domingo, 3 de noviembre de 2024

Con motivo de los festejos del centenario de la Revolución de Mayo, el Honorable Concejo Municipal prestó especial atención al hermoseado de la naciente plaza, en la que se iba a inaugurar el kiosco proyectado; de esta manera nos encontramos que, para el 9 de marzo de 1910 aprueban la compra de materiales que se necesitan para cercarla. También se solicitaron árboles y plantas para iniciar su forestación, por cuanto en el mes de septiembre se les acusa recibo y se le agradece las donaciones a la Municipalidad de la Capital Federal y al Dr. Francisco P. Moreno, por los árboles, plantas y semillas recibidas.

Por otra parte debo recordarles que en agosto del año anterior se adquirieron las primeras semillas para sus canteros, las que fueron compradas a la casa James Carter, de Buenos Aires, en la suma de $106 m/n.

Ante la escasez  de agua corriente experimentada en el verano de 1919-1920 el Honorable Concejo Deliberante resolvió en la primavera del año 20 que no se debía utilizar el agua que se bombeaba del río para regar la Plaza Independencia, con lo que también se colaboraba con la población. Ahora bien, como el sistema de riego proveniente del molino existente en el canal de riego de la calle Bartolomé Mitre resultaba insuficiente, se autorizó al Sr. Presidente don John Howell Jones y al concejal, Don Jorge Davignone, para que dirigiesen los trabajos del tendido de una nueva cañería desde el canal hasta la plaza. Dicha cañería sería alimentada con agua del canal de riego, para lo cual se contaba con la autorización solicitada a la Compañía Unida de Irrigación, y se bombearía con un motor Fairbanks-Morse de 6 HP y bombas centrífugas adquiridos en Buenos Aires a la firma Agar, Cros y Cia. en la suma de $1573 m/n. Este equipo se colocó en una piecita que se hizo construir a orillas del mismo canal.

Al tener asegurado  su riego, el Honorable Concejo se abocó de llenó al embellecimiento de la plaza, encomendándole al señor concejal Davignone para que se ocupara de hacer efectuar los trabajo que creyese necesarios, sin limitación de gastos, pues “quedaba autorizado a invertir la suma necesaria para el cometido de hermosear la plaza”. En realidad era el concejal que siempre se había interesado por el embellecimiento de la plaza y en una ocasión se le agradeció en el Honorable Concejo, por la cantidad de plantas y árboles que había donado.

Texto extraído del autor Matthew Henry Jones

 

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