jueves, 23 de enero de 2025
Capilla Berwyn, Rawson, y Clemente Dumrauf

Durante la época hispánica, los territorios de la Patagonia dependieron de la Intendencia de Buenos Aires, situación que se mantuvo también después de 1810. Cuando, en 1852, se produjo la segregación de la provincia de Buenos Aires del resto de la Confederación, el gobierno de esa provincia consideró que su jurisdicción se extendía a toda la Patagonia y ejerció actos efectivos de soberanía, como lo fue la autorización de fundar un establecimiento para la explotación de los recursos naturales, en la desembocadura del río Chubut otorgada a Enrique Líbanus Jones en 1854.

El 10 de noviembre de 18532, Enrique Líbanus Jones elevó a las autoridades de Buenos Aires un “MEMORANDUM” para demostrar el interés y la necesidad que hay para el pronto establecimiento de un fortín para guardar la posesión del Territorio del Chubut. En él, Jones destacó “el compromiso que tiene el gobierno a defender el derecho del país sobre la costa de Patagones, para que no sucediese como en las Islas Malvinas, que por desidia han sido perdidas al país. Bien sabido es lo que intencionan algunas potencias a este respecto”.

La Tribuna, periódico de Buenos Aires, al publicar el informe (17/12/1853), insistió en la importancia que tenía la “posesión inmediata de aquellas costas desiertas a fin de evitar usurpaciones clandestinas de algunos interesados”. Estas alarmas no eran infundadas; aún no se había dado satisfacción al gobierno argentino por el reclamo efectuado a raíz de la fundación del fuerte Bulnes en el Estrecho de Magallanes, y hacía ya varios años que se debatía públicamente la cuestión de los pretendidos derechos chilenos sobre la región Magallánica y Patagonia.

En Montevideo, el periódico El Comercio del Plata publicaba la MEMORIA de José Luis Amunátegui, a favor de los derechos chilenos. En Santiago de Chile, Domingo Faustino Sarmiento, con un entusiasmo digno de mejor causa, había apoyado también las pretensiones chilenas en 1849, mientras que Vélez Sársfield, por encargo de Juan M. de Rosas, había ordenado todos los antecedentes recopilados por Pedro de Ángelis, en los años anteriores y que sirvieron para fundamentar el reclamo argentino.

En esas circunstancias la SOCIEDAD EXPLORADORA Y EXPLOTADORA DEL CHUBUT, presidida por Daniel Gowland, fue autorizada para fundar un establecimiento y fortín militar en la desembocadura del río Chubut. El gobierno proporcionaría el material de guerra necesario y otorgaría a la sociedad los beneficios del ganado alzado existente en aquellos territorios; la Compañía duraría cinco años al cabo de los cuales el establecimiento militar pasaría a pertenecer al Gobierno.

Jefe de esa expedición colonizadora fue nombrado Enrique Líbanus Jones, quien partió de Buenos Aires el 4 de agosto de 1854, en el bergantín Explorador, al mando del capitán Tortorice. Después de permanecer varias semanas en Patagones, tomó rumbo hacia el sur el 5 de octubre; el 10 ancló en la rada de los Tachos, que Jones llamará “Puerto Balcarce” (en la parte Occidental del golfo Nuevo).

El 5 de noviembre, y tras no pocas dificultades, llegaron al Potrero de las Lagunas, a unos seis kilómetros de la desembocadura del río Chubut, sitio elegido para el establecimiento del fuerte. Allí levantaron sus toldos y, como se encontraban “en territorio de indios, y que hace cinco meses han arrasado a Patagones”, procedieron a zanjar el recinto y a emplazar en sus esquinas las cuatro piezas de artillería.

Muy pronto, ante las penurias que debieron soportar, sobre todo la escasez de alimentos, la gente se sublevó y, aunque Jones logró dominar el levantamiento, debió desprenderse de parte de ella, devolviéndola a Patagones. No obstante se exploró la región: hacia el Norte, hasta la península Valdés hacia el Sur, hasta las inmediaciones de Punta Tombo, y hacia el Oeste hasta las serranías de Utak; pero del ganado salvaje que debía ser la base económica de la empresa, solo encontraron “miles de osamentas, pero vivos no han visto más que una pequeña puntita”.

Con esas desalentadoras noticias el presidente de la Sociedad, Daniel Gowland, informó al Gobierno el 5 de febrero de 1855, que “la empresa del Chubut no ofrece los alicientes que en un principio la animaron, ha resuelto disolverse y retirar las personas que por su cuenta fueron a la exploración”. El 22 de marzo llegó el Explorador al río Chubut llevando esa noticia que Jones ejecutó inmediatamente.

Con fecha 29 de mayo de ese año, el Jefe del establecimiento del Chubut, Enrique Líbanus Jones comunicó al gobierno de Buenos Aires “que en 22 de abril se retiró del Río Chubut, en consecuencia de la orden superior que recibió de fecha 5 de febrero último para despoblarla. Que ha dejado izada la bandera del Estado en señal de haber tomado posesión de aquel territorio”.

Así terminó, después de seis meses de iniciado, este valiente intento colonizador del Potrero de las Lagunas; pero allí quedó izada la bandera nacional, como testimonio de que no se abandonaba el derecho de posesión sobre aquellas tierras.

Diez años más tarde, en 1865, cuando ya venía en viaje el primer grupo de inmigrantes galeses, el ministro del Interior, Dr. Guillermo Rawson, pidió al de Guerra y Marina que designe a la persona, que por orden del Gobierno haga entrega formal de las tierras, a los colonos y fije “una bandera argentina en el lugar donde se levantará el edificio provisorio que ha de servir de habitación y oficina a la autoridad permanente de la colonia”.

Fragmento del libro Patagonia Azul y Blanca, de Clemente Dumrauf.

 

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