miércoles, 12 de marzo de 2025
La hermandad entre residentes chilenos y argentinos se concreta en la vida cotidiana en la participación activa en las instituciones intermedias.

 

Más allá de las diferencias políticas entre los gobiernos y de los propósitos integradores del Proyecto Bioceánico, los chilenos y argentinos de la Patagonia protagonizan la integración concreta a través de encuentros culturales, turísticos y familiares. Ambos tienen los mismos reclamos que hacer a los gobiernos nacionales respectivos.

Aquí, en Comodoro Rivadavia, los chilenos que soportan el peso del desarraigo y la discriminación, intentan superarla día a día a través de los vínculos que se establecen entre vecinos e instituciones. A la hora de integrar una comisión vecinal o una cooperadora es colar, ahí están codo a codo con los hermanos argentinos.

La hermandad latinoamericana

El 2 de abril de 1982 el país se despierta conmovido por la noticia: tropas militares argentinas ocupan las islas Malvinas. Hay muchachos de Comodoro Rivadavia que están incorporados a las fuerzas armadas, entre ellos Mario Almonacid y Manuel Bórquez. Tienen 18 años, los dos integran el grupo que toma la isla Georgia, son hijos y nietos de chilenos. Manuel es herido y Mario muere en nombre de la Patria.

En Comodoro Rivadavia los primeros en movilizarse en adhesión a la recuperación de las islas son los chilenos. Se reúnen en la asociación vecinal del barrio Pietrobelli, allí hacen unos carteles y bajan al centro de la ciudad. El mismo día organizan el Centro de Residentes Chilenos que tiene como fin juntar ropa y medicamentos para los soldados, también para juntar dinero y aportar al Fondo Patriótico.

Un artista chileno junta manos para pintar un gran mural callejero en la pared de la sede vecinal. La solidaridad y hermandad entre los dos pueblos es tema y motivo para expresar el amor a esta tierra.

Una vez pasado el conflicto y cuando el hospital Regional necesita la colaboración de los vecinos, los residentes chilenos organizan importantes festivales artísticos para recaudar fondos a beneficio del Elefante Blanco, el hospital que presta servicios a toda la comunidad sin preguntar el origen.

Junto a otras asociaciones

La asociación civil “Centro de Residentes Chilenos” es reconocida y respetada por toda la comunidad.

En 1987, se suma a la recién formada Comisión de Comunidades Extranjeras y participa en las actividades que organizan para conmemorar el Día del Inmigrante; sin embargo y aunque se trata de la colectividad más numerosa en Comodoro Rivadavia, tiene dificultades para sumar manos al trabajo común.

En su mayoría siguen siendo gente pobre, tímida para participar en entidades, no en balde pasaron tantos años de discriminaciones y culpas ajenas.

En 1996, un grupo se separa y funda la asociación civil “Hermandad Chile Argentina” -actúa sólo un año-; “podría haber cuatro o cinco asociaciones, por la cantidad de chilenos que hay en Comodoro, pero deberían estar conectadas, compartir objetivos, pero… en fin”.

La integración

La asociación que los representa en la Federación de Comunidades Extranjeras se afianza y crece para ofrecer servicios a socios, aunque apenas son un puñado de hombres y mujeres que trabajan por el bien común de chilenos y argentinos.

Fragmento del libro “Crónicas del centenario”

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