miércoles, 5 de febrero de 2025
Segunda Acuipil y Margarita Marinao. Abuela y madre de Segunda Huenchunao. Sin fecha.

En 1994, José Vicente El Khazen inicia un nuevo juicio de desalojo contra una familia de Vuelta del Rio, la de Doña Segunda Huenchunao de Huilinao, que fue resuelto a favor de ella, teniendo en cuenta que la tierra en litigio estaba comprendida dentro de la comunidad, y por lo tanto amparada en la Garantía Constitucional.

Así nos relató a fines de 2019, Doña Segunda Huenchunao de Huilinao esta experiencia:

“Por qué nos van a sacar si somos nacidos y criados acá, le dije, déjense de joder, les dije, ustedes porque no se saben defender, les dije, porque no saben hablar, por eso nos hacen eso ellos, le dije, no puede ser porque la ley no es así, tiene que ser para defender lo nuestro, y así fuimos al Juzgado del Maitén y ahí estaba ese Oscar Acuña, y ahí le pregunté, ‘acá llegó algún telegrama señor?’ ‘No llegó nada me dijo’. Ah bueno porque entonces no hay ninguna orden para que vayan los policías y quieran sacar a las familias. Todo eso lo sufrimos en el 92, 93, 94. El que nos quería desalojar era El Khazen y Luis Acomazzo, porque José El Khazen tenía una hija y se casó con Acomazzo, y entonces querían meter mano para sacarnos, y yo le dije: No, no es así, esa gente nunca vivió allá, entonces nos dijeron en el Juzgado que no nos dejemos llevar por delante. Y yo le dije que estaba casada con Huilinao y que ese campo era para mis hijos así que hicimos carta y la enviamos. Teníamos coraje y no nos dejamos sacar. Por eso está mi firma ahí en esa carta que usted encontró en Rawson. Era la nuestra porque no nos callamos y nos defendimos y así fue naciendo esta comunidad. Así somos las mujeres, a veces el hombre es tímido, no habla, pero nosotros gritamos, y lo que hacemos es para nuestros hijos, si uno tiene un derecho, tiene que defender. Así dijo Futachao, el destinó todo. Porque acá antes en la década del 40, del 50, venía la policía, la gendarmería, y agarraban a los muchachos y los cagaban a azotes, y los largaban en la miseria, porque decían que no trabajaban. Pero acá se trabaja el doble, con los animales, con la leña, hacer las casas. Eso lo vi yo de chiquita y la viví con mi abuelo Juan Marinao. Ya sabía andar a la siga de él, tenía un caballo zaino, mansito era, andábamos con él, con mis hermanos, luego se fueron у no los vi más. Hasta ahora no tengo conocimiento de mi hermana tampoco, se fue para Bariloche, por ahí. Al final me vine a quedar sola con mis hijos nomás.”

Doña Teresa Calfuqueo de Marinao, que escuchaba atentamente su relato acotó:

“De los tiempos de nuestros padres ya nos corrían, así contaba mi madre. Ella era muy buena para rogativas y sabía estar siempre diciendo que no hay que abandonar el campo, que hay que seguir. Y acá estamos junto a mis hijas y mis nietas, solitas nomás, nosotras hacemos todo.”

Producto de todas estas acciones, se logró el reconocimiento de la Comunidad “Vuelta del Río” en febrero de 1997, cuando recibió su Personería Jurídica del INAI.” A partir de allí, según informaron miembros de la comunidad, comenzaron una fuerte campaña tanto a nivel Provincial como Nacional, a fin de obtener el título Comunitario de Propiedad para las 25 familias, distribuidas en los 15 lotes de tierra que, como repiten desde hace años, son totalmente insuficientes para toda la Comunidad, ya que no alcanza para representar siquiera un Lote por familia. Lo único que se pudo obtener fue el reconocimiento Jurídico de la Provincia en el mismo año. Pero el litigio de las tierras nunca fue solucionado ni por la Nación ni por la Provincia.

Por ello, en el año 2000 Vicente El Khazen volvió a ejercer violencia contra la comunidad, denunciando ante la Justicia Penal por el delito de Usurpación a Mauricio Fermín, otro de los pobladores de la Comunidad Vuelta del Río, y se procedió a su desalojo nuevamente por la fuerza.

Refiriéndose a este caso un artículo publicado el 12 de agosto de 2012, en Extremo Sur, señalaba que podría haber intereses de esta familia y del Juez Colabelli en la minería de la zona, e incluso ponía en conocimiento de la opinión pública que la esposa del Juez Colabelli tenía registrada una mina a su nombre en Cushamen.

Fragmento del libro “Lelek Aike”, de Liliana Pérez

Compartir.

Dejar un comentario