció, en el arranque, en la adversidad. La Copa América de Brasil 2019 terminó con una derrota en semifinales nada menos que ante el eterno rival, aunque ya se empezaban a ver cosas distintas. Por ejemplo, un Messi líder que hasta el momento no se había visto, al menos no públicamente.

Argentina se acostumbró a no perder, después se acostumbró a ganar y rompió la larga seguía de títulos, nada menos que el Maracaná. En la Copa América y con un gol de uno de los históricos que al principio del ciclo no estaba: Angel Di María. Así se fue armando un interminable invicto que finalizó, casualmente, en el primer partido de este Mundial de Qatar 2022.

Parecía que iba a ser un golpe duro, pero Argentina demostró que estaba preparada para asumirlo. Es más, Scaloni lo venía anticipando: “alguna vez se perderá”. Y se perdió, en el momento menos impensado, con el rival también menos imaginado como Arabia Saudita. Y la Selección salió a flote, con el grupo, el que armó Scaloni, como fuerte. Con lo colectivo sobre lo individual como premisa.

Scaloni, de perfil bajo, lejos de las luces, cerca de su pueblo. Emocionado cada vez que le nombran su origen. El que la pasó mal por la salud de sus padres, el que festejó con su familia en Qatar. El que llevó a la Selección Argentina a ser el campeón de América, a ser la mejor del Mundo. El de Pujato se metió en la historia grande del seleccionado, junto a Menotti y Bilardo: “Ojalá lo hayan disfrutado. En la misma mesa no creo. Ellos tienen una carrera, marcaron una época”.

“Me vale que la gente esté contenta. Sé que es un partido de fútbol, un Mundial de fútbol, y no va más allá del fútbol. Para Argentina es algo más que fútbol, que lo festejan, disfruten, que entiendan que las cosas pueden salir mal. El mensaje es que la gente disfrute, que la vida seguirá porque los problemas seguirán estando, pero son un poquito más feliz y está bueno”.

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