Los jesuitas cruzaban la cordillera sin custodia de soldados españoles para poder tener confianza de las comunidades Poyas y Pehuenches, que los esperaban en las cumbres para acompañarlos hasta el “Gran Lago”, hoy Nahuel Huapi.
El 14 de diciembre de 1673, en su cuarto viaje por la Patagonia, el jesuita Mascardi muere junto con el cacique amigo Manquehunai y otros que lo acompañaban, a manos de pehuenches dirigidos por el cacique Antullanca, quien, aproximadamente a los 47º de latitud Sur, los ataca a golpes de bolas y flechas. De los aborígenes que acompañaban al religioso sólo salvó su vida uno, al que dieron por muerto, y que llevó la noticia a Chile.
Tiempo después, Antullanca se enfrentó con el jesuita Van der Meeren, y al fallecer repentinamente, sus allegados consideraron que había sido el castigo divino por sus culpas.